viernes, 26 de noviembre de 2010

INESTABILIDAD EMOCIONAL




Avanzará el ideologismo de la mano de Cristina y con ello crecerán los problemas. Estos en vez de superarse, se incentivan en todos los frentes. Respaldo empresario para la candidatura de Sanz en el radicalismo. Preocupa la estabilidad de Cristina. El procesamiento de Pedrazza y la lucha interna en la CGT donde la derecha busca un liderazgo firme que se demora.

Por Carlos Manuel Acuña

Quienes crean que las lágrimas vertidas por la presidente Cristina Fernández en diversos actos públicos y en particular durante la conferencia de prensa realizada ayer se deban a su dolor de viuda reciente, se equivocan de medio a medio. También quienes menos condescendientes sospechen que se trata de un acto teatral para convocar simpatías y con ellas intención la de votos, también. La verdad, sostienen quienes conocen la intimidad del poder, es que las lágrimas son nada más que una expresión sincera de inestabilidad emocional dictada por los ansiolíticos que le suministran a la Presidente a los efectos de que pueda desempeñarse en público de manera más o menos aceptable y sin decaimientos. La idea de los colaboradores más íntimos es que Cristina debe llegar con una imagen cómoda al 2011, pero el proyecto es más ambicioso pues apunta a que la señora de Kirchner esté en condiciones más o menos reales de competir para una renovación presidencial tal como le dicen cálidamente al oído.

Es que los empeñados en esta ambición política saben que para conservar su impunidad y evitar el ingreso a la peligrosa rueda pública de acusaciones por corrupción, deben conservar a una Cristina en la plenitud del poder o al menos lograr que éste sea lo suficientemente poderoso como para negociar un futuro sin problemas o sólo con problemas menores. En las entrañas de la vida política existen estas cosas, estos temas y estos objetivos menores que generan hechos ajenos a las profundidades del pensamiento, de las ideas o de las ambiciones positivas para el ejercicio de la política. Esto no es privativo del Frente para la Victoria pues existe en el seno de las distintas estructuras políticas que compiten por el poder en esta Argentina decadente y casi sin posibilidades. Por ejemplo, podemos hablar de la Unión Cívica Radical donde una de sus principales figuras como es el Sr. Sanz, goza del respaldo de una de las principales empresas del país que ha sido perseguida en los últimos tiempos por el difunto Néstor Kirchner. Esto que dejamos dicho no lo hacemos con tono de censura sino de registro de una realidad que nos dice que la política expresa en la cúspide la lucha y la defensa de intereses que cuando son legítimos, se desenvuelve con esa tonalidad beneficiosa que rigió en los viejos tiempos de la Argentina que crecía. Sólo lo mencionamos como una constatación de la realidad que nos permite hacer comparaciones en otros ámbitos. Entonces, continuaremos con lo que ocurre en los alrededores de quienes influyen o deciden en la Casa Rosada o en la Quinta Presidencial de Olivos y que ahora están empeñados en lograr una suerte de acuerdo social para superar o disimular la crisis que ya ha comenzado a manifestarse. Los empresarios no acompañan esta iniciativa que aprecian confusa y la inflación, acompañada por la expansión de la base monetaria en un 30 por ciento gracias a los esfuerzos de la señora Marcó del Pont por emitir billetes en una carrera desenfrenada y peligrosa para la economía del país, ya es uno de los factores principales de la inquietud del oficialismo más o menos responsable. Esto es así porque si se dispara el costo de vida como todo la indica, también desaparece la posibilidad de la reelección y por ende de la estabilidad social.

Cristina Fernández... ¿sabe de éstas cosas? ¿Sabe lo que sucede en las entrañas de su gobierno...? Aparentemente tiene una sospecha o una idea más o menos vaga acerca de las consecuencias que pueden generarse, lo que explica su rostro severo cuando aparece en público. De lo que sí ha sido informada con precisión es que en el seno de la CGT se libra una verdadera lucha como la que existió en los setenta. Por un lado, lo que podemos definir como la derecha sindical, busca un liderazgo para cumplir con su rol político. Esto es así porque una figura importante como es el Sr, Pedrazza se apresta a ser indagado por una jueza que está en sus antípodas ideológicas, aunque esto no admite que prejuzguemos sobre su comportamiento en el espinoso asunto que también lo comprende al secretario general de la entidad, Hugo Moyano, quien ha visto desmoronarse su prestigio -si es que tenía alguno- cada vez más rápidamente. Moyano es concebido por los justicialistas y los gremialistas, como un salvavidas de plomo lo que no impide que el camionero ya esté en plenas negociaciones para evitar su enjuiciamiento por los remedios truchos. Caso contrario y tal como lo comentamos con anterioridad en estas mismas columnas, deslizó que hará lo imposible por sortear esta adversidad lo que únicamente podrá concretar mediante acciones de fuerza que paralizarían la vida económica, social y política de la Argentina hasta que se encuentre una eventual salida al conflicto en ciernes. Que podrá hacer después de un acto de tamaña dimensión sólo él puede saberlo.

El enredo judicial que mezcla este asunto con el escándalo del ex secretario de Transporte Jaime -escándalo que crecerá con el correr de los días- forma parte de los dolores de cabeza que acosan al ministro De Vido que quedó envuelto en esta trama junto con otros funcionarios. El problema mayor desde el punto de vista de Cristina, es el fortalecimiento de la imagen de corrupción que ofrece su presidencia, aun cuando una buena parte venga por herencia de su marido. Llega Diciembre y se aproxima la feria judicial que comienza el 1° de enero, lo que da un cierto respiro a Cristina y sus colaboradores. Así, en los próximos días la Presidente debe tener resuelto el reemplazo de su ministro de Planeamiento por el embajador en España Carlos Bettini, al que nos hemos referido reiteradamente. Ahora Bettini aceptaría este desafío pero en sus valijas trae otros problemas que están relacionados con las investigaciones judiciales que han cruzado las fronteras y traerán aparejadas más conflictos. Estos son concurrentes con las protestas de quienes conforman el aparato del poder partidario del Frente para la Victoria que hoy por hoy apunta hacia el extremo contrario. Estos dirigentes -por así llamarlos- llegan a Olivos a fin de mes en busca de los habituales respaldos que recibían en vida de Néstor Carlos, pero lo interesante es que los guarismos parece que han sido modificados en desmedro de sus intereses, lo que acrecienta las inquietudes internas, pone en dudas las fidelidades e incentiva las traiciones, mientras todos se dedican a lograr la información que sobre estos asuntos conserva en parte quien fue secretario privado de Kirchner, el Sr. Núñez, quien guarda celosamente la libreta o cuaderno donde constan los acuerdos de entregas y retiros.

Por cierto, esta breve descripción del escenario por el que transita el oficialismo no se agota con lo que dejamos dicho. La carga de problemas desborda los límites de un artículo pero también nos permite aceptar lo que consignamos en el título para la entrega de hoy. ¿Cómo no vamos a entender la inestabilidad emocional de Cristina y el consecuente consumo de ansiolíticos? Pero esta comprensión nos aleja de otro punto de vista y es el que se refiere a la necesidad de que un presidente de la República debe desempeñarse con serenidad y firmeza, alejado de los ideologismos que reverdecen intensamente y que sin duda, signarán lo que pueda ocurrir más adelante.

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