viernes, 13 de agosto de 2010

BINNER


¿QUE NOS PASA?: EL CASO BINNER

Por Susana Merlo (*)

El grado de confusión producto, en muchos casos, de un gran desconocimiento, y en otros varios, de la gran impunidad con que actúan y se pronuncian muchos funcionarios y dirigentes, ya alcanza ribetes alarmantes.
Y en este contexto, tal vez uno de los casos más emblemáticos sea el aún inexplicable comportamiento del Gobernador socialista de Santa fe, Hermes Binner, cuando se pronunció días atrás, a favor del mantenimiento de la potestad de fijar las retenciones, en manos del Poder Ejecutivo, facultad que debe finalizar el próximo 24 de agosto, para volver a la órbita del Congreso.
¿Qué puede haber sucedido para que un hombre habitualmente prudente, cometiera tantos errores juntos?

Veamos algunos:

1- Santa Fe es una de las principales provincias productoras, y se ubica en el primero o segundo lugar como exportadora de varios de los más importantes rubros agropecuarios. Por lo tanto, es una de las más gravemente perjudicadas por las retenciones que, además de su negatividad intrínseca, van a parar al Tesoro Nacional que apenas devuelve (y muchas veces en forma condicionada) una parte mínima de estos abultados montos.

2- El momento para hacer semejante declaración coincidió con el arranque, nada menos que en Rosario, de uno de los encuentros anuales más importantes del sector: el congreso de productores de siembra directa al que asisten alrededor de 3.000 de los más avanzados e innovadores productores de todo el país. ¡Una especie de suicidio político!.

3- Teniendo en cuenta que nadie cede posiciones porque sí, o delega poderes graciosamente, no se entiende cual podría ser la razón para que el Parlamento Nacional volviera a hacer esto y, menos aún, para que los Gobernadores le pidieran a los Senadores (que son quienes representan los intereses de las provincias), o a los diputados (que representan a los ciudadanos) , que cedan otra vez esta potestad sobre los impuestos al Poder Ejecutivo cuando, además, en el caso de las retenciones al campo, se trata de una medida tan negativa para la producción, como regresiva y arbitraria para las arcas de los Estados provinciales.

4- Como si todo esto no alcanzara, la Constitución Nacional determina, con toda lógica, que la fijación de impuestos (y las mal llamadas “retenciones”, lo son) es atribución del Poder Legislativo, aunque el Ejecutivo sea el que las recaude.

5- Pero además, taxativamente prohíbe la delegación de potestades.

Es la Constitución. La Ley de leyes. No puede haber discusión.

Pero, ¿Qué nos pasa?, pues el de Binner no es el único caso incomprensible por estos días.
De hecho, quienes dicen defender a los pequeños productores, intentan impulsar una Ley de Arrendamiento, que de acuerdo a su articulado intervencionista, de sancionarse, tendría efectos similares a los que décadas atrás provocó la ley de alquileres (de inmuebles) que, ante el miedo de los propietarios, achicó ferozmente la oferta de estos bienes y, además, disminuyó sensiblemente las inversiones en este sector.

Por otro lado, parecieran no saber que también los pequeños productores, en muchos casos, arriendan sus tierras…

Pero lo peor es el renovado embate contra la “extranjerización” de la tierra, eufemismo con el que se intenta acotar las inversiones extranjeras, lo cual no sólo restringiría el estratégico e imprescindible ingreso de capitales, si no que provocaría una caída en las valuaciones de la tierra que, nuevamente, a los que más perjudica es a los más chicos.
¿Tanta pérdida sólo porque algún dirigente quiere alquilar más barato?

¿Y por qué entonces no se prohíbe también que los extranjeros compren bonos argentinos?.

Para aumentar la confusión, se agregan los que ya sin ningún pudor aceptan los mandatos de los funcionarios y se pronuncian a favor de los intereses oficiales, aunque vayan en contra de otros eslabones de su propio sector, sólo por no perder las prebendas obtenidas desde la arbitrariedad gubernamental.

Y ni hablar de la confusión que genera el discurso oficial sobre la “Argentina góndola del mundo”, la “defensa de la mesa de los argentinos”, o el rimbombante “Plan Estratégico Agroalimentario –PEA”, que pueden llevar a algún distraído a creer que se está trabajando por la consolidación y el crecimiento genuino de la agroindustria alimentaria local cuando, en realidad, ocurre exactamente lo contrario.

De hecho, las empresas en el interior ni siquiera cuentan con la energía suficiente como para hacer turnos corridos. Ni hablar entonces de un plan de expansión…

Y que se puede decir de la lechería estancada en la producción de hace 12 años, o el trigo que no logra despegar y hasta se teme por el autoabastecimiento (como alertan los propios molineros), o la carne vacuna cuyo stock retrocedió ¡12 millones de cabezas!, sólo en estos últimos años, y por eso falta carne y los precios están por las nubes.

Lo peor es que se perdió la producción interna de estos productos y, ni siquiera, se puede importar (aunque tuviéramos la plata para hacerlo).

Y estos son sólo unos pocos ejemplos de incoherencia o doble discurso…

Seguramente a esta altura nadie pretende un “sincericidio”, pero ya es imprescindible un poco de coherencia, porque ya ni la soja alcanza para tapar tanto desaguisado .

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de la Ingeniera Agrónoma Susana Merlo por gentileza de su autora y Campo 2.0.

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