miércoles, 1 de diciembre de 2010
POPULISMO AUTORITARIO
INTELIGENCIA POLÍTICA O MILITANCIA RELIGIOSA
Por Enrico Udenio
Toda nación necesita adecuarse a los cambios que el mundo propone. La historia nos dice que hay dos maneras de hacerlo: a través de reformas o mediante revoluciones.
Una Reforma intenta modificar algo, haciendo base en lo ya establecido, con la intención de mejorarlo mientras que una Revolución implica un cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación de manera más rápida y profunda.
Un buen ejemplo de las diferencias operativas entre una modalidad y otra pudimos observarlo en la evolución del socialismo. Por un lado, la facción más fundamentalista y adherente a la teoría marxista de considerar como única forma de progreso del sector trabajador a la lucha revolucionaria de clases; y por el otro, la conocida como socialdemocracia, que considera posible hacerlo de manera más gradual, a partir de reformas dentro del mismo sistema democrático y de negociaciones con la patronal, evitándole a la sociedad las graves consecuencias de una sacudida violenta.
EL POPULISMO AUTORITARIO
“Cuando el conocimiento de un hombre no está organizado, mientras más tenga será mayor su confusión. La ciencia es el conocimiento organizado.” Herbert Spencer (1820-1903). Filósofo británico. Teórico del evolucionismo y uno de los fundadores de la sociología.
En la Argentina de los Kirchner la opción elegida fue la de un populismo autoritario que intentó producir reformas rápidas, mediante el uso cuasi-totalitario de los poderes. A diferencia del Estado liberal, donde manda el Derecho, en este tipo de populismo es el Poder Ejecutivo quien detenta el poder. Algunos llaman “democracia directa o electoralista” a este sistema de desigualdad de las instituciones en las que se le adjudica el máximo poder al presidente porque a éste le fue otorgado por el voto de la población.
El símbolo más perfecto de esto podemos encontrarlo en la negación del poder ejecutivo a acatar o hacer cumplir las órdenes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, como ha ocurrido recientemente en la Argentina con el fallo Sosa (1). Cuando esto sucede, se lesiona muy gravemente el Estado de Derecho en un país.
Muchos intelectuales, artistas y comunicadores, aglutinados alrededor del concepto de soberanía imperante en los años 30 del siglo pasado, claramente estatista, denostadora de lo foráneo y que hacía hincapié en el desigual intercambio comercial entre las potencias industrializadas y los países en desarrollo. Este grupo comparte una idolatría hacia el Estado nacionalista y populista y ha decidido ignorar o minimizar la importancia que tienen la independencia de las instituciones republicanas; las presiones que el Poder Ejecutivo ejerce sobre los jueces, gobernadores, intendentes y legisladores; la corrupción y el clientelísmo; la adulteración y falsedad de los índices estadísticos; la metodología mafiosa del sindicalismo; la compra de votos y las candidaturas falsas; la descalificación continua hacia los opositores; y la extorsión económica a la prensa, a los gobiernos provinciales y a las intendencias.
Con este tipo de militancia estos intelectuales, artistas y comunicadores han trastocado los valores de vida del ser humano.
LOS MILITANTES INTELECTUALES
“La duda no es una condición agradable, pero la certeza es absurda.” "Voltaire" Francois Marie Arouet (1694-1778) Escrito y filósofo francés. Uno de los máximos precursores de la Ilustración Francesa.
Recordemos que “militante” es una palabra derivada de lo militar, y su función es la de cumplir con los mandatos impuestos sin demasiada discusión ni controversias. Se milita, ergo, se obedece y no se cuestiona demasiado. En la historia, las organizaciones de militantes por excelencia han sido la de los militares y la de las religiones.
En algunos países de Latinoamérica, esta corriente populista reformista cuasi-totalitaria, está alimentada, principalmente, por el nacionalismo, tanto provenga de la derecha como de la izquierda. En su versión izquierdista lo llaman de diferentes modos: nacionalista revolucionario, nacional y popular (Nac & Pop), izquierda nacional, socialismo nacional, democracia directa, socialismo del siglo XXI, son sólo algunos de los utilizados.
Para los adherentes a esta línea política la ideología es como una religión, no pueden defenderla con cierta coherencia científica, por lo tanto se abroquelan detrás de palabras genéricas y muy abarcativas en su concepto: liberación nacional, unión latinoamericana, movimiento nacional democrático, y muchas otras similares. Los unen más los “anti” que los “pro”. El ejemplo más obvio es el combo anti-imperialismo-globalización-capitalismo-FMI-neoliberalismo.
La escasez de argumentos sólidos para defender sus ideas es reemplazada con descalificativos diversos hacia todos aquellos que se atreven a oponerse: oligarquía vernácula, gorilas golpistas, traidores/cipayos locales, poderes mediáticos pro coloniales, vende patrias, derechistas genocidas, etcétera. No combaten las ideas de los otros sino a las personas que la propagan.
Para la mayoría de los intelectuales K, la artesanía y paciencia que conlleva la negociación política con los que piensan diferente han sido descartadas. No la consideran un instrumento indispensable para el progreso de una nación, sino todo lo contrario: si se aceptara negociar se permitiría que los “enemigos de la Patria” impongan condiciones, lo cual es inadmisible.
Esta postura ideológica fundamentalista los ha llevado a adherir a las formas totalitarias que surgen de un Poder Ejecutivo que detenta gran parte de la suma de poderes. Desde este lugar y para este grupo de personas, una dictadura electoralista puede convertirse en el “mejor gobierno posible”, siempre y cuando, desde ya, se acuerde con su signo ideológico. Hago hincapié en esta última aclaración porque cuando Menem intentó prolongar su mandato mediante la consulta popular, estos intelectuales se opusieron tenazmente enarbolando las banderas de la Constitución, la democracia, la libertad de opinión y prensa, la corrupción y la defensa de las instituciones republicanas. Aunque parezca increíble, son los mismos que hoy cuestionan el concepto de la alternancia en el poder político para apoyar a regímenes que promueven presidencias cuasi vitalicias.
Se trata de un grupo de pensadores que interpretan las leyes y la Constitución según cual sea la ideología del gobernante.
Tomemos como ejemplo el tema de la corrupción. Mientras en la década pasada denunciaban constantemente la corrupción menemista, hoy se hacen los distraídos con la actual. Los recientemente descubiertos e-mails de Manuel Vázquez, el asesor de Ricardo Jaime, vuelven a demostrar no sólo el elevado nivel de corrupción nacional, sino también su vinculación directa con los Kirchner. Esto nos trae el recuerdo del éxito literario “Robo para la corona”, escrito por uno de los más fervientes intelectuales que defienden a los Kirchner: Horacio Verbitsky. En ese libro, el autor hace referencia a la corrupción del gobierno de Menem.
Desde ya, el concepto de robar para engrosar los bolsillos de la presidencia de una nación podría haber tenido un segundo libro dedicado a este gobierno ya que se trata de la misma metodología que existió en la época de Menem, aunque, claro, nunca mejor que hoy le cabría el símbolo que genera la palabra “corona”.
En cambio, tanto el mismo Veribitsky como otros intelectuales, no sólo miran para otro lado ante la mayúscula corrupción actual, sino que incluso se animan a declarar que existe una “oposición virulenta que intenta la desestabilización para volver al pasado enarbolando las banderas gastadas de la defensa de las instituciones y la moralina chiquita que denuncia una coima al precio de ocultar el robo grande de la entrega del país.” (2).
Toda una muestra para la hipocresía y el fanatismo político.
(1): La Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó a la provincia de Santa Cruz que restablezca en su cargo al ex procurador general de ese distrito, Eduardo Sosa, que fue destituido hace quince años por una maniobra del entonces mandatario provincial Néstor Kirchner. El gobierno nacional se negó a darle curso de ejecución.
(2): Fuente: Editorial del periódico digital peronista “Nac & Pop”, cuyo fundador, Martín García, fue recientemente designado para manejar la agencia oficial de noticias TELAM. Cuando asumió llegó a declarar: "Los profesionales son como las prostitutas, escriben mentiras en defensa de los intereses de los que les pagan. Los militantes, en cambio, escribimos la verdad al servicio del pueblo. Soy primero militante, después periodista".
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