jueves, 2 de diciembre de 2010

TILINGA COSECHA SU SIEMBRA


UN ACTO EN MAR DEL PLATA QUE TENSA AÚN MÁS LOS VÍNCULOS CON WASHINGTON

¿Chávez y la izquierda K presionan a Cristina?

Por Alexis Di Capo



En las últimas 48 horas, Héctor Timerman habría intentado, siguiendo instrucciones superiores, que Hugo Chávez desista de encabezar este sábado un acto en el estadio cubierto polideportivo de la ciudad argentina de Mar del Plata, en el marco de la Cumbre Iberoamericana. En un momento en el que las relaciones entre la Casa Blanca y la Casa Rosada se tensaron por las revelaciones de Wikileaks, casi nada podría ser peor que Chávez arengando a la guerra contra EEUU desde una tribuna argentina y aplaudido por piqueteros y dirigentes argentinos. Peor todavía es el carácter conmemorativo del acto previsto, que evocaría justamente otro acto realizado en el mismo lugar: la contracumbre de la Cumbre de las Américas, que también se desarrolló en Mar del Plata en octubre del 2006. Allí el gobierno liberó las calles para que Quebracho incendiara el centro de la Ciudad y poner así de manifiesto el supuesto repudio social a la presencia de George Bush.



¿Extorsión?

Según una interpretación que circula en el Congreso, Chávez percibiría que, entre los cambios que CFK está introduciendo a partir de la muerte de Kirchner, figura bajarle el perfil a la sociedad con Caracas. Hasta se menciona que la presidente habría eludido viajar a Venezuela en las últimas semanas. Sin duda alguna, el acercamiento de Amado Boudou al FMI fue otro mensaje que Chávez habría sabido interpretar. Aparte de las cuestiones comerciales bilaterales, si la Argentina se distancia de Venezuela la posición internacional de Chávez se debilitaría en la región y esto podría volverlo más vulnerable a las embestidas del norte. La nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes, liderada por la representante de Florida Ileana Ros Lehtinen, se prepara para sancionar política y comercialmente al eje Teherán-Caracas. Éste podría ser, justamente, uno de los motivos de Cristina para eludir las fotos con el venezolano. El caso es que el acto anunciado para pasado mañana podría interpretarse como una réplica de Chávez al débil intento cristinista de tomar distancia de él. Como es obvio, los delegados locales de aquél, empezando por Luis D’Elía, estarían más que preocupados por el giro centrista que insinúa el gobierno. Tal como están las cosas, la realización del acto podría ser leída como una situación de debilidad de la presidente, atrapada por las presiones de la izquierda kirchnerista, que defiende la profundización del modelo de Kirchner contra los tibios intentos de apertura.

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