martes, 3 de mayo de 2011

RATAS


El tamaño de la torta es proporcional a la cantidad de ratones
Por JUAN SALINAS BOHIL
El camionero y líder de la CGT, Hugo Moyano, realizó un acto obrero el 29 de abril para festejar el recordatorio del 1º de mayo en donde pidió, nada más ni nada menos, que el 50% de las ganancias de las empresas y que los sindicalistas tengan una mayor participación en las listas de cargos políticos del kirchnerismo en las elecciones de octubre próximo.

Como CORREO DE BUENOS AIRES ha manifestado en anteriores oportunidades, los improductivos tienen como costumbre exigir parte de las ganancias pero nunca hacerse cargo de las pérdidas. Ser socio así se convierte en una simple avivada, una típica acción del subdesarrollo mental: el más decadente y peligroso de todos (en este último caso para los demás, se entiende).

Si es que desean participar de las ganancias empresariales, los gremialistas deberían ser socios de absolutamente todo lo que producen las empresas. Ser, por ejemplo, responsables civil y penalmente, como Chabán y sus compinches, de los enormes perjuicios que ocasionan choques de trenes y caídas de aviones. También deberían responder con su patrimonio (el propio, no el de sus seguidores) por las pérdidas económicas que tienen "empresas" gubernamentales y usuarios de subterráneos, trenes y aerolíneas, en las que son tan dueños que los paralizan cuando lo desean.

Mientras, los políticos de la oposición, empeñados como se encuentran en hacer y deshacer alianzas que duran lo que una moneda en la vereda, nada han dicho del pedido sindical y si lo hicieron fue en voz tan baja que ni ellos mismos se enteraron. En este aspecto, radicales y socialistas han sido de los más silenciosos debido a que fueron los que en 1957 modificaron la Constitución Nacional y agregaron el famoso artículo 14 bis que asegura al trabajador "participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección". Unos adelantados bárbaros. Sí, bárbaros.

Como el menemismo, el alfonsinismo y tantos ismos que han precedido a las termitas actuales, el kirchnerismo es, en esencia, una unidad de negocios o si se prefiere, una pequeña gran PYME de las muchas que existen. Un día, cercano o lejano, desaparecerá como lo hicieron las anteriores, dejando tras sí el espectáculo conocido de la tierra arrasada.

Sin pensamientos propios, salvo la acumulación del propio capital, viene copiando de la oposición propuesta tras propuesta, como esta última que presentó que pretende evitar la extranjerización de la tierra a través de una ley. Tanto apuro "nacionalista" tiene en realidad como objetivo impedir que un ferviente y furioso admirador de Castro y Chávez, y siempre funcional desde el Congreso a las políticas de la Casa Rosada, se le acredite el copyright de la idea.

Nos referimos a Solanas, principal cabeza visible de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que acaba de dar una vuelta de campana para cambiar su candidatura presidencial por la de gobernador de este estado medio autónomo. No es tonto. Iba al sacrificio a cambio de la nada porque su apoyatura era una de las tantas propuestas políticas de vida efímera a las que nos han acostumbrado estos políticos y que desaparecen rápida y misteriosamente como si nunca hubiesen existido.

La permuta le permite situarse a un tris de gobernar la ciudad y darle a su enflaquecida tropa numerosos lugares en el estado municipal. Empero, el enroque muestra a las claras que la Ciudad de Buenos Aires no ha superado su pobre escenario de ser utilizada como simple hotel por horas para realizar todo tipo de enjuagues políticos, potenciado por su cada vez más abultado presupuesto.

Una vez más Solanas favorece a la Casa Rosada porque un Mauricio Macri temeroso de quedarse sin el pan municipal y la gran torta Rosada, se verá obligado, de no mediar extrañas circunstancias, a renunciar también a la candidatura presidencial que nunca tuvo y prestarse a revalidar su título de jefe de Gobierno debido, en gran parte, a lo anodina de su gestión enfocada como fue, desde una perspectiva centro-social de mantención del statu quo.

Curiosamente, el actual gobernador de la Ciudad de Buenos Aires aprovechó con creces el hacerse pasar como hombre de derechas sin remotamente serlo. Es más, no modificó ni en un ápice las políticas comunales estatistas, dirigistas, inflacionarias, educativas, culturales y de mantenimiento económico de los grupos de izquierda denominados "organizaciones sociales", desconociendo que una parte importante de sus votantes lo apoyaron para alejar definitivamente al ex niño mimado del PC Aníbal Ibarra (hoy lo es Sabbatella) hasta que República de Cromañón ipensió fuego a sus aspiraciones presidenciales.

Por esa causa la auténtica derecha, tan enfrentada con la Casa Rosada, alejada de las componendas económicas y de figuración, que no cuenta con políticos ni partidos que la represente desde la defección de los Alsogaray y sus "liberales", en estos momentos analiza la posibilidad de apoyar a Solanas. Dicen en sus cenáculos: "Mejor es tener el verdadero enemigo enfrente. El kirchnerismo es sólo una molestia que desaparecerá cuando nos decidamos a rascarnos la espalda".

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