jueves, 19 de mayo de 2011

HABLAR CHINO


PENSANDO EL FUTURO
Hablar chino, el nuevo desafió de los argentinos

Profesores y alumnos confirmaron el alza en las matrículas de los cursos de chino. La importancia global del país asiático es determinante en la elección de los estudiantes, aunque pesan también las razones culturales y comerciales.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La importancia global de China, el ascenso de china como potencia mundial (su noticia siendo la noticia del año), la expansión de la cultura china (comida, música, moda, etc.), su auge comercial y frenesí inversor, parecieran convertirse en factores determinantes de la voluntad de aprender el mandarín.

La agencia de noticias china, Xinhua, pudo confirmar entre profesores y alumnos el alza en las matrículas de los cursos de chino, que comenzó en 2004, tras el acuerdo de entendimiento estratégico suscrito por el entonces presidente argentino, Néstor Kirchner, y su par chino, Hu Jintao.

“Empezamos al año siguiente, con una expectativa de matrícula de 100 alumnos y al final recibimos 900 solicitudes”, explicó a la agencia Pablo Cullina, director del Departamento de Alumnos del Centro Universitario de Idiomas y Codirector del Instituto Confuccio.

En la actualidad funcionan en Argentina 2 Institutos Confucio, uno en Buenos Aires y otro en la ciudad de La Plata, pero existen otros centros de enseñanza privada que también ofrecen la posibilidad de aprender chino, como la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino–China, la Escuela China-Argentina y la institución Asia y Argentina.

Según Cullina, en los últimos 2 años, tras un breve paréntesis en 2008 por la crisis global, se ha podido comprobar que “el interés por el idioma chino es constante y firme, sin que dependa de una noticia en el diario. Es un interés genuino que manifiestan jóvenes, universitarios, profesionales y también adultos”.

Para reforzar la afirmación, el directivo precisó que la matrícula en el Instituto en el actual trimestre es de 760 alumnos, un 13% más que en igual período del año pasado, lo cual atribuye a que el idioma chino será una ventaja para quien lo hable como una segunda lengua.

“Además de una cuestión cultural y laboral, aprender el idioma me sirve para entender mucho mejor la cultura de China. Eso lo hace atractivo. Lo más difícil al momento de estudiar es aprender los diferentes tonos y pronunciaciones, ya que son muy distintos a los nuestros”, contó una licenciada en Hotelería y Turismo que asiste a los cursos.

La Escuela China Argentina ofrece clases de mandarín desde 2003 y su matrícula creció de un 20 a un 25% en 2010, cuando alcanzó los 100 estudiantes en un cuatrimestre, aseguró su representante, Joaquín García. “El perfil de nuestros alumnos es profesional, de 20 a 40 años, del sector del comercio exterior, como importadores y despachantes de aduanas, que tienen la inquietud de aprender por razones laborales”, explicó.

Sol Heredia cuenta con una licenciatura en Estudios Orientales y es la encargada de Gestión Cultural y Académica de Asia y Argentina, entidad que ofrece una variada gama de servicios, entre ellos cursos de idioma. “La lengua china se ha establecido como una opción. No es ya una moda ni algo pasajero. Por eso no es raro encontrar gente que estudie esta lengua, y ello se debe a la importancia del país, a su poder y crecimiento. China es un gigante económico y saber hablar su idioma es una herramienta superútil”, expresó.

En esa institución el número de 60 estudiantes por cuatrimestre se mantiene constante, con un perfil amplio, que incluye alumnos universitarios, profesionales y hasta jubilados que prevén viajar a China por razones turísticas.

Para Zhang Jingnan, profesora en el Instituto Confucio desde hace más de 2 años y medio. “Enseñar chino es un desafío. La mayor dificultad radica en la pronunciación, el poder diferenciar los tonos al hablar, y, a partir de ahí, diferenciar los significados”, comentó la joven, nacida en la ciudad de Shijiazhuang, en la provincia china de Hebei.

Zhang, quien además de trabajar como profesora se desempeña como traductora, tiene a su cargo 15 alumnos del nivel I, y 16 en el nivel II y siempre remarca a sus estudiantes la importancia de la entonación. “Siempre es motivo de risa en el aula cuando se pronuncia de distinta manera el carácter correspondiente al verbo ser”.

La Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino-China tuvo 18 alumnos en 2003, primer año en que ofreció cursos del idioma. En la actualidad, dijeron desde su Dirección Ejecutiva, hay 73 estudiantes divididos en los niveles I, II y III, cada uno de carácter anual, con un perfil de interesados eminentemente vinculado al comercio exterior.

Sebastián Mendoza, de 24 años y empleado del Standard Bank, estudia en el Instituto Confucio porque “siempre” se interesó por el idioma chino, “no sólo porque de aquí a unos años la necesidad de hablarlo será la misma que hablar inglés en la actualidad, sino porque me fascinaría conocer China y vivir sus costumbres, y sin el idioma no lo podría hacer”.

“Aprender el idioma más que atenuar diferencias culturales, hace enriquecer mis ganas de aprender esa cultura. En muchos sentidos están muy avanzados y a la vez no se desapegan de lo tradicional. ¿Lo más difícil a la hora de estudiar? Los tonos. Ya nos advirtió la profesora que de pronunciar mal ciertas palabras se podrían producir confusiones”.

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