sábado, 27 de noviembre de 2010

NO SE OLVIDEN DE KUNKEL

Investigación
Carlos Kunkel, una vida signada por la corrupción y las operaciones
MI PASADO ME CONDENA

Quizás, Carlos Kunkel pase a la historia más por el cachetazo que le fue propinado por Graciela Camaño que por sus propios méritos y deméritos en la política argentina. En realidad se trata de un hombre del que poco se sabe públicamente, a pesar de que insiste en mostrarse como uno de los más alcahuetes de la tropa kirchnerista.

¿De dónde salió este hombre? ¿Qué antecedentes posee en la política?

Lo que se sabe es que, a principios del gobierno de Néstor Kirchner, en el año 2003, Kunkel fue nombrado subsecretario de Presidencia de la Nación y rápidamente supo ubicarse como una de las espadas más importantes del ex Presidente de la Nación.

Sin embargo, su carrera política anterior es digna de contarse, ya que está signada de escándalos y corrupción. Su primer indicio aparece en el año 1987, cuando Kunkel apareció como “asesor” en el gabinete provincial del entonces gobernador Antonio Cafiero, con el único antecedente de haber militado en la agrupación Montoneros en los años 70. Luego, a partir de los años 90 y hasta 2001, ocupó diversos cargos en el gabinete municipal de Florencio Varela.

Allí, Kunkel hizo varios “negocios” en su propio provecho. Entre otros, hacer firmar un contrato a la municipalidad de Florencio Varela con una empresa de su propiedad —la constructora Podic— para hacer onerosas obras en la zona.

A pesar de que hoy en día trata de aparecer como una persona honesta, Kunkel no puede explicar cómo entre los años 1997 y 1998 —siendo funcionario— compró tantos campos en la localidad de Bragado, amén de una quinta en la calle Islas Orcadas de Florencio Varela y varias camionetas 4 x 4.

Más grave aún es que algunas de las propiedades que el funcionario compró en esa localidad fueron adquiridas de manera inmoral, ya que gracias a su cargo tomó conocimiento del trazado de la autopista Presidente Perón y con ese dato en la manga presionó a algunos vecinos para le que vendieran sus bienes a precio irrisorio.

Tal cual relató Tribuna de Periodistas en el año 2004, en el Juzgado Nº 13 de los Tribunales de Lomas de Zamora Kunkel perdió un juicio por la escrituración de uno de esos campos luego de haber intentado varias jugadas sucias, una de ellas la de presentar como testigos a sus propios empleados.

Otro de los reveses que sufrió el subsecretario de Kirchner en la causa se dio a la hora de pedir que declarara su antiguo jefe, el ex intendente de Florencio Varela, Julio Carpinetti.

Kunkel, confiado en la amistad que tenía con quien durante años lo había cobijado en su casa, no esperaba sufrir semejante despecho: Carpinetti confesó que Kunkel le había propuesto, sin demasiadas vueltas, el negocio de comprar en sociedad esos campos porque luego valdrían una fortuna. Un verdadero tiro por la culata.

Una de esas oscuras historias se dio en el paraje La capilla —altura Km.18 de Florencio Varela— hace varios años, cuando un hombre llamado Mario Santamaría compró unas tierras con el fin de instalar una tosquera camuflada como criadero de truchas.

Lo que nadie sabía es que Santamaría se había asociado con —el entonces funcionario— Kunkel y que, a cambio de una suma periódica de dinero, este le daría la protección que necesitaba para mover camiones de tosca sin que lo molestaran.

Un testigo de ese hecho aseguró oportunamente a quien escribe estas líneas que “en realidad la intención era vender la tosca a la gente que había ganado la licitación de la autopista pero como el tema no avanzó vendió la tosca en forma particular. Como a Kunkel se le terminó la cometa decidió no avanzar con el criadero de truchas”.

Agrega el testigo que “cuando Kunkel compró este campo en U$S 150.000.- libre de gastos, impuestos etc- estaba en cesación de pago”.



El creador de todas las conspiraciones



Carlos Kunkel ha sido el inventor de las denuncias más improbables de desestabilización contra el gobierno de Kirchner en sus comienzos. Conoció al ex Presidente en 1968, cuando los dos estudiaban en La Plata. Pero los roles, en aquella época, estaban invertidos: Kunkel era el líder de la agrupación universitaria en la que Kirchner empezaba su actividad política.

Dejaron de verse por muchos años, y recién se reencontraron en el marco del armado del Grupo Calafate, el embrión del actual kirchnerismo.

Kunkel supo ser uno de los “operadores” más importantes del presidente y uno de los pocos que goza de su total confianza y la de su esposa, hasta tal punto, que ocupaba una discreta oficina en el sector presidencial de la Rosada al lado de la de Cristina Kirchner. Recordemos que Kunkel fue jefe político del matrimonio Kirchner en la Juventud Peronista de los setenta, cuando todos estudiaban Derecho en La Plata.

En 2004, junto con Dante Gullo —también ex montonero y ex ARI, devenido en exitoso empresario de la publicidad vial—, lideró el llamado Grupo Michelángelo, una especie de "tanque de pensamiento" de los proyectos que tenía en mente Néstor K.

Esos datos fueron publicados por este periódico el 9 de junio de 2004, cuando nadie aún se percataba del poder del hoy diputado.

Hoy todos posan sus miradas sobre Kunkel por ser el emblema de la más encendida defensa de la corrupción kirchnerista, pero su poder es más grande del que se cree.

Quienes lo conocen, dicen que su gravitación es casi tan imponente como su fortuna persona.



Christian Sanz

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