miércoles, 18 de mayo de 2011

CONTRABANDO

CONTRABANDO
La otra cara del comercio chino

La Aduana argentina decomisó este miércoles (18/05) mercadería falsificada de origen chino valorada en 7,3 millones de pesos (US$ 1,7 millones) cuando intentaba ser introducida al país desde Chile. El caso de la importación encubierta de pilas.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). La Aduana argentina decomisó este miércoles (18/05) mercadería falsificada de origen chino valorada en 7,3 millones de pesos (US$ 1,7 millones) cuando intentaba ser introducida al país desde Chile en un camión conducido por un ciudadano brasileño, que quedó detenido, informaron fuentes oficiales.

En la localidad fronteriza de Punta de Vacas, en la provincia argentina de Mendoza, agentes aduaneros se incautaron de 335.000 artículos falsificados de importantes marcas europeas en un camión que había declarado que transportaba mapas, precisó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) en un comunicado.

La maniobra se descubrió gracias al sistema IPM “Genuino – Falso”, desarrollado por la Organización Mundial de Aduanas y que actualmente está en fase de prueba en la Argentina, junto con Japón, Irlanda, Marruecos y Sudáfrica.

El chofer del camión, un hombre de nacionalidad brasileña, quedó detenido por orden del Juzgado Federal número 1 de Mendoza, que ordenó además decomisar el camión y las 536 cajas de mercadería.

Entre el material incautado hay 90.000 gafas de sol, 72.000 calzoncillos, 42.000 relojes de pulsera, 27.000 camisetas y polos, casi 4.000 bolsos y otras tantas carteras y monederos, falsificados de marcas como Lacoste, Louis Vuitton, Adidas, Dolce & Gabbana, Giorgio Armani y Ferrari, entre otras.

Todos los artículos son de origen chino y se intentó ingresarlos al país por la ruta que une a la Argentina con Chile.

La irregularidad fue comunicada al Juzgado Federal N° 1 de Mendoza, a cargo de Walter Bento, quien inmediatamente ordenó la detención del chofer de nacionalidad brasileña y el secuestro del camión con las 536 cajas de mercadería.

Hace unos días, también en la provincia de Mendoza, se habían decomisado más de 3.000 electrodomésticos de origen chino, que intentaron introducir declarados como caños de hierro.

En aquella oportunidad el chofer, de nacionalidad argentina, también quedó detenido a disposición del Juzgado Federal de Mendoza.

La importación de productos falsificados está reprimida por el Código Aduanero Argentino, para prevenir la defraudación al consumidor, la competencia desleal al sector privado y la evasión al Estado nacional.

La directora general de Aduanas, Siomara Ayerán, informó semanas atrás que entre enero y marzo de 2011 se secuestraron mercaderías falsificadas por US$ 111,7 millones, recordó la AFIP.

Importación encubierta de pilas

Muy interesante nota publicó este martes (17/05) Diario C de Catamarca referente a la importación encubierta de pilas procedentes de China:

Pilotudos: Argentina, el basurero de China

Argentina no produce pilas, las importa. La ley establece parámetros que no se cumplen y no hay controles en los puestos de venta. Faltan normas y campañas educativas. Día a día, llegan miles de juguetes chinos que están llenos de pilas a punto de vencer. Adivine dónde terminan…

Subte, 4 de la tarde. Poca gente. Un adolescente se abre camino con una caja de cartón en los brazos ofreciendo linternas que, junto con un blister de diez pilas botón, salen $10. El día anterior había comprado una pila Camelion del mismo tamaño. Valor: $4. La ecuación no cierra.

“Estamos comprando desechos tóxicos que ingresan al país en forma de pilas”, explica la abogada Marina Lofeudo, “No son pilas propiamente dichas. No cumplen con los requisitos técnicos de lo que es, o debería ser, una pila. Por eso son baratas y duran tan poco. Como los juguetes que se compran en la calle y tienen un montón de luces; encima si los compramos decimos... Uy qué bueno vienen con diez pilas botón”, detalla la especialista en ambiente Lofeudo y repite: “Estamos comprando desechos tóxicos que ingresan al país en forma de pilas”.

En la Argentina, hace unos años que el tema de las pilas, cada cierto tiempo, vuelve a la agenda de los medios, ya sea porque algún político o una ONG internacional deciden juntarlas, o porque un operativo encuentra miles de pilas truchas. Entonces, resuenan proyectos de ley para ver qué se va a hacer con las pilas.

Sobre su destino final mucho se ha escrito, mucho más se dice, poco se hace. Pero... ¿Nadie se preguntó por qué ingresan en forma indiscriminada a precios tan baratos? ¿Por qué se busca la solución del problema y no su origen?

Para que una pila entre al país en forma legal debe cumplir con lo establecido en la ley 26.184, que establece en su artículo primero: “Se prohíbe en todo el territorio de la Nación la fabricación, ensamblado e importación de pilas y baterías primarias, con forma cilíndrica o de prisma, comunes de carbón zinc y alcalinas de manganeso, cuyo contenido de mercurio, cadmio y plomo sea superior al 0,0005% en peso de mercurio; 0,015% en peso de cadmio; 0,200% en peso de plomo. Asimismo, se prohíbe la comercialización de pilas y baterías con las características mencionadas a partir de los tres años de la promulgación de la presente ley”. Es decir, si la ley se promulgó en el país en diciembre del 2006, ya ninguna pila que ingresa al país debería tener esa cantidad de mercurio.

Y en su artículo tercero resuelve: “Requisitos adicionales a cumplir: a) En el cuerpo de cada pila deberá figurar la fecha de vencimiento con indicación de mes y año; b) Las pilas estarán protegidas por una carcasa, o blindaje, que asegure la hermeticidad a los líquidos que contengan las mismas; c) Las pilas y baterías deberán cumplir con los requisitos de duración mínima promedio en los ensayos de descarga, según normas IRAM, o según normas internacionales: International Electrotechnical Comission (IEC) o American National Standards Institute (ANSI) cuando no se dispusiera de normas IRAM actualizadas.” Es decir, si un blister no tiene su fecha de vencimiento, no debería comercializarse. Y ninguna de las pilas que se venden, no deberían durar menos del promedio establecido.

Y en su artículo cuarto detalla que la autoridad de aplicación: “Será autoridad de aplicación de la presente ley el organismo nacional de mayor jerarquía con competencia ambiental.” Es decir la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable cuyo Secretario es el Dr. Juan José Mussi.

Durante dos meses el autor de esta nota quiso conseguir una entrevista con alguien de la Secretaría y nunca tuvo respuesta más allá de un: “Aún no me contestaron nada” de parte de Paula Wagner, encargada de Comunicación.

Para preguntar sobre quién y cómo se controla el ingreso al país, quisimos hablar con la Aduana pero el día de la entrevista, la nota fue cancelada.

Según un comerciante de La Plata, que hace más de 15 años que tiene un negocio de pilas, nunca tuvo un control. Es decir, nunca nadie verificó que las pilas que vende en su negocio cumplan con los requisitos de la Ley 26.184. Los controles se hacen por muestreo de los containers que declaran en la Aduana. ¿Y el resto?

“Nadie controla nada”, asegura Javier Rodríguez Pardo miembro del Movimiento Antinuclear de Chubut-RENACE. “Lo primero que hay que pensar es que en la época de grandes importaciones, había comerciantes digamos sinceros, que te llegaban a decir que de los diez containers -con ese sistema de sorteo que tienen de control según su color-, pasaban siete u ocho sin inspeccionar, y uno o dos pasaban por el control rojo de Aduana”.

Y sobre las pilas botones chinas que se compran en trenes, la calle y negocios de Constitución, Once y en Barrio Chino, entre otros, insiste: “Primero son técnicamente de insumos muy deplorables, muy deplorables, basta ver lo que duran. Algunas de ellas no dicen lo que contienen o tienen elementos adulterados, y como no hay control sobre eso, una pila que debería durar días, dura minutos. Y a veces hay que ponerla y sacarla. Creo que una pila que no está controlada contamina 50 veces lo que lo hace una pila controlada.”

“No todas las pilas tienen el mismo grado de peligrosidad cuando se habla de contaminación ambiental”, expone el Investigador del CONICET y Profesor UBA, el Dr. Horacio Corti. “Las primeras pilas comunes, se fabricaban con mercurio porque eso aumentaba el tiempo de vida evitando algunos procesos complejos que ocurrían en los electrodos de las pilas, pero eso, con el desarrollo de la tecnología, se dejó de usar. Hoy, las pilas que se fabrican en países industrializados (Europa, EE.UU., países importantes de Asia) no permiten el uso del mercurio, sin embargo pilas que se fabrican en países como China, donde no hay una legislación, todavía se fabrican con mercurio. Hace unos años hice un estudio y en general las pilas que tenían mayor contenido de mercurio eran la que llamamos las pilas truchas que se venden 5 por diez pesos en los trenes o en la vía pública.”

Números bajo agua

La Secretaría de Medio Ambiente cita en un portal que “de acuerdo al informe elaborado por el Centro Regional del Convenio de Basilea para América Latina y el Caribe, sede Uruguay, el consumo medio anual de pilas domiciliarias en la región está entorno a diez unidades por habitante, aunque esta cifra puede ser ligeramente menor en países desarrollados”.

Según el último censo, en el territorio nacional hay un poco más de 40.000.000 habitantes, es decir se consumen 400.000.000 pilas al año.

Según Greenpeace, “el agua para consumo humano no debe tener más de 0,001 miligramos de mercurio por litro y si se considera como referencia el contenido medio de mercurio, una pila convencional de carbono-zinc puede contaminar 3 mil litros de agua y una alcalina 167 mil litros”.

Entonces si una pila que llega a un curso de agua puede contaminar hasta 167.000 litros, se estarían contaminando: 66.800.000.000.000 de litros de agua al año. Espero que haya un error en el cálculo o una ley que lo controle.

“El tema de las pilas es un tema bastante preocupante porque estamos en una situación de desprotección jurídica. Las pilas no se disponen como residuos peligrosos, porque la pila, cuando se compran, no se asimila a un residuo peligroso pero cuando se agota su uso, pasa a ser un residuo peligroso. Todavía no tenemos legislación. Tenemos leyes marco, pero con las pilas, al igual que con las baterías de los celulares, no se han tomado medidas concretas”, agrega Lofeudo.

La diputada de la Nación, Olga Elizabeth Guzmán del Movimiento Popular Neuquino cree que: “Dado lo que se vende en el mercado, no existe una legislación y no habría un control de las pilas que se venden de baja calidad y que tienen productos altamente contaminantes, por eso planteamos, antes de llegar a una ley que hable puntualmente de las pilas y qué hacer con ellas a futuro, poner un pequeño parche que no va a ser la solución final, pero la gente debe estar educada en este sentido y creo que armar campañas de concientización no puede quedar afuera. Es necesario empezar a trabajar un proyecto de ley donde la pila deba volver al fabricante para que se ocupe de su destino final. No podemos seguir embargando la calidad de vida de la gente y de las próximas generaciones.”

Lofeudo puntualiza: “En el artículo 41 de la Constitución Nacional, que es el artículo máximo con relación al ambiente que se incorporó en la reforma del 94, en el último párrafo dice: `se prohíbe el ingreso al territorio nacional los residuos actual o potencialmente peligrosos´. Pero cuando la gente trae un juguete a la Aduana no dice, traigo un residuo potencialmente peligroso, dice traigo pilas. La cuestión es mucho más compleja de lo que pareciera a primera vista. Creo que no se tomó real conciencia de lo que implica el ingreso de este tipo de material al país y las consecuencias que nos traen en el ambiente”.

Según Rodríguez Pardo, “hay determinados productos que deben tener una legislación particular. El de las pilas no es un tóxico común como no lo es la radiación. Hoy no existe una legislación para esto en la Argentina. Un producto fabricado no puede terminar en el consumidor. Debe terminar en el productor y para eso lo debe haber pensado antes la fábrica que fue la que diseñó el producto y sabe qué es lo que contiene.”

Si en el país se venden pilas sin fecha de vencimiento cuya duración no llega a la media establecida. Si los comerciantes no tienen controles más allá de los aduaneros. Si no hay campañas pedagógicas que enseñen el uso correcto y, si no se apura una ley general que regule la gestión total de una pila, el suelo argentino se seguirá contaminando.

Una ley es necesaria. No queda mucho tiempo. Dicen que no se puede hacer nada porque aún no hay una norma nacional, pero está escrito. “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano”, lo dice la Constitución.

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