viernes, 9 de diciembre de 2011
HIPÓCRITA
Por Agustín Laje (*)
No dejan de resultar sorprendentes los recientes dichos del miembro de la Corte Suprema de Justicia, Raúl Eugenio Zaffaroni, en relación a los medios de comunicación y los partidos políticos no alineados con el kirchnerismo (la etiqueta de “opositores”, para ser justos, les queda demasiado grande). Fue en el marco de un seminario internacional titulado “Retos de la política social bajo el enfoque de derechos” en Mar del Plata, donde el magistrado esgrimió con dureza que le resultaba “absurdo” que los mencionados actores sociales pretendieran pedir juicios políticos contra jueces sobre los que recaen serias sospechas de irregularidades en sus funciones (verbigracia, Oyarbide).
Lo que olvidó de decir Zaffaroni en su arenga, es que si en la actualidad ocupa el cargo de ministro de la Corte , eso es precisamente gracias a que, amenazas de juicio político mediante, el kirchnerismo −con la indispensable ayuda de los medios que hoy denosta pero que ayer les servían de felpudo− virtualmente derrocó a la Corte Suprema de Justicia.
En efecto, vale recordar a Néstor Kirchner en 2003 bravuconeando desde la prensa y haciendo uso desmedido de “Cadena Nacional”, auxiliado por sus serviles diputados y senadores, amenazando durante varios días a los jueces de que si no renunciaban a sus cargos serían removidos desde el Congreso a través de juicios políticos, y con ello los magistrados no podrían gozar de haberes provisionales.
La excusa para derrocar aquella Corte consistió en argumentar que “era adicta al menemismo”. Pero ocurría que Menem no gobernaba el país desde 1999, con lo cual la cacareada “adicción” no era sino un evidente subterfugio. El problema real era que el kirchnerismo no contaba con un Poder Judicial dócil e ideológicamente afín: el problema no era la adicción, sino la independencia.
De esta manera asume Eugenio Zaffaroni el 23 de octubre de 2003 en el cargo que todavía hoy ocupa: tras sistemáticas intimidaciones de juicio político a sus predecesores y una persecución feroz proveniente del Ejecutivo y el Legislativo, con el difunto Kirchner a la cabeza.
Esta llamativa y desproporcionada reacción de Zaffaroni frente a quienes han empezado a pedir revisar el papel que han cumplido ciertos jueces en un país donde la corrupción, la violencia y la impunidad son parte del día a día, es de sospechar.
¿”Cola de paja”? Eso aún no lo sabemos. Lo que sí sabemos sobradamente, y ahora hemos terminado de confirmar, es de su falta de escrúpulos y su flagrante hipocresía.
La Prensa Popular | Edición 69 | Viernes 9 de Diciembre de 2011
(*) Agustín Laje tiene 22 años, estudia Ciencia Política, y es autor del libro “Los mitos setentistas. Mentiras fundamentales sobre la década del 70″.
agustin_laje@hotmail.com | @agustinlaje
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