domingo, 21 de septiembre de 2008

DISYUNTIVA

Todo lo que más en esta vida anhelamos es de difícil y muchas veces de dudoso cumplimiento. El alcance de las metas es una minoría en nuestro recordatorio. Por lo general, cosechamos más fracasos que triunfos. Son los matices con quienes debemos convivir hasta que abandonemos este plano. Nos emplazamos con miras a objetivos que casi nunca se cristalizan. Nos sucede ello, con la fé, con el camino que nuestros hijos designan recorrer, con nuestras ocupaciones, con lo que aguardámos de los que creemos nuestros amigos y con todo lo que debemos espectar como falible. Así es la vida. Transitan por estas emociones fracturadas, tanto jóvenes como viejos. Ricos y pobres. Creyentes y agnósticos. Valientes y cobardes. Piadosos y perversos. Pródigos y miserables. Como alguien dijo una vez "Nada de lo humano me es ajeno". Dentro de esa fragilidad con la que debemos manejarnos, muchas veces el destino nos enfrenta con la verdad. Ésa que siempre se nos aparece. A la que no podemos eludir ni vencer. Porque la tenemos frente a nosotros mismos y el desfiladero en el que se nos antepone es demasiado estrecho para sortearlo. Como casi todos Ustedes he convivido y participado de esta feria de buhoneros que es la política vernácula. Enmarcada por un inmenso e insondable océano de tribulaciónes. Como todo termina siendo subjetivo, cada uno de nosotros valúa en nuestra historia a quienes considera sus héroes. Están los Sanmartinianos. Los Rosistas. Los Unitarios. Los Conservadores. Los Radicales y también los Peronistas. Quienes abrazaron las carreras militares se han ubicado en todos estos idearios. En la mayoría de los casos entremezclándo unos con otros. Las disonancias de esos precipitados operaron como consecuencias indelebles. La inclinación nacionalista de Uriburu fue mutilada por la liberal de Justo. La de Leonardi por la de Aramburu. A mitad de camino emergió la de Perón que no era abarcativa de ninguna de las anteriores. Inventó un híbrido: El Justicialismo. Las estrofas de su "marchita" fue y es entonada con el mismo vigor por la derecha sindical que por la montonera del oficialismo. El Peronismo es el único movimiento político que sin guardar la más mínima noción de un ideologismo cubre las expectativas de cualquier Argentino. Utilizándo arcaismos: A bolches y fachos por igual. En idéntica dimensión. Dentro de un espectro analítico no estoy aportando gran cosa. Cualquiera que se detenga por unos instantes a meditar sobre ello, arribará a esta conclusión. Nuestro nudo gordiano es precisamente ése. Nadie se detiene a razonar. Se los respeta y se los teme por el númen. Todo perdulario que desee escalar rápidamente en esta lidia, se incorpora. Porque al incontener preceptos filosóficos, el Peronismo no tiene fronteras. Ni dogmas. Ni principios. Es tan solo una forma de hacer política. De crecer en la inmediatéz merced a la estupidéz de los compañeros de ruta. Perón, que tenía una cultura promedio pero que arrastraba el estigma del arroyo; de ser el fruto de una noche de pasión entre una cocinera de estancia y un borracho de almacén, era invitable que no volcara esas frustraciones e ira sobre sus gobernados. Por eso dividió a los Argentinos. Por idénticas motivaciones cuando enviudó de su primera esposa contrajo enlace con la Eva que era de su misma especie. Luego lo haría con una cigarrera. Su entorno que al principiar su gestión, no era para nada desdeñable duró poco. "Pepe" Arce, Remorino, Ivanisevich, Gomez Morales y Carrillo eran tipos honorables. Buenos Ministros y funcionarios. Después emergieron los Cafiero, Borlenghi, Aloé, Miranda. Y en la última etapa los Cámpora, Lastiri, y López Rega. Hago esta distinción, para separarme del "gorilismo" que en esencia fue el reverso de la misma moneda. Por lo irracional, aunque sin alcanzar los niveles de impudicia de sus némesis populistas. Les suplico, sepan disculpar lo extenso del prólogo. Pero es necesario insistir muchas veces con ésto, porque la mayoría de la gente no lo interpreta adecuadamente. He tratado, dentro de mis inmensas limitaciones de describirles el génesis de nuestras miserias. De estas cavilaciones sin fin. Del porqué no podemos emerger de una vez por todas. Y es por ello que los invito a una reflexión. Muy simple: ¿Que es lo que estuvo y estará presente en cada gestión de gobierno peronista?. ¿Las banderas de una Causa Nacional?. ¿El Desarrollo?. ¿Las conquistas Sociales?. ¿La redención de los desposeídos?. A poco que analicen cualesquiera de estas hipótesis, seguramente encontrarán más un interrogante que una afirmación. El Peronismo no tutela ninguno de estos preceptos. Porque todo lo que rodea a su fragancia es torvo, malsano y fraudulento. Fueron las administraciones justicialistas, quienes han teñido de "negociados & prostitución" todas sus gestiones. Porque el Peronismo es, por sobre cualquier otra ponderación algo de naturaleza transgresora. Los nefandos crímenes contra La Patria de estos K ¿se diferencian en algo con los del Menemismo ó el Duhaldismo?. En nada. Su distingo es tan solo fisonómico. El espíritu es idéntico. La mofa por la sanción moral está indemne. En todos ellos. Los tres han participado del lavado de dinero. Del narcotráfico. Del proxenetismo. De la vulgaridad. Y de todo aquéllo que es repudiable. Malsano. Su permanencia en el poder fue lograda con el miedo, en épocas de la primera ignominia cincuentista de su Creador. Esta trilogía que lo heredó, fue más seductora. El menemismo con el señuelo de un dólar barato. El duhaldismo por la presión de las patotas y estos K por el viento de cola de un fugáz crecimiento global de la economía. Pero ahora el juego es diferente. El avance del producto bruto se detendrá. Y se redistribuirá más pobreza que otra cosa. Hace unos días me encontré con un grupo de entrañables Amigos. Echamos algunos párrafos. Todos por igual, embarcados en esta cruzada liberatoria de esta pandilla del gobierno. Hombres de honor. Casi todos, altos oficiales de Ejército. Otros Marinos. Presté la debida atención a cada una de las alocuciones. Confieso con toda humildad que me decepcioné. No diré como el poeta incomprendido, porque sonaría demasiado cursi. Pero algo por el estilo. Estos entrañables Camaradas a quienes aprecio realmente, son de la opinión que la mejor manera de apagar esta hoguera K, es aguardar a que las calles se bañen de sangre. Que este dantesco y absurdo escenario será motorizado por una UTE, integrada por Barrionuevo, Duhalde y Menem. Y que en medio de este aquelarre, las tres Fuerzas Armadas, impondrán el órden y retomarán el control. Veamos: Que estos tres maleantes se autoconvoquen para destronar a esta pútrida administración, es plausible. Que motoricen el descontrol social, también. Tienen dinero en exceso y pueden nuclear a muchos militantes de este "elemento puloil", segregándolos brevemente de las barras bravas del fútbol. De los desarmaderos de autos. De los asentamientos emergentes. En fín, de muchos cenáculos y academias de enseñanza en el uso cachiporras. Pero utilizar a las Fuerzas Armadas para reprimir una protesta popular direccionada es a mi juicio demencial. En primer lugar, porque sería una nueva modalidad para desprestigiar a nuestros uniformados en una represión contra civiles. Y en segundo término -y es lo que más me preocupa- porque "liberar" las calles para una asonada descontrolada sería imposible de encorcetar. De dominar. Imagínenese a cien mil "intelectuales" ex-presidiarios dispersos en todo el País, saqueando supermercados, estaciones de servicios y viviendas particulares de manera anárquica, descontrolada. Con cincuenta mil policías -que es el total de las fuerzas de seguridad- desanimados, con armamento defectuoso e insuficiente. Corrompidos y entremezclados en el mundo del hampa, para enfrentar a estos desalmados que tendrán en frente de ellos. Existen formas suicidas para intentar exterminar a estos K. Pero de todo el menú, ésta sería la opción más descabellada. Ni mi grupo ni quien suscribe formaremos parte de ese plan. A Menem, Duhalde y Barrionuevo hay que ejecutarlos junto con el resto de los K. De aliados ni una fracción de segundo. Sería una inmoralidad aceptar su compañía. Existen los enemigos. No medio enemigos. Nuestra cruzada intenta capturar a todos por igual. Pactar con el turco, el cabezón ó el mozo tal vez fuese práctico, pero nos despojaría de los principios. Porque ya imagino que después, sobrevendrán las condonaciones y los perdones. Quizás nuestro número descienda. Pero no negociaremos con ningún Traidor a la Patria. Porque de hacerlo no tendremos ninguna. Cordialmente
Lucio Catano (h).-

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