domingo, 26 de junio de 2011

DIRECTORIO


Había una vez un directorio...

por Alejandro Borensztein Arquitecto y productor de TV.
24/04/11

…con unos señores muy feos, dueños de una empresa que fabricaba chocolates. Como a todos los chicos les encanta el chocolate, la empresa ganaba mucha, mucha plata. Los gobernantes de turno siempre pedían que reinvirtieran esa ganancia para crear más fábricas, con más trabajo para los papis, para que éstos, a su vez, pudieran comprarles más chocolates a los chicos. Pero como los gobernantes siempre eran muy pelotudos y no respetaban ni las leyes ni el estado de derecho, los señores feos, dueños de la empresa, no tenían confianza en el país y, por eso, acordaban en las reuniones de directorio que en lugar de construir más fábricas de caramelos y chupetines era mejor repartirse la mosca para comprar departamentos en Punta del Este, cambiar el Mercedes y contratar muchas, muchas putas.

Hace muchísimos años hubo elecciones en el reino y todos votaron por Menem (los dueños de las fábricas, los que trabajaban en las fábricas y casi todos los que ahora están en el gobierno kirchnerista). El nuevo rey sacó una montaña de votos (una montaña alta, alta como la que prontito, prontito, va a sacar la señorita Cristina).

Una de las primeras cosas que hizo Menem fue inventar las AFJP, que eran unas empresas que guardaban los ahorros de los trabajadores para cuando fueran viejitos. Con esa platita, las AFJP compraban acciones, que son partecitas chiquitas chiquititas de empresas (por ejemplo de fábricas de chocolate), que las venden en la Bolsa para juntar más plata, crecer y un día ser grandotas grandotas. Algunas crecieron, y otras prefirieron cerrar y traer chocolates de Suiza que son mucho más ricos. Pero al cerrar estas fábricas, despidieron a un montón de papis que dejaron de comprarles chocolates a sus chicos.

Los dueños de las famosas AFJP eran feos y malos, y les cobraban a los futuros abuelitos suculentas comisiones. A fin de año, se juntaban en reunión de directorio con toda esa plata y uno de ellos preguntaba: “¿Quién quiere un BMW Z4 con un motor de 3.000 cm3 de cilindrada y 250 caballos de fuerza?” “¡¡¡Yoooo!!!” , gritaban todos. Entonces se repartían la platita y se iban todos a comprar sus BMW Z4 con 3.000 cm3 de cilindrada y 250 caballos de fuerza, y a la noche se juntaban a festejar con muchas, muchas putas.

Un día se fue Menem y vino un señor medio bobo, asesorado por unos chicos todavía más bobos que, en lugar de chocolates, les gustaba comer pescado crudo (puajjjjj, qué asco). Pero eran tan bobos, tan bobos que, al poco tiempo, se armó un lío bárbaro. Hasta que llegó un señor gordito y bajito, y empezó a resolver el problema (que él mismo había creado). Luego trajo a un señor flacucho y alto, y las fábricas empezaron a hacer chocolate otra vez.

El señor alto le pasó el trono a su esposa, la señorita Cristina, y juntos pensaron: “¿Y si un día vuelven los señores bobos bobos? ¿Por qué no nos quedamos nosotros para siempre que somos mucho más vivos, y a los que no estén de acuerdo les hacemos chas chas en la colita?” Para eso necesitaban tener mucha plata, usarla como se les cante el upite y, de ese modo, en las elecciones conseguir montañas de votos para la señorita Cristina. Entonces decidieron sacarles las AFJP a los señores malos y cuidar ellos mismos la platita. Todos apoyamos la medida porque era muy buena, terminaba con esos señores malos y recuperaba la platita para el reino. Algunos legisladores exigieron el control parlamentario del dinero, porque ya se veían venir dónde estaba la trampita del falso progresismo (nene, andá llamando a tu papi para que te explique esto mejor), pero nadie les dio bolilla. Con esa platita, en lugar de hacer trenes, rutas y todas esas cosas, empezaron a financiar a los papás para que puedan comprarse el LCD y vos puedas ver Disney Channel en High Definition.

Cuando rompieron el chanchito de las AFJP encontraron que, además de la platita de los viejitos, también estaban las acciones de algunas empresas. Y como tenían los chanchitos de todas las AFJP, juntaron un pilón de acciones asíííííí de grande.
Pese a que de algunas empresas tenían hasta el 25% de las acciones, la ley les impedía ejercer el paquete accionario más allá del 5%. Entonces la señorita Cristina, con su varita mágica y un DNU, modificó la ley y permitió la participación estatal en los directorios por el total de la tenencia accionaria (¿llamaste a tu papi ya?). Para eso, mandaron a unos chicos buenos del jardín de infantes “La Camporita” que cuando sean grandes van a querer lograr dos cosas: A) hacer una sociedad más justa, y B) comprarse un BMW Z4 con 3.000 cm3 de cilindrada y 250 caballos de fuerza para salir a festejar con muchas, muchas putas.

Algunas empresas (las que fabrican los chocolates que le gustan a la señorita Cristina) están chochas porque se dieron cuenta que ser socias del Estado las va a ayudar a tener más créditos y favores. Pero también están las empresas que fabrican los chocolates que al Gobierno no le gustan, y cuando la señorita Cristina los prueba dice: “Puajjjj, qué asco” . A esas, les va a mandar a las reuniones de directorio unos chicos feos que se van a portar muy mal y se van a tirar muchos, muchos pedos.

Ahora, la señorita Cristina les está pidiendo a los directivos que, en lugar de reinvertir las ganancias en nuevas fábricas de chocolate (como siempre les había pedido), repartan los dividendos.
Lo que pasa es que ella necesita platita para mantener la fiebre del consumo, hacer mucha propaganda, ganar las elecciones, cuidarnos a todos para siempre, y evitar que vuelvan los bobos de antes. Pero si seguimos con esta joda inflacionaria, un día vas a estar en tu casa tomando la leche y… ooopalalaaa!! se va a armar otra vez un lío bárbaro. Cada tanto aparece una ardillita y avisa “¡¡la inflación es del 25%!!” , pero enseguida sale del bosque el cuco Moreno y se la come (a la ardillita).

Así sigue este cuentito de gente grande que se porta como niños tontos en lugar de discutir cosas importantes como, por ejemplo, la influencia en nuestro país de la crisis energética petrolera y nuclear, porque si llegara a pasar en Europa lo que pasó en Japón, todos los bebés que la cigüeña traiga de París van a venir con cuatro bracitos .

Pero como nosotros estamos lejos, lejos, todo esto nos importa tres carajos y seguimos discutiendo pavadas. Y colorín colorado este cuento ha terminado. Por ahora.

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