sábado, 7 de mayo de 2011

UNA REFLEXIÓN




Por el Dr. Alberto Néstor Cafetzoglus

Desde la Revolución Francesa se abandonó la doctrina de que el poder-que por regla ejercían los reyes-,era de origen divino.-

Partiendo de ésta premisa, los reyes, encerrados en sus palacios, mas o menos normales o irremediablemente locos, disponían lo que querían y lo imponían a los pueblos que gobernaban.-

Desde la Revolución Francesa digo, apareció la afirmación según la cual toda soberanía reside originariamente en el pueblo, y tratando de perfeccionar el embrión democrático que venía de siglos atrás, se creo un sistema normativo que manda que los que gobiernan son no mas que mandatarios de ese pueblo que los elige.-

Desde entonces y lamentablemente, muchos se dejaron tentar por la anomia en su versión “chicanera” y metiéndose en los intersticios del sistema legal, han burlado sistemáticamente la filosofía de las normas democráticas y republicanas. Y así se ha hablado de “democracias” que han sido solo un rotulo, pues los mandatarios, nuevamente encerrados en sus gabinetes actuaron como reyes trastocando a ciudadanos en súbditos. No voy a hacer un recuento histórico de éste fenómeno de trampa y estafa porque sería cansador, pero basta recordar algunas figuras paradigmáticas como Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, sus lamentables “organizaciones”,y todos sus discípulos, fuesen declarados o encubiertos.-

Nuestra Constitución es clara. Sostiene un sistema democrático y republicano dividido en tres Poderes que dividen la tarea de gobernar y existe un sistema de controles recíprocos.-

Como gobiernan, todos y cada uno de ellos tienen la responsabilidad de lograr el bienestar del pueblo, resumido en los ítems contenidos en el Preámbulo de la Constitución, es decir, tienen responsabilidad política.-

El Poder Judicial tiene como misión especifica juzgar los casos concretos que se le someten. Pero no debe perder de vista que no es un compartimiento estanco de naturaleza aristocrática, y que al igual que los demás poderes, tiene responsabilidad politica. Debe aplicar la Constitución y las leyes honesta y rectamente y es algo absolutamente contrario a la mas elemental observación el creer que sus actos no producen efectos en la sociedad.-

Porque esto es así, es que existen mecanismos normativos que prevén el juicio político para juzgar su desempeño, aún cuando en la actualidad, cada vez con mayor frecuencia, y hasta corporativamente, considere en forma desviada que es legitimo hacer fuerza no para que un juez sea absuelto en su juzgamiento, sino para que esos mecanismos ni siquiera se pongan en marcha, lo que hace recordar a lo escrito por Georges Orwerll en su admirable “Rebelión en la granja”: “todos los animales somos iguales, pero algunos somos mas iguales que otros”.-

Es fácil concluir, al menos para mi, que esto es hijo de tres causas psicológicas: haber perdido de vista que aunque los jueces no se designan por elección directa del pueblo, no por ello dejan de ser mandatarios; a un cierto autismo que genera la clausura del gabinete; y por último, el haber perdido de vista que por participar en el gobierno, no pueden eludir la responsabilidad política.-

Esto último y la suma de todo lo que lo fundamenta, expuesto arriba, no significa que el Estado les transfiera toda la responsabilidad de solucionar los problemas del pueblo. Significa, simplemente, que el Poder Judicial asuma la parte que le corresponde según la Constitución y las leyes. Ninguna elucubración doctrinal puede estar por encima de ellas.-

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