lunes, 6 de diciembre de 2010

ENCUESTAS DE VIUDA ALEGRE


OTRAS VOCES
Encuestas mentirosas

Hace semanas que venimos escuchando y leyendo notas periodísticas sobre el cambio operado en Cristina, que evidencia un modo más conciliador, alejado de las conocidas controversias, mientras explota a fondo el papel de viuda como principal virtud.

Admito que puedo equivocarme; no obstante, pareciera que estas informaciones intentan confundir a la ciudadanía.
La mayoría informa que, según las encuestas que anticipan el resultado, las elecciones fueran hoy, la presidenta ganaría en primera vuelta con una ventaja de hasta treinta puntos respecto de la medición del segundo.

Ocurre que las encuestas, para ser consideradas confiables, requieren ser realizadas en el momento justo, a fin de permitir sacar conclusiones acertadas y coherentes.
Si se pregunta a la gente a quién votaría para presidente un año antes de la elección, la gente no está pensando en elegir presidente en este momento en que la inseguridad y la inflación son la preocupación de la gran mayoría.

Pareciera que, con estas encuestas, intentan instalar un tema para el cual todavía falta un año, con el fin de tapar los grandes problemas de hoy en la Argentina, que son la inflación, la inseguridad y la corrupción que, paradójicamente, envuelve al gobierno nacional.

Entonces, lo que se diga acerca de que Cristina ganaría en primera vuelta si las elecciones fueran realizadas ahora no debe ser considerado como que así será lo que sucederá en octubre de 2011.

Esto sería similar a realizar una encuesta en un día de pleno sol y con treinticinco grados de calor preguntando sobre cuántos ciudadanos usan sobretodo y paraguas en el país. Más prudente y correcto sería hacer la encuesta en un día lluvioso y con baja temperatura, para comprobar realmente cuánta gente usa paraguas y sobretodo.

La oposición no ha sido un legado de virtudes; no obstante, el ensañamiento de algunos analistas en su contra llama a la duda a la población y, a contrario sensu , acrecienta la imagen del gobierno que, a mi criterio, tiene la total responsabilidad en este presente, donde la inflación, la inseguridad y la corrupción, por citar algunas de las desgracias por las que atraviesa la Argentina en estos momentos, están provocadas y desatendidas con yerros permanentes que incrementan las tragedias que nos golpean a todos los habitantes.

Como nunca se han violado los principios republicanos en democracia. Han casi anulado el principio de la independencia de los poderes e, incluso, se ha calificado al Congreso nacional como una "escribanía". A la pobre tarea de la justicia también se la calificado como una dependencia del Ejecutivo.

Al parecer, ahora, y aun con escándalos de corrupción que involucran al gobierno nacional, las encuestas muestran que aumenta la imagen de la presidenta día a día y que la inflación, corrupción e inseguridad no la perjudican, pero sí salpican la de otros candidatos.

Se escucha decir que estas plagas afectan, por ejemplo, al gobernador Daniel Scioli, pero no a Cristina Kirchner. Esto no tiene explicación racional y lógica alguna; entonces, la justifican en la viudez de la presidenta, lo que no amerita mayor consideración, dada la endeblez del argumento.

Los argentinos debemos tener en claro que, con la inflación, los catorce millones de pobres no pueden acceder a una alimentación sana, curarse ni educarse y son rehenes de planes miserables que incluyen la obligación de ir a las marchas oficiales para apoyar el "modelo".

Todos estamos en peligro con la inseguridad. Hablan de esto las muertes de los miles de argentinos víctimas de este flagelo. La corrupción y el clientelismo incentivan el analfabetismo, las muertes de niños por desnutrición, hambre y tantos otros desastres que ocurren en la Argentina de hoy.

Esta situación, lamentable, no es responsabilidad de la oposición. Es responsabilidad de la actual gestión y, digan lo que digan las encuestas anticipadas y los pronósticos agoreros con respecto a los opositores, quien nos ha llevado a la situación actual es el gobierno nacional y reconocer esto es un principio que permitirá iniciar un período de recuperación de esta Argentina que llevará, haciendo todo correctamente, no menos de cincuenta años, si ejercemos una participación cívica, para que, en el futuro, con una correcta aplicación de las leyes, se logre impedir que los gobernantes se vuelvan cada vez más ricos, ignorando sus obligaciones hasta el punto en que estamos ahora, luego de décadas desgraciadas que llevaron a la Argentina a un ostracismo y atraso inimaginable hace casi un siglo atrás.

Alejandro Olmedo Zumarán es abogado; reside en Buenos Aires

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