lunes, 7 de junio de 2010

LOS PERIODISTAS SOMOS CULPABLES



Los periodistas somos culpables
Hoy, 7 de Junio, se celebra un nuevo día del periodista. Como es habitual la gente suele acordarse de aquellos periodistas que conoce, tolera, o son vecinos. Así nos saludan con mayor o menor efusividad en la creencia de que “mejor es andar bien con estos tipos…”

Posiblemente, seguramente, tienen un concepto errado del periodismo y de lo que en realidad puede su conocido y/o vecino. Cierto es que en el firmamento nacional e internacional hay colegas con más brillo y mejor estrella, pero también es cierto que hay un abismo entre lo que los periodistas somos y hacemos y lo que querríamos ser y hacer.

La gente nos supone mujeres y hombres que carecen de limitaciones y problemas. Lejos de eso vivimos entre mayores limitaciones y problemas que ellos, quizá por estar inmersos en los mismos y hablar, escribir y mostrarlos a la sociedad.

El hecho nos hace – para muchos y en especial para algunos – responsables, es más, culpables. Sin diferencias. Da lo mismo hablar de Nuevo Torino o de Kandahar. Somos responsables, somos culpables, porque sin nosotros el problema no se conocería, algo muy parecido – aunque no igual – a que no existiría. Somos el mensajero y el mensajero siempre es culpable si no dice lo que el oído del receptor quiere escuchar.

El lema de nuestro diario es quizá extremo: “con la verdad no ofendo ni temo” y, como tal, un poco inexacto. La verdad no suele ser la misma para muchos que con poder suponen que el poder permite todo, y esa verdad que la hoja de papel pone en la calle los ofende y mucho; el periodista, que camina la noche escuchando el ruido de sus propios pasos, no puede escapar a ese atávico recelo a las sombras que poco bueno auguran. Problemas y limitaciones que nos quieren convencer de lo mismo: somos culpables.

Soportamos, anónimos, el día a día sin la misión que nos haga famosos, en el ejercicio de lo que es nuestra razón de ser, la noticia, sin transformarnos en estrellas, pero con la conciencia de que en cualquier momento podemos transformarnos en lo que parecen haber predestinado para nosotros, la condición de culpables.

Que “la culpa es de los periodistas” no sólo la dice el hombre de la calle sino – y principalmente – nuestros gobernantes. De no ser por nosotros todo el mundo sería feliz, como los lotófagos – aquel pueblo sin memoria que encontrara Odiseo y sus compañeros cuando volvían de la Guerra de Troya – quienes les ofrecieron loto, con lo que los navegantes perdieron la memoria y olvidaron su patria. Quizá el de Odiseo – sin ser periodista – sea el mejor ejemplo que tenemos, el mayor paradigma, intentando devolver al ciudadano la conciencia de la realidad, la memoria de su responsabilidad como tal, y de su deber de reclamar a las autoridades por lo que hacen mal o dejan de hacer.

Sabemos que en nuestra profesión hay colegas que la pasan bomba y quienes la soportan fatal, pero eso no es noticia, sólo nos importa a nosotros, o quizás a nadie, por la misma razón. A veces, siempre, termina uno muerto, entonces se conduelen, nos dan el pésame, pero es tarde, ya no es noticia y nadie se entera.

Hoy, es el día del periodista y mientras es noticia, vaya nuestro saludo y abrazo a quienes con nosotros comparten esta pasión por la culpa.
INFORAFAELA

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