jueves, 30 de junio de 2011
MALA YUNTA
Cristina busca a la clase media para no ir a 2da. vuelta
Cristina Fernández introdujo la seguridad en su discurso buscando votos en la clase media que le permita asegurar un triunfo en 1ra. vuelta, pero lo hace con torpeza y contradicciones (tales como lo ocurrido en el partido con público entre River Plate y Belgrano de Córdoba).
De pronto, es necesario establecer una relación entre algunas informaciones.
Es correcta la apreciación de Ricardo Alfonsín en radio AM La Red:
"Yo hablo con encuestadores que no son los que contrata el Gobierno y ellos están 12, 13, 14 puntos porcentuales adelante, pero con un claro escenario de 2da. vuelta. Cristina suma entre 36% y 37% de intención de voto y yo entre 24% y 25% y es posible imaginar un escenario de 2da. vuelta en 4 meses de campaña que hay por delante".
También Eduardo Duhalde y Hermes Binner consideran que hay un escenario de 2da. vuelta y, en todo caso, la competencia es por quién competirá en esa 2da. vuelta con Cristina Fernández.
En cambio en la Quinta de Olivos se encuentran empeñados, todos los contertulios de la anfitriona, a impedir ese escenario de 2da. vuelta.
El objetivo es un triunfo en 1ra. vuelta pero para ello deben conseguir que más electores del nivel socioeconómico medio se decida a votar por Cristina. En los estamentos bajos ya tienen todo lo que pueden obtener.
Esa necesidad de pesca electoral llevó a la Presidente a introducir el tema de la seguridad/inseguridad en sus discursos como mandataria, que resulta su apelación electoral por cadena nacional.
El esfuerzo lo hace con torpezas, obviamente. Redescubrir que entre el Gran Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires hay una problemática de seguridad comun obligaría a explicar porqué su marido Néstor no respaldó a Gustavo Béliz, en su momento, para avanzar en la unificación de los sistemas de comunicaciones entre Policía Federal, Policía Bonaerense y otras fuerzas de seguridad con presencia en el Gran Buenos Aires (denominación genérica que erróneamente se utiliza para los partidos de provincia de Buenos Aires cuando en verdad se trata de la Ciudad de Buenos Aires + su extensión natural o conurbación sobre la provincia de Buenos Aires, sin constituir en su conjunto una unidad administrativa).
Es más: cuando Mauricio Macri fue elegido jefe de Gobierno porteño le expresó la necesidad de una acción conjunta a Cristina en una visita protocolar, y la Presidente decidió ignorar el reclamo.
Cristina ni siquiera ordenó una colaboración dentro de la Ciudad entre la Policía Federal y la Policía Metropolitana, hija de la no colaboración de Cristina con Macri en temas de seguridad urbana. El boicot fue llamativo en el caso de la ocupación ilegal del Parque Indoamericano, y recientemente forzó la intervención de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para establecer una rutina para el desalojo de la ocupación ilegal en un complejo habitacional en el Bajo Flores.
Decidida a no mirar hacia atrás, Cristina omitió todo eso y quiso presentar el suministro de scanners de seguridad + el despliegue de gendarmes y prefectos en la zona sur de la Ciudad ("plan Cinturón Sur") como una política de seguridad, anuncio que le permitió a Macri lucirse en campaña: "No son planes sino medidas aisladas que llaman planes. Después de años de no dar pie con bola se dan cuenta que la seguridad es un clamor de todos los que vivimos acá".
También es cierto lo que afirma la diputada nacional Natalia Gambaro, quien integra el espacio de Francisco De Narváez, acerca del llamado "Cinturón Sur": "La coexistencia de 4 fuerzas policiales distintas en un mismo territorio no resiste el menor análisis. La fragmentación atenta contra la cadena de mandos, haciendo difícil la coordinación de las fuerzas y las políticas".
Sin embargo, el discurso gubernamental desplegado por el multimedios estatal + paraestatal apunta a intentar fijar que sí hay una nueva política de seguridad "porque la Presidenta se encarga del tema".
Pero ocurrió el partido de fútbol entre River Plate y Belgrano de Cordoba, en el estadio Monumental, en Ciudad de Buenos Aires.
Bajo su responsabilidad, la Presidente autorizó que se jugara con público y hasta pidió un aplauso para River Plate en la Quinta de Olivos, a escaso metro de donde se encontraba el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
Luego, en el partido falló el operativo de seguridad, responsabilidad de la Policía Federal Argentina que depende del Ejecutivo Nacional.
El escándalo provocó un nuevo debate sobre seguridad e inseguridad entre el gobierno de Cristina y la Administración Macri, a 10 días del comicio porteño.
Cristina busca votos para ella aún cuando su enfoque impide al rival cristinista de Macri, Daniel Filmus, obtener rédito alguno.
A la desprolijidad se suma el presidente de River Plate, Daniel Passarella, reclamando una reunión con Cristina (la solicitud es a través de colaboradores de Aníbal Fernández) para convencerla de que ella impida que el Gobierno porteño sancione al club con alguna restricción y que la Asociación del Fútbol Argentino penalice a River tal como hizo con otros clubes en situaciones similares.
No parece que la situación le permita a Cristina obtener los puntos porcentuales adicionales de sufragios que le permitan ganar en 1ra. vuelta.
O lo intenta en forma más ordenada o busca otro tema de seducción de los estamentos medios.
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