jueves, 26 de agosto de 2010
TOCAMOS FONDO
YA TOCAMOS FONDO; ¿Y AHORA QUÉ?
Estábamos preocupados…la veíamos venir pero, y como de costumbre, preferimos esperar a que se llegara a un estado de cosas que hiciera necesario el manotazo de ahogado que nos permita subsistir. Ahora los legisladores están en una suerte de estado de alerta y movilización como si se tratara de los muchachos del Polo Obrero. En su momento le anticipé que solo un Gobierno inspirado en la convicción de la perpetuidad, puede tan livianamente involucrarse en constantes y gravísimos hechos de corrupción…¡cagarse en su cara y en la mía, si prefiere!; llevarse por delante la Constitución Nacional, en tanto no le anime la idea del totalitarismo; el mismo que tanto repudiamos y en el que vemos inmersos a países hermanos. Para el Gobierno, el destino del pueblo puede jugarse como si se tratara de un partido de truco y entonces, “perdido por perdido”, nos canta la “falta envido” del desenlace anticipado. Porque más allá de lo que algún trasnochado encuestador informe, saben que si de voluntad popular se trata, las elecciones del 11 de diciembre del 2011, marcará el último hecho político que les tenga por protagonistas oficiales. Nos esperan días aciagos, no lo dude. Vinieron por todo y no se resignarán a quedarse sin nada, menos aún, a riesgo de purgar en la cárcel de la justicia, la comisión de tantos delitos de “lesa Patria”. Ya fueron por Fibertel; van por Papel Prensa – Clarín y La Nación – so pretexto sostenido en el argumento o el testimonio falaz. ¿Acaso debamos volver a congregarnos frente al Cabildo para saber de qué se trata?. ¡No!, perdone; en el Cabildo solo descansan los fantasmas de algún patriota y quienes fueran delegados de la Corona. Y entonces, el todo vale que siempre les ha animado, dará paso a la duda del interrogante. Los derechos de quienes piensan distinto – sus enemigos – seguirán durmiendo en la letra muerta de la Carta Magna. Ud. y yo, asistiendo inertes a semejante ultraje, el más grande que recuerde la historia trágica del país, algo que evidentemente nos ha importado y nos importa tres carajos. Preferimos dar rienda suelta a nuestra indignación, en la charla de la confidencia que solo le hacemos a ese amigo que sabemos incapaz de traicionarnos o al desconocido de la charla eventual, temerosos de pasar a engrosar la lista permeable de “esos enemigos”. Preferimos aferrarnos a la muerte agónica, o formar parte de esas almas en pena que vagan sin rumbo y sin destino, a través del camino vergonzante de la complicidad por omisión.
Ricardo Jorge Pareja
parejaricardo@hotmail.com
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