jueves, 3 de junio de 2010
REALISMO Y ESTRATEGIA
Por Mario Cadenas Madariaga
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En estos días hemos leído varios artículos sobre la naturaleza del kirchnerismo, -Fernández Díaz, Sebrelli, Avogadro, Chaves, Bonanatta, Raventos y Abos- todos de excelente factura intelectual, y con puntos de vistas bien desarrollados. Me parece que es un tema sobre el cual el análisis político se debe profundizar y por tanto deseamos agregarnos a este cruzamiento de opiniones.
1) Naturaleza de la conducción K
Para nosotros se trata de una forma de autoritarismo personalista y populista, sumado a un propósito de enriquecimiento personal. Es un esquema de una gran pobreza intelectual, pero muy efectivo para proporcionar mejoramientos directos y circunstanciales a sus beneficiarios. Además no es original porque se encuentra con las mismas características en el fundador del justicialismo. Pero con el mérito para este último de haber introducido el tema de la justicia social en la política argentina y creado una estructura institucional y gremial para defenderla.
A ello se agrega un factor emocional muy fuerte, en la forma del resentimiento, cuya explicación en los conductores debe tener causas sicológicas, no fáciles de determinar, pero en sus seguidores es generado por la desigualdad, atribuida a injustas diferencias económicas. Se ocultan las causas culturales de la desigualdad, que son las más importantes y no han sido creadas artificialmente. El resentimiento se alentó deliberadamente, como factor impulsor de la agresión hacia los adversarios y de cohesión interna del movimiento. Genera violencia por la carga emocional que contiene.
El autoritarismo es incompatible con el sistema republicano, en tanto este reclama respeto por el equilibrio de los tres poderes, por los derechos de los ciudadanos y el reconocimiento de la oposición. En el orden económico el autoritarismo lleva al control de los precios, del comercio en general, o a diversas formas de regulación económica. El autoritarismo también explica los conflictos con la prensa y aún con la Iglesia.
Por su parte el populismo concibe la política económica sobre la base de la distribución que la realiza recurriendo al subsidio directo o indirecto a favor de los sectores de menores recursos, y subordina la economía a este objetivo, sin cuidarse de que el sistema se autosostenga. La crisis de 1975, fue la demostración más clara de la incoherencia de su filosofía. Con anterioridad la declinación económica pudo apreciarse de 1949 a 1955.
En toda su experiencia económica, el kirchnerismo ha sido favorecido, por factores exógenos, pero muy bien aprovechados. Por ejemplo, en el orden provincial, por la pequeña población de Santa Cruz y la abundancia de los recursos naturales y fiscales, provenientes de la distribución impositiva, y en el orden nacional por la exagerada devaluación de la moneda, heredada en el 2003, que le permitió enfrentar un reducido presupuesto, y tomar un proceso de recuperación en la cuesta ascendente, donde los impuestos a las exportaciones no perjudicaban la renta de los sectores exportadores. A esto se sumo el mejoramiento de los términos del intercambio. Los años 2007/2008 se parecieron mucho a los de 1973/74.
El momento económico actual fue favorable hasta el mes de mayo, pero desde entonces comenzó a cambiar, por la evolución de la situación europea, la declinación de la Bolsa, el crecimiento de las importaciones y la persistencia de la inflación. Pero el crecimiento del PBI se mantiene interesante, naturalmente medido sobre el 2009, base realmente muy baja.
La otra nota, de carácter personal, es que consideran legítimo formar una fortuna aprovechando todas las ocasiones que se les presentan, como lo revelan sin ocultamientos sus declaraciones juradas presentadas a las autoridades fiscales. Por esta última circunstancia no se puede decir que sean socialistas, sino que son cultores de los beneficios de la propiedad privada, para ellos y su círculo de amigos. Una nota también observable en Perón y Menem.
La izquierda argentina incapaz de alcanzar el apoyo popular por sí misma, deliberadamente desea introducirse y copar el peronismo, pero es rechazado por las bases. Esta es una estrategia que se trató de aplicar aún bajo la conducción de Perón. En la conducción gremial hay una vasta experiencia al respecto pero la misma responde hasta hoy mayoritariamente al viejo ideario del peronismo.
Ahora bien en cuanto a las alianzas, se forman con todos aquellos que le faciliten la ampliación de su poder tanto en el orden interno como en el internacional. En una ocasión fue Menem, Cavallo, Duhalde, Scioli, Cobos, o para otros fines las Abuelas de Plaza de Mayo o D’Elía. La defensa o la conquista del poder justifican cualquier alianza, sin prevenciones.
En el orden internacional se vinculan a Venezuela por los favores que reciben y la adhesión que les muestra, lo mismo que con Ecuador, o Bolivia, pero no proceden como éstos. Las grandes empresas extranjeras no se ven amenazadas, aunque sí afectadas sus políticas de precios. Pero esto no es socialismo sino intervencionismo populista.
Estas dos notas del autoritarismo y el populismo son las tradicionales del peronismo. Las alianzas circunstanciales con la izquierda es un recurso político, usado en múltiples ocasiones. Pero no hay que engañarse el hombre más representativo del gobierno es Moreno, no los intelectuales de Carta Abierta. Aunque estos últimos le dan un toque intelectual, de racionalidad, muy necesario al gobierno.
La izquierda oficialista cree que participa de una transformación sin percibir que acompaña a un proceso sin futuro por falta de sustentación económica, política y cultural.
2) La oposición política en la Argentina
El rol de la oposición en cualquier país es presentar una alternativa de gobierno.
Para ello la oposición en la Argentina tiene entre otros inconvenientes, hallarse muy fragmentada. No está representada por un partido predominante como en España, Chile, Brasil, Uruguay, EEUU, Reino Unido, Francia, sino por una multiplicidad de partidos u orientaciones, muchas de las cuales son igualmente importantes,- radicalismo, peronismo opositor, la izquierda, Carrió y Macri.
El segundo problema de la oposición es que no tiene un programa de gobierno. El peronismo sí lo tiene: es el autoritarismo populista. Fueron estas las notas esenciales de siempre del peronismo. Y la sociedad esta contagiada por este pensamiento, porque si bien no quiere el autoritarismo, gran parte de ella apoya el populismo: es partidaria del control de precios, de los impuestos a las exportaciones, y de todos los subsidios. El 14 bis de la Constitución Nacional lo introdujo Crisólogo Larralde con el voto de una amplia mayoría de los convencionales, ninguno del justicialismo. Pero doce diputados casi en su totalidad justicialistas, están en vísperas de aplicarlo en su disposición más delicada que es la participación obrera en las utilidades de las empresas, y en su conducción. Este tema si sigue adelante se convertirá en el principal de la política argentina. Y en el proyecto está pensado con un sesgo netamente distribucionista.
Se dice que la Argentina no tiene políticas de Estado ni de largo plazo. No es cierto. Si las tiene y son equivocadas, tan equivocadas que han hecho de un país rico un país pobre. Una de estas políticas de estado es el subsidio al consumo. No es casual porque responde a una generalizada y falsa valoración del consumo, al que se cree el principal motor de la actividad económica, cuando que el consumo no crea sino que gasta, extingue o destruye, naturalmente en beneficio de las necesidades o los placeres que satisface.
Pero el problema más grave de la oposición es que no tiene un diagnóstico sobre las causas de la situación actual y por tanto no puede corregirla. Por eso no tiene un programa, ni le concede importancia. Se guía por las encuestas, y considera que las campañas políticas se hacen conversando con los vecinos de los barrios más numerosos, haciendo un relevamiento de sus necesidades básicas. Se confunde una campaña política con una campaña comercial para la venta de productos. De ahí que los publicistas de la publicidad comercial sean también consejeros de campaña de los partidos políticos.
Por tanto la falta de diagnóstico, la difusión de algunos de los principios de la filosofía económica del peronismo en el pensamiento de la sociedad argentina, y la falta de imaginación para conformar las aspiraciones de la población, en un nuevo proyecto, producen el triunfo reiterado del peronismo.
De ahí que no hayan triunfado ninguna de la reacciones contra el peronismo, desde la Revolución Libertadora al Gobierno de Alfonsín o De la Rúa. Frondizi planteo la verdadera alternativa con el desarrollo, pero no estaba suficientemente elaborado el concepto por lo que se equivocó con el plan salarial de 1958 y la restricción monetaria de 1959.
La Argentina por tanto sufre de una gran pobreza intelectual en el oficialismo y en la oposición. Esta se da principalmente en todos los ámbitos que tienen su origen en la elección popular, pero el problema no deviene del sistema sino de la baja cultura política. Por eso no se da en el campo científico, en el cultural o en el deportivo porque en ellos la selección se hace con criterios rigurosos de calidad.
El nuevo proyecto nacional de transformación política, económica, social y cultural.
El justicialismo ha revelado lo que es y lo que puede alcanzar de 1945 a 1955 y de de 1973 a 1976. Aunque modificó en algunos aspectos su filosofía de 1989 al 1997, en definitiva la sobrevaluación monetaria, era por otros mecanismos un enorme subsidio al consumo, totalmente insostenible, como se demostró a fines del 2001.
Se reivindica el año 1948, o 1974 o 1993, pero ellos no se pueden aceptar sin sus consecuencias que fueron el año 1955, 1975 o el 2001.
El error sustancial se encuentra en el papel rector que se concede al consumo, frente a la función de la producción y la inversión.
La recuperación económica se debe enfrentar sobre dos bases: la apertura a las exportaciones y la monetización de la economía. Esta dos palancas, van a originar una expansión de la producción nacional, para exportar y para consumir en el interior las divisas ganadas en la exportación. Esta expansión debe acompañarse de una rápida monetización de la economía argentina, para que esta financie el aumento de la producción.
Pero no habrá salida sino se produce una transformación cultural en la sociedad, de manera que alcance el nivel propio de las naciones desarrolladas, y a la vez elimine la desigualdad entre sus dos grandes sectores: los descendientes de los europeos, y de los pueblos autóctonos, en sus corrientes predominantes, dentro de un gran mestizaje.
Con estas dos reformas económica y cultural, habrá fuerte crecimiento, pleno empleo, altos salarios, excelente tecnología, grandes inversiones, principalmente nacionales, una gran igualdad de ingresos promedios, sin indigencia y baja pobreza.
Esta es la alternativa que espera la sociedad argentina de la oposición. La crítica al sistema imperante, es necesaria y cumple una gran misión pero sin propuesta de una sólida alternativa no hay solución posible.
Olivos 1º de junio del 2010.
* Ver www.revolucioncultrual.com.ar en los documentos del autor titulados el Proyecto Nacional para el Bicentenario, Crítica al Programa Monetario del Banco Central 2010, El Gobierno del Congreso de la Nación y el Proyecto de ley para el Crecimiento con Estabilidad presentada al Congreso de la Nación el 21.5.2010.
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