lunes, 30 de junio de 2008

DESPIERTA EL CONGRESO ??

Pese a la distracción de las carpas, ¿se vislumbra un despertar del Congreso?


Afuera el espectáculo es deprimente. Afuera de las adyacencias del Congreso Nacional, se entiende. Hay tantas carpas en la Plaza que parecen preanunciar la llegada de un circo. O la instalación de un extraño balneario en donde no hay mar, río, agua y arena. O una toldería indígena. Perdón, debe decirse una construcción cultural de los pueblos originarios del continente. Ahí el pueblo delibera sin sus representantes con mucha gente mantenida vaya a saberse por quiénes. ¿Los contribuyentes?

El gran interés nacional semanal transitó por la cruel duda acerca de si los carperos oficialistas tenían o no autorización municipal para instalarse o si, por carecer de ella debían ser conminados a levantar sus petates e irse con sus bombos y cánticos a otra parte. Gritos, empujones, salivazos y testosterona al por mayor libre de retenciones que no puede encontrar un canal normal de sembradío.

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiere desalojar a los usurpadores del espacio público porque carecen de permiso. Llama a la Policía Federal que no se encuentra bajo su jurisdicción. Negativo ante el pedido de un masculino. Mientras, el jefe de la bancada comunal kirchnerista solicita un pedido de amparo y un Juez apologista del Che dictamina sin fundamentos que las carpas del oficialismo deben continuar en el lugar. Después, otra toga que calza tacones se hace presente para constatar de manera minuciosa que las garrafas y estufas se encuentren lo suficientemente alejadas de manera que no se produzcan incendios. Las carpas se quedan y la prepotencia gana una vez más. Moraleja: gestionar no significa gastar sumas fabulosas en publicidad, tapar baches y arreglar veredas.

Adentro, por momentos, la reunión quiso parecerse. Pero tuvo más nivel. Un nivel argentino, por momentos tercermundista, casi bolivariano. Gracias a la obcecación del matrimonio presidencial que impide encontrar una solución con el conflicto agropecuario, se pretendió recuperar los años perdidos desde que el edificio fue fumigado ejecutivamente con grandes dosis de anestesia. Es posible que se logre. Hay que insistir. Fue otro tumulto, pero es posible que a partir de las ponencias el Congreso los legisladores deban prestar mejor oído y fidelidad a los electores y no únicamente a los deseos de los Ejecutivos de turno. La actitud del vicepresidente sirvió de mucho para ese fin. Fue una grata sorpresa que satisfizo a muchos y molestó a muy pocos.

Pero pasaron diez preciosos días para que la Presidente gane tiempo para lucubrar cómo sacar algún que otro conejo de la galera mágica de su gestión. Como las que acostumbra. Mientras, inaugura pavimentos y lugares privados, o anuncia obras desde su refugio blindado Rosado y televisado. Viaja poco. A lo sumo lo hace por el territorio que protegen los barones del conurbano bonaerense. ¿Hasta cuándo? Atrás han quedado promocionados viajes maritales a la selva en defensa de los derechos humanos de otros y aquel que decía “París bien vale una manifestación”. Moraleja: gestionar no significa viajar al exterior porque los problemas se encuentran aquí, en Argentina.

26 de junio. Dijo Alsogaray: “Hay que pasar el invierno”. Recién van cinco días. “Con muletas”, apuntó Balbín. “Conmigo o sin migo”, amenazó Herminio. Mucho más modestos en nuestras intelectualidades recordamos e importunamos: ¿”Y si no arreglan.
SALINAS BOHIL
CORREO DE BUENOS AIRES

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