jueves, 2 de diciembre de 2010
EL IMPERIO CULPABLE
Diplomáticos desnudos o “el Imperio es el culpable”
Desde hace milenios, diplomáticos y/o sus equivalentes han enviado a sus superiores información y opiniones, a menudo nada halagüeñas, acerca de las características personales de otros gobernantes, de suerte que nadie tiene derecho a sentirse sorprendido o indignado por el interés manifestado por los norteamericanos en las "psiques" respectivas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, su marido y demás integrantes del gobierno nacional.
Lo que sí ha motivado sorpresa legítima ha sido la difusión planetaria de una cantidad enorme –se habla de más de 250.000– de cables antes reservados del Departamento de Estado.
Aunque WikiLeaks no ha logrado copiar los documentos más secretos de la diplomacia estadounidense, los ya revelados han resultado contener materia más que suficiente como para provocar escándalos mayúsculos en docenas de países.
Es lógico: nos guste o no nos guste, las relaciones internacionales dependen en buena medida de la voluntad de los distintos dirigentes de ocultar lo que ellos, o sus representantes diplomáticos, realmente piensan de sus homólogos de otros países.
Es por eso que, según el diccionario de la Real Academia Española, "diplomático" puede significar "afectadamente cortés" y "disimulado".
Apenas un par de décadas atrás, sólo un ejército de ocupación hubiera estado en condiciones de apropiarse de 250.000 documentos reservados del Departamento de Estado, pero en la actualidad puede hacerlo un pequeño equipo de activistas pertrechados de computadoras no muy sofisticadas que están en venta en decenas de miles de comercios.
Para impedir más filtraciones, todos los servicios diplomáticos –y organizaciones militares, financieras o políticas– tendrán que invertir mucho dinero en programas informáticos defensivos más eficaces a sabiendas de que en cualquier momento un hacker podría penetrarlos.
Mientras tanto, es de suponer que tanto los diplomáticos como sus interlocutores hablarán con cautela extrema, negándose a formular declaraciones que podrían ocasionarles problemas si fueran divulgadas mundialmente.
Así, pues, lejos de ayudar a que en adelante quienes ocupan puestos importantes en los diversos gobiernos hablen de modo más franco y, dirían los partidarios de "la transparencia", menos hipócrita, muchos se sentirán tan cohibidos que se limitarán a susurrar banalidades.
Hasta ahora el gobierno norteamericano ha sido el blanco preferido de los ataques de WikiLeaks, acaso porque los involucrados entienden que sería literalmente suicida ponerse a revelar los secretos de la diplomacia, y ni hablar de secretos militares, de países como Rusia, China, Irán, Siria y otros que no están acostumbrados a permitir que nadie se entere de lo que dicen en privado sus representantes.
Con todo, además de mejorar sustancialmente los sistemas informáticos de reparticiones gubernamentales como el Departamento de Estado, los norteamericanos han dejado saber que contraatacarán acusando a WikiLeaks de cometer un "delito grave", lo que supone una decisión de llevarlo ante la Justicia , y también podrían calificarlo de "una organización terrorista" para entonces pedirles a sus aliados tomar todas las medidas correspondientes.
Asimismo, los norteamericanos podrían inundar internet de "revelaciones" falsas, sembrando de tal modo dudas en cuanto a la autenticidad de las filtraciones.
Es que, como ya es evidente, informar al mundo entero de que, por ejemplo, las autoridades sauditas han estado reclamando que Estados Unidos "cortara la cabeza a la serpiente" iraní cuanto antes, bombardeando sus instalaciones nucleares, puesto que la alternativa sería todavía peor, es de por sí sumamente peligroso, porque podría provocar una reacción violenta por parte del régimen teocrático de Teherán.
Aunque ya era de dominio público que Arabia Saudita y otros países árabes querían ver resuelto por los medios que fueran el problema planteado por las ambiciones nucleares iraníes, motivo por el que los sauditas estaban dispuestos a permitir que la aviación israelí disfrutara de un "corredor aéreo" sobre su territorio, confirmarlo de manera tan descarnada como acaba de hacer WikiLeaks habrá contribuido a desestabilizar todavía más una región que está crónicamente al borde de un estallido bélico en gran escala.
“Si a las tres de la mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por la ventana de la fortaleza”. Gral Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano 1810.
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