jueves, 18 de noviembre de 2010
NO SE ACABÓ LA RABIA
MUERTO EL PERRO
NO SE ACABÓ LA RABIA
Por carlos Manuel Acuña
El título que elegimos para el comentario de hoy figura en varias paredes de la Capital Federal y seguramente se repetirá en otras ciudades del interior. Su sentido tiene un hondo contenido político y alude a la orientación de la actual etapa de la decadencia argentina, ahora liderada por Cristina Fernández de Kirchner. Quienes creyeron que con la desaparición de Néstor ya ingresado en la misteriosa mitología argentina se modificaría el rumbo impuesto al país, se equivocaron medio a medio. Antes de volver sobre este asunto diremos que esa misma mitología comienza a exigir más información acerca de como fue el descenlace previo a la muerte célebre ocurrida en El Calafate y los nombres de quienes intervinieron en ese suceso, actitud que forma parte de las sospechas que crecen y crecen para acompañar la crisis en que está sumida la República.
Ahora vayamos a lo nuestro no sin evaluar que el tema que acabamos de mencionar posiblemente ocupará las próximas inquietudes ciudadanas, aunque tal vez sea un motivo de distracción para apartar los temas centrales que tanto preocupan. Entre esos temas está la inquietud sobre cual es el pensamiento de la presidente que por el momento eligió desempeñar el papel de viuda doliente sin dar mayores pautas ni orientaciones acerca de los temas fundamentales. El anuncio sobre el Club de París es una excepción relativa, pues constituye la repetición de uno anterior efectuado sin mayor éxito hace dos años. Esta vez, si las negociaciones son exitosas, servirán para alegrarlo muy especialmente al ministro Julio De Vido habida cuenta que se espera que con esta medida la Argentina pueda obtener créditos internacionales destinados preferentemente a realizar obras públicas de importancia que, entre otras cosas, servirán para aumentar las fuentes de trabajo tan necesitadas en la actual emergencia. También para jugosas licitaciones y favores tácticos que servirán de ayuda en los momentos difíciles.
Pero esto es nada más que uno de los factores del escenario. Cristina está decidida no sólo a mantener la línea política de su marido, sino que apunta a profundizarla mediante una tolerancia a la presencia cada vez más incentivada de izquierdas militantes. De allí el temor a que desde ese ángulo ideológico las cosas se desmadren y se sumen a los frentes opositores que cada vez más y más atosigan y censuran la acción de gobierno. Por el momento, Cristina parece no darse por enterada aunque la procesión marche por dentro y la confundan en su discernimiento. La presidente quiere imponer su propia línea política pero aún no tiene definido el camino que debe seguir. Por eso gana tiempo con la demostración de una organizada tristeza como acaba de ocurrir en un acto público donde llegó a verter algunas lágrimas. La idea es ganar tiempo, observar quien adquirirá mayor fuerza dentro del Justicialismo y considerar posibles alianzas o acuerdos con otras corrientes más o menos próximas. La idea es cuerpear las dificultades, llegar a fin de año, aprovechar las fiestas con esa finalidad y utilizar la quietud política que ofrecen los meses veraniegos. A continuación, el proyecto presidencial consiste en una parcial modificación del gabinete, recostarse sobre aquellos más fieles que respondan a su ideología - Zannini, Parrilli y Kunkel dentro de los más significativos - acentuar un perfil más progresista, aceptar los consejos de Horacio Verbitsky quien recuperó su capacidad de influenciar e internacionalmente mantener los vínculos con Hugo Chávez pese a al crecimiento de los graves problemas que aquejan a su fracasado gobierno del Socialismo del Siglo XXI.
Mientras tanto y con la finalidad de acentuar el perfil de su gestión, se incentivará una promoción de la memoria de Néstor Carlos mediante homenajes y bautismos de lugares emblemáticos que llevarán su nombre. En otro orden de cosas, la presidente avanzará sobre las instituciones tal como lo hizo su marido hasta el último día de su vida. Así, continuarán los juicios contra militares y todos los identificados con la Guerra Antirrevolucionaria que son víctimas de procesos, proseguirán los negocios discutibles, los favoritismos empresarios y se pondrá empeño en recomponer el esquema de beneficiarios de la famosa caja. El único problema es que no está Néstor para dar órdenes e imponer el miedo como sistema, ni para darle un ritmo especial al proceso político con previsiones respecto de los pasos por seguir. El vacío dejado por el santacruceño impone condiciones especiales al derrotero institucional y esto produce grandes interrogantes, especialmente cuando están en pleno proceso de organización movilizaciones urbanas de las izquierdas más activas con sus reclamos, cortes y alteraciones de la vida pública. ¿Por que lo tolerará Cristina?, ¿Por que lo buscará de exprofeso? ¿Quienes son los verdaderos asesores para desplegar estos actos en ciernes? La convocatoria a seis mil hombres de la Gendarmería Nacional está limitada al Gran Buenos Aires, con seguridad la principal fuente de conflictos, pero los hechos que se esperan ocuparán otros territorios, algunos alejados entre sí lo que hará más difícil el control de los desórdenes que se esperan. ¿Y ha que apuntará el resultado estratégico de estos sucesos posibles? Por hoy dejemos las respuestas en el aire y esperemos que los acontecimientos lleguen con sus mensajes indicadores de lo que sucederá.
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