viernes, 10 de diciembre de 2010

EVITAR O ESTIMULAR


LA TRAGEDIA QUE PUDO SER EVITADA Y TAMBIÉN PUDO SER ESTIMULADA DESDE EL PODER.



Esta vez, y como tantas otras, fue necesario que “la cosa” hiciera eclosión o se produjera la tragedia que pudo ser evitada. Pero en éste caso particular, la cosa adquiere aún ribetes mas deleznables.

Los vecinos de Soldati, barrio al que no denomino villa para evitar las confusiones, debieron llevar a cabo el desalojo que el Gobierno Nacional no fue capaz o no quiso efectivizar.

Por otra parte, este agujero, tiene componentes que ni Ud. ni yo ignoramos, así no hagamos nada por evitarlo. Sabido es que se ha pergeñado el ingreso masivo de no menos de un millón de ciudadanos bolivianos, a quienes se entregará prontamente la ciudadanía argentina, para asegurar igual cantidad de votos a favor del oficialismo, que está muy lejos de asimilar la posibilidad de la entrega del poder. Por supuesto que esos inmigrantes, no vienen a trabajar, sino a acogerse a los planes sociales de la indignidad que incluye la creación de un enorme asentamiento, al que bien puede denominar Villa Miseria. A cambio de ello, se les brindará la asistencia médica de la que carecen en su país de origen, no obstante la supuesta indignación del señor Evo Morales, incapaz de brindar ese servicio a sus conciudadanos. Para robustecer el concepto, repare en ésta circunstancia. El ciudadano Boliviano, opta por trasladarse a nuestro país, a sabiendas que será sometido a una verdadera condición de esclavitud. La pregunta sería: ¿qué tan mal viven en su tierra como para optar por semejante sumisión?. La respuesta se la dejo a Ud. y se la traslado al indignado señor Evo Morales.

Pero la cosa no termina ahí. En caso que Ud. pretenda hacer valer sus derechos, tal cual ocurre con los vecinos de Soldati, se le tildará de xenófobo, circunstancia que de modo alguno se compadece con esta brutal realidad. ¿O acaso quieren instalar además la xenofobia?.

Todos los ciudadanos provenientes de países limítrofes y no tan limítrofes de buena voluntad que han ingresado a lo largo de los últimos años a nuestro país, han sido acogidos como en ninguno otro del planeta tierra. Esto es contundente e irrebatible. Obviamente que al no existir un control migratorio como el que posee la mayoría de los países del mundo, ese ingreso ha sido matizado por una enorme caterva de delincuentes, a quienes el homicidio y el narcotráfico no resultan ajenos. ¡Algo así como “éramos pocos y parió mi abuela”!, ¿comprende?. Y así estamos y hacia eso vamos. Si tiene ganas y para sacarse la duda respecto al punto que le señalara anteriormente, péguese una vueltita por el hospital Piñeiro ubicado en el barrio de Flores, y dígame si encuentra algún argentino dentro de la numerosa población de pacientes e internados. Si encuentra uno, por favor sáquele una foto y tráigamela.

Villas y villas y asentamientos; esa es la idea, la aborrecible idea de quienes hoy ostentan el poder. Autoridad ausente o atada de manos como bien dijera Daniel Scioli; civiles que tienen que enfrentarse en combates cuerpo a cuerpo con quienes pretenden invadir sus tierras. Debo imaginar que esto debe haber ocurrido en alguna que otra etapa negra de las tantas de nuestra vieja historia; ¿será acaso que estamos dispuestos a que se repita?; ¿será que nos cuesta tanto darnos cuenta o finalmente hemos abierto los ojos?.

Se la dejo ahí; estoy demasiado caliente como para seguir escribiendo y temo incursionar en temas que no me constan. De todos modos, ¿es suficiente, verdad?.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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