jueves, 23 de junio de 2011

KOHERENCIA


INDISCUTIBLE KOHERENCIA


Por Gabriela Pousa
Es tiempo de mirar hacia adentro y ser honestos, aunque sea para desentonar con el resto…
Ningún asombro debería despertar en la ciudadanía el lanzamiento de la candidatura de Cristina. Coherencia como pocas. Desde el comienzo han hecho lo que quisieron y no hallaron límite para ello.
Lo hemos dicho un sinfín de veces: si algo había para rescatar del gobierno actual es su fidelidad al mentado “estilo K”: desparpajo, soberbia, impunidad, ceguera, demagogia, actuación, oratoria y ficciones repetidas como premisas incuestionables, compra de voluntades y clientelismo como recurso harto conocido.
El kirchnerismo ha trabajado en torno a todo ello para llegar a este momento desde hace 8 años. Ningún otro, guste o no aceptarlo, lo ha hecho con tanto énfasis y tanta vehemencia.
La concepción política del oficialismo no se alteró nunca: batallaron contra todos, incluso contra sí mismos en circunstancias donde los propios errores le rebotaron como boomerang. En esas ocasiones, buscaron echar culpas a algún enemigo aun cuando éste no existiera. Lo sacaban de la galera.
Néstor Kirchner maniobró electoralmente la situación al extremo de nombrar a dedo a su esposa como candidata para poder regresar él, y no ver cercenado el camino con dos períodos unidos. Su deceso hizo que, inevitablemente, Cristina Fernández tomara la decisión de sucederse, o intentarlo al menos…
Son personajes embebidos de política, hay que admitirlo. Y no se les frenó en ninguna ocasión. Ahora, a llorar a la Iglesia…, diría mi abuela.
La oposición, sin embargo, siguió siempre por otros lares. Fue y volvió aun cuando alcanzara objetivos que deberían haber satisfecho el camino. Rifó espacios ganados sin que hubiera causas lógicas para darse por vencidos, se pelearon a sabiendas que habría quién sacaría provecho del escándalo, la inacción y la desesperación por encontrarse a cada rato, un paso atrás del tsunami K.
En momentos claves donde debió parársele de frente a la Presidente, estaba distraída discutiendo quién era la figurita más trascendente.
El kirchnerismo, en cambio, fue verticalista siempre. Nunca debatió quién ocuparía los espacios más sensibles del poder. Ese poder que no tenía y que construyó usando a otros, enarbolando falsos pedestales, y apropiándose de la historia para reescribirla a su antojo. Por eso las Madres, por eso primero fueron los símbolos y los peronistas tradicionales, y luego los transversales. Por eso los estudiantes, por eso los intendentes y concejales, por eso los derechos de los homosexuales…
Si acaso después les soltó la mano, fue cuando el uso ya había dado fruto. En la oposición no hubo un tema que fuera bandera constante, las indecisiones, la debilidad de los roles, la inconsistencia de las reglas y convicciones los llevaron a este presente donde sólo se atreven a asombrarse y hasta quizás, envidiarle al oficialismo haber logrado el objetivo que desde el vamos se habían fijado.
No olvidemos que la teoría de la conspiración y el complot también fueron estrategias monopolizadas por los Kirchner e implementadas de tal forma que ante cada destape de olla, les permitió encarar las derrotas como si no fueran propias.
Si además se lograra un triunfo oficial en la próxima elección, habrá que sincerarse y admitir que Cristina Fernández de Kirchner y aquellos quienes le aplauden no son realmente los culpables de todos los males…
Es tiempo de mirar hacia adentro y ser honestos, aunque sea para desentonar con el resto…


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