sábado, 25 de junio de 2011

NO ENVIAR FLORES


Ausente sin aviso


La cuenta de Twitter – que se ha convertido en un canal de información política, o de los políticos – es la “línea de vida” de Hugo Chávez. Por allí se comunica con su alterado pueblo donde algunos lo dan por muerto, otros por agonizante, y muchos más ni siquiera saben cómo darlo.

El caudillo venezolano, instalado en Cuba tras una cirugía de urgencia, según información oficial, no emitía declaración alguna desde el 12 de junio. Ayer reapareció para saludar “al Ejército Libertador” en su día, a través de la red social “twitter” pero no mencionó temas de su salud ni de actualidad nacional o internacional. Esto, lejos de llevar tranquilidad a Venezuela, creó nuevas dudas. Cualquiera que disponga la contraseña correspondiente puede escribir allí, por lo tanto eso no asegura que se encuentre tan bien como dice su entorno.

Como siempre que no hay información las historias nacen y crecen. En la duda todo puede ser creído. Por supuesto que una de las primeras versiones fue “tiene cáncer”, a la que siguió otra en sentido contrario, “no tiene cáncer pero se tuvo que hacer una liposucción”, esto en relación a su obesidad creciente, a lo que se sumaron la colocación de un cinturón por medio de una cirugía bariátrica para contrarrestar la obesidad y otros que hablaron de una operación de próstata. Aunque el 17 de junio, el vicepresidente, Elías Jaua, informó que regresaría “pronto” y precisó que la operación fue realizada en una “parte sensible del cuerpo”, ya pasaron 8 días y tampoco se volvió a tener noticias de su regreso.

Sea cual fuere el estado de salud de Hugo Chávez Frías, la única realidad es su ausencia. Una ausencia que el entorno presidencial repite desde hace doce días que es puramente momentánea, de horas, llegaron a decir, pero que sin dudas plantea el hecho de la ausencia de poder.

A esa ausencia de poder no hay una sola figura capaz de compensarla, alguien que pueda presentarse como su suplente y tomar decisiones, en especial en la crisis carcelaria en la que se ve envuelta en estos momentos por los motines registrados.

Las cárceles Venezolanas son el reflejo de una sociedad devastada. En ellas no existen técnicas de educación, medios ni recursos para revertir la realidad. Nada se hace para evitar el hacinamiento, ni hay planes para reinserción de los presos en la sociedad. El sistema penitenciario venezolano sufre severos problemas de hacinamiento y violencia. Según cifras oficiales, los penales del país albergan alrededor de 50.000 internos cuando la capacidad no supera los 14.000. Estos, según Amnistía Internacional, son los generadores de los sucesos de “el Rodeo”, el penal más grande del país.

Es importante la crisis en que desemboca una situación como ésta dentro de un gobierno personalista. Tan personalista que nadie se anima a cultivar su imagen por temor a ser defenestrado. Muchos se han desayunado con que Elías Jaua es el vicepresidente de Venezuela, pero ignoran todo sobre él, hasta su cara. Se da así una crisis en cada individuo que por un lado tiene la ambición de su proselitismo y por el otro el temor de, al retorno del autócrata, ser arrojado fuera del círculo al que logró acceder.

Las redes sociales permiten muchas cosas, pero no alcanzan para gobernar un país.

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