domingo, 1 de mayo de 2011
EXTRANJEROS
EXTRANJEROS, ABSTENERSE
“Honra igualmente al extranjero que al ciudadano, porque todos somos viajeros esparcidos por la tierra”. *Focílides
Por Malú Kikuchi (2/5/11)
Y en un principio era una tierra ajena y desconocida por los conquistadores “extranjeros”, habitada por los llamados pueblos originarios. De esos pueblos hoy quedan pocos representantes genuinos, protegidos de palabra por la última reforma constitucional (1994), y desprotegidos en la realidad. La referencia a los pueblos originarios no incluye a los mapuches que son invasores llegados desde Chile.
Los conquistadores españoles eran extranjeros. De acuerdo a las leyes de hace 500 años, la tierra se obtenía a través de la guerra y la victoria en la misma. Los españoles vencieron a los indígenas y así nos convertimos en provincias de España.
El nombre de nuestro país, aparece escrito por primera vez en 1602, en un largo poema de Martín del Barco Centenera, titulado “La Argentina”, nominación derivada del latín “argentum” y significando “tierra de plata”. Es bueno recordar que tanto el latín, como Del Barco Centenera, no formaban parte de los llamados pueblos originarios, únicos no extranjeros en la América precolombina.
Argentina, desde el vamos fue una región colonizada por extranjeros. Al llegar la revolución de Mayo de 1810, todos los criollos que componían la 1ª Junta, exceptuando a Belgrano (italiano), tenían apellidos españoles. Es más, Larrea y Matheu eran españoles nacidos en Cataluña. Extranjeros.
No hay un solo apellido en la historia Argentina del siglo XIX, cuando se funda la patria, que no sea extranjero. Desde Brown, irlandés, a Bouchard, francés, Azopardo, nacido en Malta y francés, pasando por Drummond, escocés; ni siquiera habían nacido acá. Y nos dieron una fuerza naval, victoriosa en todas sus batallas.
San Martín, héroe nacional, nació acá, contingencia que le fue ajena, se lo llevaron a los 7 años, volvió a los 34 convertido en militar del ejército español, y partió a los 42, habiendo pasado más años en Chile y Perú que en Argentina. No volvió. Murió en el extranjero, en Francia, que lo acogió.
Del mismo modo que España recibió a Rivadavia y Gran Bretaña a Rosas y Paraguay a Sarmiento. Todos países extranjeros.
Argentina creció sobre finales decimonónicos, gracias a su Constitución Nacional, que generosamente abrió el país “para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino {…]”. Entonces llegó la inmigración que ayudó a engrandecer la patria. El 1º/5/2011, la CN cumplió 158 años. Hace años que se la incumple.
En el artículo 20 de la CN, que ha sobrevivido desde 1853 a todas las reformas, 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994, dice: “Los extranjeros gozan en el territorio de la nación de todos los derechos civiles de los ciudadanos: pueden ejercer su industria, comercio y profesión; POSEER BIENES RAÍCES, COMPRARLOS Y ENAJENARLOS […].
De pronto, el ejecutivo nacional propone una ley que limita la compra de tierras a los extranjeros. La idea fue de Lilita, se la apropió Cristina. Antes de evaluar las razones en las que se fundamenta el proyecto de ley, abiertamente anticonstitucional, es obligado recordar que tanto Carrió, como Fernández, Wilhem o Kirchner, no son apellidos indígenas. Vienen, como todos, del extranjero.
Si el problema para limitar la compra de tierras a los extranjeros se basa en el temor que los “de afuera” se lleven el agua de nuestros lagos, ¿cómo? ¿embotellada? ¿haciendo un acueducto de pajitas que atraviese el continente? (se aceptan sugerencias), o que se queden con un monte y le nieguen el acceso a lagos y montes a los argentinos, eso se arregla con un acuerdo previo a la venta, estableciendo servidumbre de paso.
No es necesario atentar contra un claro artículo de la CN, sólo es necesario aplicar el sentido común y los códigos vigentes. ¿Cómo se entiende el doble mensaje traducido en “haz lo que digo más no lo que hago”?
No hace mucho, el ex presidente Kirchner, compró tierras a precio vil en el Calafate (frontera con Chile y no hay que olvidar que la madre de K es chilena). Luego las vendió haciendo una gran diferencia monetaria … a una empresa chilena, Cencosud. ¿? Por supuesto, antes del proyecto de ley.
Mientras detrás de un nacionalismo falso y barato, populista y demagógico, se pretende que los extranjeros no tengan los mismos derechos que los ciudadanos, porque son extranjeros, en un país hecho por extranjeros, -todos venimos de los barcos, de Colón en más-, a los pueblos originarios se les niegan tierras en Formosa.
Es difícil saber quien tiene razón, pero el hecho es que en diciembre 2010, habitantes indígenas de La Primavera, Formosa, fueron despojados de “sus tierras”, por el gobierno de Gildo Insfrán (FPV), en nombre de la provincia y de un particular. Los de la tribu Qom, cortaron la ruta 80 y fueron violentamente desalojados por gendarmería, con un muerto de cada lado.
Desde 12/2010, acamparon en Buenos Aires, esperando ser escuchados por el INADI y de ser posible, por la presidente. Reclaman 1.300 has de monte; quieren vivir de la caza, la pesca y las artesanías, como sus antepasados. Desde el 25/4, están cortando la avenida 9 de Julio, mientras hacen una huelga de hambre, esperando que Cristina los escuche.
Lo que no parece muy factible estando ella en el Calafate. No es coherente, por un lado sólo se puede vender a un extranjero el 20% de una tierra y por el otro no respetamos los derechos preexistentes de los pueblos originarios.
Rechazamos a los extranjeros de los que venimos, pero nuestros billetes de $100, se imprimen en Brasil. Y a partir de ahora, que tendremos monedas de $2, estas se acuñarán en Finlandia. Se supone que la moneda es símbolo de soberanía. ¿Quién los entiende?
Al grito de: *“¡atrás, atrás, chancho extranjero, no pasarás!”, Argentina deja de lado su maravillosa Constitución y entra de lleno en el tembladeral de la xenofobia, los miedos irracionales incentivados por el estado nacional y se aleja cada día un poco más, del primer mundo al que los argentinos deberíamos tener derecho a aspirar.
*Focílides, poeta griego nacido en Mileto, siglo VI a C.
* “Atrás, atrás, chancho burgués…”, letra de la Internacional comunista.
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