jueves, 9 de diciembre de 2010

AGENCIA DE ACOMODOS


La Argentina que yo quiero - 09-Dic-10 - Opinión

LA NUEVA AGENCIA OFICIAL DE NOTICIAS

por Raquel E. Consigli y Horacio Martínez Paz

El señor Martín García, ultrakircherista, ha asumido días atrás la presidencia de la agencia oficial de noticias Télam.

García inició su gestión afirmando que en el plantel de la Agencia no quería periodistas profesionales sino militantes comprometidos. Lamentable actitud de un personaje que jamás pasó por una universidad para capacitarse, ni tampoco cuenta en su haber con una trayectoria periodística profesional que lo avale, sino que se ha destacado por su fanatismo propagandístico.

Su "declaración liminar" lacera a la gran cantidad de periodistas argentinos que desde hace décadas nos levantamos todos los días para cumplir con nuestro deber de informar y nuestro deseo de opinar libremente, sin censuras de ningún tipo, como debe suceder en una democracia adulta. Sin embargo, parece que al señor García ambas actividades le provocan urticaria.

Como siempre en este país, las cosas que pertenecen al Estado –y son por lo tanto sostenidas con recursos del erario público-, terminan siendo patrimonio del gobierno y utilizadas para sus fines, ya que se confunden maliciosamente ambos conceptos, sin importar el signo de la autoridad de turno.

Pasando a los hechos, el nuevo presidente de Telam nombró como gerente periodístico a Gabriel Fernández, quien exhibe un currículum "de peso" para semejante cargo: fue director de la revista chavista Question Latinoamericana, columnista de la también chavista Telesur y director del diario de las Madres de Plaza de Mayo.

En cargos claves fueron designados Marcelo Cena y Héctor Sánchez, vocero de Luis D'Elía el primero y periodista de la radio de las Madres, el segundo. A partir de ahora ambos se desempeñarán como jefes de la sección política, repartidos en diferentes horarios.

Es decir que García está logrando su objetivo, lamentablemente perimido, setentista, regresivo y confrontativo y, lo más condenable, carente del más mínimo vestigio de profesionalismo.

Telam suma además su división publicitaria. Toda la publicidad oficial que distribuye según capricho cifras millonarias, pagadas a costa de todos los argentinos, a los distintos medios de comunicación, debe pasar por esta agencia.

Un rápido repaso por las grandes agencias del mundo civilizado nos lleva a concluir que sólo los gobiernos autoritarios, del signo que sean, tienen o han tenido una “agencia oficial de noticias”. Las agencias líderes en el mundo son privadas, incluidas algunas que nacieron como oficiales en Europa por excusa de la guerra.

Además, en muchos de los países del primer mundo no existe la "publicidad oficial", o bien ésta consume apenas un mínimo porcentaje respecto a la Argentina, como es el caso de Francia, donde el gobierno informa sobre sus acciones y lo hace a todos los medios por igual.

Si el gobierno está haciendo obras en favor de su pueblo, éste las sentirá en carne propia, sin necesidad de gigantografías con el rostro del presidente o gobernador de turno, como si ellos sacaran el dinero de sus bolsillos para dar a unos u otros. Ni hablar de carísimas páginas en los diarios, ni del permanente machacar en la "televisión pública".

La agencia oficial Télam tiene una inmensa estructura de 700 empleados con sueldos elevados. Y, a todas luces, no es una entidad periodística creíble para nadie en el mundo, sino más bien el hazmerreír del periodismo universal, un elefante blanco costosísimo que nada aporta, salvo a la vanidad de algunos políticos argentinos.

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