martes, 16 de noviembre de 2010

ORGANIZACIÓN INTERNA


EL PROBLEMA ES CÓMO LOGRAR LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA INTERNA

Por Elena Valero Narváez (*)

Después de la muerte de Néstor Kirchner muchas cosas se han desdibujado hasta el punto de que no podemos ver claramente ni siquiera el futuro político próximo. De lo que estamos seguros es que ha quedado incólume la CGT, institución que continua siendo la fuerza política más importante.

Cristina, a pesar de tener muchos puntos débiles, continúa con el apoyo de Moyano y es previsible que lo siga obteniendo. Existen demasiados compromisos que los unen y, evidentemente, aunque se haya muerto su marido, quien podía contenerlo mejor, Cristina necesita imperiosamente el sostén de Moyano y sus bases, capaces de parar el país en cuestión de horas.

Este binomio se vuelve poderoso porque se le une la estructura general del Estado. Los sindicatos son mucho más fuertes que los partidos desde su creación. Mueven fortunas por lo que aumenta el vigor de ésta fuerza política de primera magnitud.

El problema principal de la Argentina es la organización política interna. Esto, como lo vemos, descarnadamente, tras la muerte de Kirchner, trae enormes tensiones. Cristina, sin él es más débil, y eso se nota: desde Seúl dio las órdenes pero hay divisiones y peleas dentro del oficialismo que hubieran sido contenidas por el ex presidente.

Además si bien los sindicatos son reconocidos, incluso por funcionarios del gobierno, como su principal apoyo, constituyen la parte mas podrida de nuestra sociedad: matones, mafiosos, fuerzas de choque se desempeñan a las ordenes del mejor postor.

Los líderes sindicales se han constituido en una especie de monarquía: muchos duran 30 años en sus puestos y las familias se perpetúan en el poder.

Lo cierto es, que la dependencia mutua entre el jefe de la CGT y el Gobierno, está haciendo perder a la Argentina la institucionalidad liberal que logró instaurar en 1983 cuando los argentinos dijeron basta a la violencia. Se va a continuar atacando a la judicatura, comprando jueces y legisladores, persiguiendo a los diarios opositores y adquiriendo canales de televisión. Basta escuchar el tratamiento que se le da a las noticias para saber que la mano invisible del gobierno anduvo haciendo de las suyas.

Por otro lado, la ciudad de Buenos Aires es atropellada todos los días por los sindicatos, el teatro Colón recién refaccionado está imposibilitado para funcionar también innumerables servicios como lo muestra Aerolíneas, dominada por más de 15 sindicatos. Los maestros han estado de vacaciones buena parte del año cortando calles y dando un ejemplo lamentable a la ciudadanía.

La firma SODIMAC fue la última víctima de la presión del gremio de Moyano para reclutar trabajadores de otros gremios en vez de pedir mejoras o mejor calidad de vida en el trabajo. El líder de la CGT actúa como si el país fuera su estancia. Hace y deshace.

Los empresarios se dividen en dos: por un lado están los ligados al gobierno con el cual realizan negocios y rechazan la apertura económica que promueve el mundo desarrollado. Por el otro, los que no tienen privilegios y se sienten castigados por un trato desigual. Apuntan, por ello, al gobierno: desean que disminuya el gasto público que genera inflación para que se pueda reducir la presión impositiva que les traba la producción y la productividad.

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, acusa al empresariado de generar inflación por la suba de precios sin considerar el gasto del Gobierno financiado con emisión. También quiere como otros miembros del gobierno, hacer creer que es mérito propio el repunte de la economía robándoselo al campo y al valor de la producción agro-ganadera.

Mientras, los asalariados, a pesar de las declaraciones del ministro de economía en contrario, ven depreciados sus salario por lo cual graves serán los problemas cuando comience la puja distributiva en el próximo año. Moyano será cada vez más indispensable para Cristina.

A este panorama se suman las denuncias de 12 diputados por presiones y ofertas del oficialismo para facilitar la aprobación de un presupuesto que oculta excedentes de alrededor de 40.000 millones de pesos recurriendo a la subestimación del índice inflacionario. Dañan a la “Ley de leyes” con mentiras y corrupción. Aprobar el presupuesto es prioritario para el gobierno. Les da una suma enorme de dinero de la cual no deben dar cuenta para gastar en, la cada vez más próxima, campaña electoral.

¿Qué esperanza de cambio nos queda ante la visión de un país donde todo menos el campo va mal? Creo que las causas judiciales, que involucran a Moyano y a miembros del gobierno, incluida la presidente, hacen que la gente tenga conciencia de que existe una mafia sindical ligada al gobierno que pone a la Argentina al borde de perder la institucionalidad democrática.

También, si el próximo gobierno es otro que el actual, y decide, con el apoyo de la oposición, a no ceder ante los constantes reclamos sindicales, podría comenzar a cambiar la situación. España y Francia lo están intentando con bastante éxito aunque, en el caso de Francia, los reclamos sindicales son apoyados por estudiantes e inmigrantes, creando un contexto más complicado que el de España.

Dependemos de que aparezcan líderes valientes que se animen a decir la verdad sobre los problemas que nos afligen y que den respuestas coherentes para solucionarlos o morigerarlos. Creo que el actual presidente uruguayo es un modelo. Vio la realidad tal cual es y hoy defiende una política totalmente opuesta a la que sostenía cuando era joven guerrillero. Se anima a decir las cosas como son y a defender una postura que resume en “no engordar al Estado” para que Uruguay continúe por un camino de progreso.

Lo cierto es que se necesita de decisión política y de una ciudadanía que se harte de vivir sin orden donde las leyes no se cumplan generando el caos que sufrimos diariamente.

El resto es paciencia para luchar contra el sindicalismo peronista ortodoxo, último bastión por derribar si pretendemos fortalecer el sistema de partidos y mejorar la institucionalidad liberal que se fue imponiendo penosamente a partir de 1853.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo por gentileza de su autora, Elena Valero Narváez. (Autora de “El Crepúsculo Argentino” Lumiere. 2006)

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