martes, 30 de noviembre de 2010
TILINGA PIRADA
¡SEÑORA!, EN WASHINGTON ESTÁN PREOCUPADOS POR SU SALUD MENTAL… ¿Y A MÍ QUÉ?
¡Como se lo digo, señora!; es más, hablan de “bipolaridad”. El trastorno bipolar, es una psicosis maníaco-depresiva, que se caracteriza por la alternancia de períodos de euforia y excitabilidad, manía, y períodos de depresión, donde el paso de un estado a otro puede ser abrupto.
Le digo que la cosa es para no inquietarse demasiado. Santiago Kovadloff, ensayista, traductor, poeta y antólogo argentino. El personaje, cuenta con un bagaje de títulos y honores que me relegan a la condición de “microbio”, y actualmente se desempeña como profesor de filosofía y conferencista. Y en más de una oportunidad ha hecho un minucioso repaso sobre su patología y la de quien en vida fuera su esposo, siendo mucho más cruel en sus argumentos.
Por otra parte, la bipolaridad, es un trastorno que a “ojo de buen cubero”, debe padecer no menos del 60 o 70% de nuestra población. A modo de ejemplo, le puedo citar dos casos, uno de los cuales le rozará más que íntimamente. La muerte de su esposo… ¿está muerto verdad?, a quien en vida eran pocos los que no le reputeaban, y a quien luego de su muerte, confío en que así sea, esos mismos callan quizá por una simple cuestión de respeto, o le confieren la calidad de “prócer”. La otra cita ya es más vulgar y hasta cotidiana; hasta hace unas tres fechas atrás, los jugadores de Quilmes -le estoy hablando de “Fulbo”-, prácticamente quisieron ser linchados por algunos “simpatizantes”, debido a los magros resultados obtenidos. Debieron soportar importantes daños en sus vehículos particulares y frentes de sus casas. Bastó con que ganaran dos partidos para que la cosa se revirtiera y ahora prácticamente se les considere “héroes nacionales o cuando menos quilmeños”, ¿se da cuenta señora? Y con esto le quiero decir que la “bipolaridad” es como que “casi nos pertenece”, y entonces, Ud., nos representa cabalmente.
Así la cosa no venga a cuento, señora, me permito preguntarle si los restos de quien en vida fuera su esposo, fueron cremados, o descansan en alguna bóveda familiar, tierra o nicho. Y le hago la pregunta, porque algunas malas lenguas andan sugiriendo la posibilidad que esté vivo, ¡Dios no lo permita! Y digo Dios no lo permita, porque se trataría del fraude más grande que registre la historia Universal , y modestamente creo que deberíamos procurar pasar un poco más desapercibidos, cuando menos respecto a hechos más que avergonzantes y descalificadores. Por otra parte, Ud. sabe perfectamente bien como funciona “la chusma”, -gente soez y vulgar- que se entretiene haciendo circular cuanta dañina fantasía se les ocurra, de la que luego se hace “eco”, otra gente no tan soez ni vulgar, en este caso, debido a esa famosa frase: “ver para creer”.
Ricardo Jorge Pareja
parejaricardo@hotmail.com
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