jueves, 5 de mayo de 2011

SU SEÑORIA

¿Y USTED COMO SE SIENTE S.Sa?



Se lo pregunto con todo cariño, sin poder dejar de confesarle que “no estaría en sus zapatos”…léase bien, por favor. Digo “no estaría en sus zapatos”; nunca “no querría estar en sus zapatos” que es la frase más popular, desacomodada en éste caso.

Y se lo pregunto porque imagino lo mal que se debe sentir, excepciones hechas al margen y a las que todos conocemos por nombre y apellido, cuando libra un exhorto, ordena un allanamiento, un desalojo, y no le dan un gramo de pelota. Para colmo y si de dictar alguna sentencia se trata, convengamos en que “el apriete”, algunas veces no le permite fallar con la objetividad necesaria para “impartir justicia”, algo así como la piedra basal que le inspiró abrazar semejante profesión…¡Juez de la Nación!. De hecho, en lugar de fallar, Ud. S.Sa., falla a lo que se suponen sus principios y por sobre todo a lo normado en los Códigos Penal y de Procedimientos. Dicho de otra manera, Ud. S.Sa., persona con supuesta autoridad y potestad para juzgar y sentenciar, se ha convertido en pieza “dispensable” de un mecanismo que funciona para el “jocara”, y a contramano…¿comprende S.Sa.?

Y le doy semejante tratamiento, por ser el que compete a las personas por su dignidad, pero por sobre todo, porque así me enseñaron a dirigirme a Ud., mis mayores y mis educadores, así de dignidad, ya sea muy poco lo que le queda.

Y entonces, aparece un Jefe de Gabinete que hasta se mofa de sus decisiones, basado en el sólido argumento del “no voy a darle pelota”, o una Ministro de Seguridad que ya lo fuera de Defensa, que prefiere llamarse a silencio, como ignorándole.

Y hasta me animo a “leer” el que finalmente será el argumento que esgrima, justamente para no “salirse de sus zapatos”…- Si yo me voy, alguien ocupará mi lugar; en la medida de mis posibilidades, siempre estaré dispuesto a impartir justicia. Ocurre que “la medida de sus posibilidades”, mal puede depender de dos funcionarios de “pacotilla” que exceden sus atribuciones, la de ellos, en un universo que desnaturaliza y hecha por tierra todo lo normado por el propio hombre, para poder vivir en sociedad. Ergo, la sociedad argentina se pudre; el bien y el mal “caminan abrazados por la calle”; la autoridad se descompone, el desamparo atemoriza, y por sobre todo, nadie se siente lo suficientemente libre así no haya cometido delito alguno, o siendo un delincuente, goza de la libertad que confiere el ultraje y la corrupción.

Lo saludo S.Sa.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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