domingo, 21 de noviembre de 2010

LA CAMA REDONDA


Kirchnerismo bonaerense: ¿Habrá una mesa con Aníbal Fernández, Kunkel, Domínguez y Randazzo?


Los bonaerenses del FpV aguardan que la Presidente oficialice el equipo que reemplazará políticamente a Néstor Kirchner. Con un PJ desordenado, y temores por falta de garantías, se comienza a desatar la interna oficialista. Aparecen, además, los disidentes y transversales.

Los jefes territoriales del PJ miraban con desconfianza los esbozos de la futura estrategia electoral elucubrada por Néstor Kirchner en la Provincia, cuando les estalló, sin aviso, la fatal noticia. El jefe había fallecido. Se fue sin más despedida que sus propias obsesiones.

Retener la presidencia era una de ellas. Para esto, todos sabían que no escatimaría recursos. Aun cuando alguno de estos podría no convenir a los caudillos provinciales. Sucede que Kirchner sabía que para ganar debía obtener el mayor porcentaje en el Conurbano. Y en eso estaba.

Ahora, todos aguardan las novedades que deberá acercar la Presidente, Cristina Fernández, ubicada en la jefatura política del kirchnerismo.

En lo inmediato, todos los dirigentes del PJ oficial coinciden en apoyarse en el impulso popular que la viudez otorgó, como una tregua, a la señora Kirchner.

Aguardan, entonces, que la mandataria oficialice el equipo que tiene preparado para negociar los futuros acuerdos y entramados territoriales para la campaña 2011.

Consultadas varias fuentes del Gobierno nacional y dirigentes de la Provincia, se supo que la mesa chica encargada del trabajo territorial dentro del PJ estará conformada por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

El quilmeño operará fundamentalmente en el Gran Buenos Aires, terruño que conoce con precisión. Su despacho funcionará como un receptáculo de encuentros con miras a un armado ganador. Aseguran que pasarán por esas oficinas dirigentes de todos los colores partidarios.



El ministro del Interior, Aníbal Randazzo, será otro de los laderos de la Presidente en la Provincia. Con menos compromisos de gestión que Aníbal, el funcionario de Chivilcoy podrá aprovechar la gimnasia adquirida en los tiempos en que recorría el territorio con el armado del felipismo.

El titular de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, será otro del equipo. Tendrá un rol acotado al interior de la Provincia, región donde para muchos es un referente.

Juan Manuel Abal Medina, secretario de la Gestión Pública nacional, es uno más de los elegidos. Si bien no tiene experiencia territorial fuerte en el distrito bonaerense, el joven politólogo posee una cercanía envidiable con la Presidente.

Poco antes de que Néstor Kirchner comenzara con sus problemas de salud, el funcionario, de apellido histórico en el peronismo, había empezado a introducirse en el PJ bonaerense.

El diputado nacional Carlos Kunkel también tendrá su rol de operador, especialmente en el primer y segundo cordón del Conurbano. Su lealtad con Kirchner y su experiencia en las roscas partidarias lo ubican como uno de los armadores.

Finalmente, se ubica en el centro del equipo el hombre que desde 2003 ocupa la secretaría Legal y Técnica, Carlos Zannini.

El funcionario fue el primer nombre que se barajó, desde las primeras horas de luto, para conformar el grupo de confianza.

Zannini tiene entre sus cualidades la absoluta confianza de la Presidente, desde los tiempos en que, junto a su esposo, soñaban con conquistar la jefatura de Estado. Es uno de los ideólogos del proyecto kirchnerista, un funcionario de comprobada lealtad y, sobre todo, un hombre muy discreto y de bajo perfil. Salvo escasas declaraciones públicas, su función se vincula más con el armado en las sombras que con las exposiciones de tipo mediático.

Sin integrar este grupo, aunque con un rol preponderante, se encuentra Daniel Scioli. El gobernador de la provincia de Buenos Aires será el encargado de mediar con los intendentes, una función que, si bien ya venía ejecutando, deberá adecuar ahora a la nueva jefatura única de Cristina.

Su relación con la Presidente es algo mejor de lo que se suele mostrar, aunque es claro que el timonel del ejecutivo bonaerense no integra el círculo de amistad de la primera mandataria nacional.

Era predecible que Cristina Fernández iba a empezar a gestar su propio armado teniendo como base la nueva coyuntura que la encuentra sola, y a cargo de toda la estructura kirchnerista.

Los elegidos son personas de reconocida experiencia, y de buena recepción en la Provincia. El problema es que estos dirigentes no pueden por sí solos otorgar las garantías que destilaba Kirchner.

Tampoco se puede decir, más allá de las lealtades, que sus promesas, sus estrategias y sus armados sean la palabra directa de la Presidente.

Sobre todo porque cada uno de estos funcionarios tiene su propia ambición personal que, en el cambiante escenario del país, puede chocar contra algunos intereses de los “compañeros”. “Cristina tiene que ser la candidata en Nación y Daniel en la Provincia”, aseguran muchos intendentes en voz alta. Pero, a partir de ahí, todo es incógnita.

No está claro si estos funcionarios podrán cerrar los acuerdos que había pensado en su cabeza Néstor K. Si podrán, además, contener los recelos que comienzan a mostrarse en el PJ provincial.

Tampoco está claro qué harán con los disidentes. Más allá de los nombres que se proyectan a nivel nacional, como el caso del senador de Santa Fe Carlos Reutemann, en la Provincia existe un núcleo de peronistas anti K, que ofrecen una buena porción de votos en el Conurbano. “Esa dote no es para despreciar, pero hay que ver cómo se van a sumar, porque todos queremos cuidar nuestra intendencia”, expresa, en reserva, un jefe comunal de la Tercera sección.

También será importante ver qué lugar se le dará a Hugo Moyano, a quien por estas horas se lo quiere mudar de la presidencia del justicialismo provincial.

Los caciques del Gran Buenos Aires buscan aprovechar la ocasión para desplazar a un gremialista que les genera más desconfianzas que lealtades. “Deberíamos organizarnos de manera tal que pudiéramos contener electoralmente a la multitud que fue a despedir a Néstor”, reflexionan en el kirchnerismo. Aunque no están seguros de que las internas que empiezan a desatarse logren garantizar este deseo. (Latecla.info)

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