sábado, 1 de diciembre de 2007

NO SE OLVIDEN DE KRISTINA

¡Oh casualidad!

Cristina Fernández de Kirchner estaba reunida con el juez Juan José Galeano y el resto de los miembros de la Comisión Bicameral de la AMIA el día en que se suicidó Alfredo Yabrán.
Por Alfredo Leuco


NuevoEncuentro 01/12/07


Cristina Fernández de Kirchner estaba reunida con el juez Juan José Galeano y el resto de los miembros de la Comisión Bicameral de la AMIA el día en que se suicidó Alfredo Yabrán.
A la noche compartió la mesa con Aníbal Ibarra, Luis Majul, Marta Oyhanarte y Graciela Romer en televisión. Mientras el programa se desarrollaba, todos dejaron sus celulares abiertos a la espera de novedades. Mariano Grondona participó en forma telefónica y –aunque parezca mentira– la hoy presidenta electa se apoyó en conceptos de Majul y Grondona para fundamentar su propia opinión acerca de quien horas antes se había descerrajado un escopetazo en el rostro.
Cristina dijo que Yabrán “representaba una Argentina clandestina que resumía todo lo que venía de la dictadura y un nivel de decisiones que no pasaban por las instituciones de la Republica. Reconozco –tal como lo planteó Grondona– que a tan pocas horas de sucedido el hecho uno tiene esa sensación un poco ambivalente de juzgar a alguien por sus actividades y lo impactante que siempre es la muerte y mucho más de esta forma. Como decía Majul, esto no convierte a Yabrán en más inocente o más culpable. Porque se corre el riesgo de quedar como un desalmado o como que no te importan los sentimientos de la gente o que evaluás la situación en forma casi inhumana como lo manifestaba Mariano. Hay que separar las cosas, es un momento difícil para hacer juicios definitivos pero no hay dudas respecto de su participación en la muerte de Cabezas o como sospechoso por sus actividades. Después de todo, en este país se creó la comisión antimafia para investigar –también– las actividades de Yabrán”.
Tan maquillada y verborrágica como ahora, Cristina tenía las cosas claras. Sin embargo, han pasado nueve años de aquel miércoles 20 de mayo de 1998 y parece que de algunos temas prefiere no acordarse y cargar combustible a su fobia antiperiodística, que tan simétricamente comparte con su compañero presidente.
El miércoles, en su despedida del Congreso de la Nación –nada menos–, Cristina utilizó la chicana para sugerir que los periodistas se hacen los valientes con los funcionarios públicos o los dirigentes políticos, pero que no saben, no quieren o no pueden meter su bisturí investigador entre los empresarios que son los que sostienen publicitariamente a los medios de comunicación.
“¿ Es curioso, no? Ha habido muchas cámaras ocultas en la Argentina, hechas por periodistas de investigación. Pero es la primera vez que se filma a empresarios importantes en esta tarea y ¡curiosamente no fueron filmados por periodistas! Hasta este momento los villanos de la película siempre fueron funcionarios públicos y dirigentes políticos”. El tiro por elevación se montó en la referencia de la denuncia que hizo el diputado Héctor Recalde, que involucró a dos representantes de empresas de tickets de comida que intentaron coimearlo para que se frenara una ley.
Con dolorosa injusticia, la presidenta electa olvidó que Alfredo Yabrán era empresario y que una cámara explícita y no oculta –la de José Luis Cabezas– había iluminado la investigación periodística entre tanto negociado oscuro. Y que además, Jose Luis había entregado su vida en el ejercicio digno de su trabajo.
No se trata de defender corporativamente el comportamiento del periodismo. Hay de todo. Desde los que miran para otro lado a cambio de una pauta publicitaria, hasta los que industrializan campañas sucias que incentiva el Gobierno contra opositores, pasando por quienes utilizan su trabajo como una forma de extorsión. Hay mucho periodista honesto que defiende con sus razones y convicciones al gobierno de los Kirchner, pero muchos de los delincuentes que ensucian esta profesión transitan por la misma vereda patagónica. ¡Oh, casualidad!, se podría decir con la misma mordacidad de Cristina en el Senado.
Por eso es cierta y se le vuelve como un bumerán esa frase que ya utilizó dos veces, y que asegura que la Argentina real no es la que describen los medios. Por lo menos no es la que presentan algunos medios.
Si de investigar a empresarios corruptos se trata, hay una larga lista que debería incluir el escándalo IBM- Banco Nación en épocas de Carlos Menem o la vergüenza del caso Skanska descubierta por PERFIL, ocultada por casi todos durante un año en el que muchos medios compraron la teoría K de que se trataba de corrupción entre privados.
No fue necesaria una cámara oculta. Alcanzó con la mirada profesional atenta e independiente. Cristina se olvidó de este caso pero seguramente Fulvio Madaro y Néstor Ulloa, que fueron eyectados del Gobierno por decreto, lo tienen muy presente.
Hay muchas investigaciones en marcha que podrían terminar involucrando a empresas privadas o estatales. No se confirmó todavía si fueron representantes de un banco que se dedica a las hipotecas básicamente los que le dieron el dinero a Felisa Miceli. Ni cuáles fueron los motivos reales de Enarsa para fletar el avión que trajo aquella voluminosa y dolarizada valija bolivariana. La causa penal que tiene que enfrentar en la justicia Juan Pablo Piccardo, ministro designado de Mauricio Macri, tiene en el centro de la discusión a Isenbeck. ¿Las revelaciones sobre el repentinamente exitoso empresario multimedios Rudy Ulloa Igor impactan en su actividad privada o como funcionario y dirigente político?.
Más temprano que tarde van a ir apareciendo nuevos empresarios amigos del Gobierno que se enriquecieron a la velocidad del rayo y nuevos funcionarios que no resisten un Veraz ni pueden explicar su fortuna.
Todo llega. Hay que tener paciencia. Todo está grabado en la memoria, dice León.
Incluso aquel rostro inocente que desde un afiche nos sigue diciendo: “No se olviden de Cabezas”.

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