lunes, 6 de diciembre de 2010

TORTILLA A LA CARTA


Fecha de Publicación: 06/12/2010 - 06:04
Perfil del gran operador político del kirchnerismo

Juan Carlos “Chueco” Mazzón se ha convertido en el gran armador y operador político del oficialismo, dependiendo básicamente de su persona los pasos a seguir por el kirchnerismo de cara a las elecciones del año que viene. Perfil de uno de los hombres con mayor poder en la Argentina de hoy

“Aunque no se lo vea públicamente, siempre está en todos los detalles del armado del gobierno de cara a las elecciones del año que viene”, así le resumió a la Agencia de Noticias CNA un funcionario del Ejecutivo la labor que viene realizando el operador político por excelencia del kirchnerismo, Juan Carlos “Chueco” Mazzón.



Este hombre nacido el 8 de enero de 1944 en la localidad santafesina de San Javier, pero mendocino por adopción, ha sabido acomodarse a las necesidades del peronismo a lo largo de su historia, ya que de sus comienzos en la ortodoxia peronista en la agrupación Guardia de Hierro en los tumultuosos años ’70, pasó a ser el máximo operador político de un gobierno que le gusta llamarse a sí mismo como “reivindicador” de la lucha de la juventud en esos años.



Quien viene llevando adelante todas las negociaciones políticas del kirchnerismo para lograr acuerdos con vistas a las elecciones de octubre del año que viene, comenzó en el terreno político de la mano de Antonio Cafiero y la “renovación peronista” en los ’80, cuando se buscaba amoldar al partido fundado por Juan Perón en los años ’40 al nuevo período democrático y dejar atrás las pasadas épocas de Herminio Iglesias al frente del PJ.



Con Carlos Menem ganador de la interna del peronismo en 1988, Mazzón se vinculó rápidamente a las huestes menemistas, siendo funcionario del gobierno del riojano, del cual se tuvo que ir luego de que se hiciera pública la denuncia de que había estado preso en los años ’80 por estafa por su labor al frente del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor de Mendoza, aunque sus contactos en el gobierno siguieron intactos, ya que continuó cobrando un sueldo de la administración nacional hasta el fin de la era menemista en diciembre del ’99.



Su actividad política sin duda la comenzó en Mendoza en sus épocas de estudiante universitario, donde a través de Guardia de Hi erro aceitó relaciones con todos los sectores del peronismo, y desde esos tiempos ya se lo conocía como un excelente negociador, que privilegiaba por sobre todas las cosas el “diálogo” antes que la polémica y la discusión.



Fue también en la provincia cuyana, donde moldeó al entonces desconocido José Luis Manzano en el terreno político, enseñándole toda su sabiduría política, a lo que el actual socio de Daniel Vila en los medios de comunicación, supo retribuirle con el cargo de viceministro del Interior cuando ocupó esa cartera a comienzos de los ’90. De este cargo se tuvo que ir intempestivamente luego de que se conociera su prisión en los ’80 por estafa, aunque eso no hizo que siguiera aceitando sus vínculos con la clase dirigente.



En esos años neoliberales por excelencia, trabó relación con Néstor Kirchner, un joven gobernador santacruceño que seguía a rajatabla el ideario económico del riojano. Inclusive, Mazzón fue asesor de Kirchner cuando éste último fue convencional constituyente en el ’94, y fue uno de los artífices para conseguir el apoyo de los gobernadores petroleros a la privatización de la gran empresa pública por excelencia de la Argentina, como lo era Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), y se dice que fue quien arregló con el ex presidente el tema de las “regalías” hacia el territorio patagónico.



Acabado el período menemista, Mazzón pasó a reportar directamente al ex presidente Eduardo Duhalde, a quien acompañó en toda la región de Cuyo en la campaña presidencial de 1999, que aunque terminó perdiendo el bonaerense, sus vínculos siguieron más allá de eso, y el “Chueco”, fue una de las personas que acompañó al lomense en su tormentosa presidencia después del desbarajuste del 2001.



Desde el 2002 figura en la lista de empleados públicos como “Coordinador general de Asuntos Políticos Institucionales de la Unidad Presidente”, aunque todos saben que su trabajo es el de sumar voluntades al proyecto kirchnerista, veng an de donde vengan, aunque su gran actividad la ha tenido reclutando a viejos peronistas, militantes de la más antigua ortodoxia, y aclimatarlos al siglo XXI bajo la óptica K, proclive a actitudes progresistas y cercano a los organismos defensores de los derechos humanos.



Con teléfono libre hacia el despacho de Néstor Kirchner, Mazzón se encargaba bajo el gobierno del patagónico de hacer el muchas veces conocido como “juego sucio” de la política, que es el de negociar detrás de las cámaras y las luces de los flashes, y llegar a buen puerto negociaciones que parecían poco probables a la hora de encararlas. Con una lista de contactos que pueden llegar a sumar las hojas de varios libros, ha sido quien llevó a muchos hombres del radicalismo hacia las filas K, y poder dar e ntidad a la tan mentada “transversalidad” con la que el pingüino mayor deseaba dar el aire de mayor pluralidad a su gobierno.



Poco afecto a los grandes escenarios, el “Chueco” suele tener sus entrevistas con dirigentes de todo el país en lugares poco concurridos, como bares de poco nombre, para así pasar desapercibidos y poder hacer su tarea sin el apremio de las grandes muchedumbres. Una de sus máximas para seguir sosteniendo su poder, se basa en no “exponerse” ante la gente, en no ser jamás candidato en ninguna lista partidaria, y en atender a todos los hombres que le piden una reunión, sabiendo sacar provecho de cada uno de ellos.



En la actualidad, Mazzón es el hombre al que la presidenta Cristina Fernández le encargó la construcción de un espacio político amplio y firme de cara al 2011, y es por eso que ya está abocado de lleno a esta labor, de ahí que sus relaciones con el peronismo más ortodoxo, le servirán al oficialismo para seguir sosteniendo todo el poder del partido político más importante del país, aunque todavía sigue manteniendo la incógnita sobre si la Jefa de Estado se candidateará para su reelección o no.



En las últimas semanas han sido muchos los miembros del “peronismo Federal que lo están llamando al “Coti Nosiglia del PJ” para volver a estar al lado de la presidenta, sob re todo luego de que las mediciones de los encuestadores del poder, le dan a Cristina un piso de votos cercano al 40 por ciento, y un techo del cual todavía no se sabe su número.



El gran problema con el que cuenta Mazzón hoy en día, es su pelea con el Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, otro de os armadores del kirchnerismo, aunque éste último viene del lado más transversal y “progresista” del armado K, y quien ha sumado a innumerable cantidad de organizaciones sociales al oficialismo. Parrilli, fue uno de los que llevó dentro del kirchnerismo, entre otros, al Movimiento Libres del Sur hasta el 2008, a Emilio Pérsico y su Movimiento Evita, además de innumerable cantidad de partidos menores pero con peso dentro de la intelectualidad y pr ogresismo nacional.



Esta disputa parece ir ganándola por varios cuerpos el “Chueco”, ya que la presidenta en sus últimos actos y apariciones públicas, está brindando lazos hacia la mayor ortodoxia del peronismo, dejando de lado la transversalidad con la que su marido dio el puntapié inicial en el 2003. Mazzón, de excelentes vínculos con el radicalismo, ha sido uno de los artífices de la vuelta al bipartidismo, que llevó adelante Kirchner en vida, y que Cristina parece fortalecer aún más luego de la muerte de éste.



Sus inicios en Guardia de Hierro han hecho que vi ejos “Guardianes” hayan vuelto al PJ a trabajar codo a codo en la idea de mantener al peronismo, con Cristina Fernández a la cabeza, más allá del 2011 en el poder. Es así que son varios los hombres de esta agrupación peronista que se denomina a sí misma como los “cuidadores” del pensamiento de Perón y que sigue viva en el interior del peronismo con gran cantidad de cuadros políticos diseminados a lo largo y ancho del país, que han mantenido reuniones con Mazzón, y al cual éste les ha brindado especial atención para tratar de encaramar al peronismo detrás de un proyecto conjunto, acabando con las diferencias internas.



El Chueco, al igual que Carlos Grosso, parecen cumplir al máximo el axioma de que “un guardián sólo puede conquistar el mundo, dos juntos en cambio, pueden hacer explotar la galaxia”. Todo un principio que empieza a hacerse realidad en las últimas semanas y que muestra a Mazzón unido a lo más ortodoxo del pensamiento peronista para tratar de que ningún militante saque los pies del plato, y que vayan todos unidos detrás de la candidatura que determine el partido, que en palabras del gran operador político K, sólo reconoce “el liderazgo de la presidenta Cristina Fernández”.



El pasado 30 de noviembre, haciendo gala de su poder de convocatoria, Mazzón juntó en el Club Hípico de Núñez a toda la tropa con la que suele tener cotidianos diálogos, y en dicho cónclave logró juntar a personalidades como Daniel Scioli, Juan Carlos Gioja, Patricia F adel, José María Díaz Bancalari, Luis Beder Herrera, Diego Bossio, Juan Manuel Urtubey, Celso Jaque, Eduardo Fellner, Miguel Ángel Pichetto, Jorge Obeid, entre otros, en los que volvió a dar muestras de su capacidad para unir en un mismo lugar a peronistas diferentes desde lo ideológico.



En la reunión, en una de las pocas ocasiones en que hala en público, dejó en claro su lealtad al proyecto K, al sostener que “ojalá que cuando nos volvamos a encontrar el año que viene podamos decir que cumplimos con los deseos de Néstor y que haya un peronista en la Casa Rosada”, a la vez que rindió culto a la figura del ex presidente Néstor Kirchner, a quien pidió “retribuir con militancia el sacrificio personal” que realizó el patagónico por el país.



Con un estilo ameno aunque agresivo cuando la situación lo requiere, Mazzón se ha sabido hacer entender con sus actos o acciones a la perfección por todos los hombres que han recurrido a él como artilugio político para el crecimiento o subsistencia de sus figuras. Son pocos los que se atreven a hacerles frente o a desoír sus opiniones u órdenes, y la gran mayoría de los que lo visitan suelen inclinar las cabezas a la hora de concurrir a sus oficinas.



Juan Carlos “Chueco” Mazzón es sin ningún lugar a dudas el gran operador político con el que cuenta el kirchnerismo, y junto al radical Enrique “Coti” Nosiglia, son los armadores políticos por excelencia de la Argentina, que han hecho de esta forma de vivir un hábito en la política nacional, que lo ha llevado a tener una innumerable red de contactos dentro y fuera de su partido, y que lo ha convertido en un hombre capaz de construir candidatos de la nada y llevarlos hasta el lugar que él desea que lleguen.



Su nueva aventura es llevar al kirchnerismo a permanecer en el poder más allá de diciembre del 10 de diciembre del año que viene. En esa tarea se encuentra en la actualidad, y no parará hasta que sus objetivos se hagan realidad. Experiencia y capacidad no le faltan, habrá que ver si la sociedad argentina en octubre del 2011 le dará la derecha a sus deseos en el cuarto oscuro.

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