domingo, 29 de junio de 2008

KILÓMETRO CERO

Por Malú Kikuchi

Después de 103 días de caos y 5 cadenas nacionales, 103 días de irritación, chicanas, autoritarismo, crispación, frases y hechos fuera de lugar, existe una leve esperanza de llegar a un acuerdo institucional.

Desde que Martín Lousteau subió las retenciones a la exportación de soja (resolución 125 del Ministerio de Economía, 11/03/08), de 35% a 44,1% móviles, el país se desquició.

El país quedó desquiciado y en permanente estado de asamblea. El pueblo salió a manifestarse con cacerolas. Los ruralistas cortaron rutas. Los camioneros cortaron rutas. Hubo desabastecimiento.

El gobierno siguió sordo y empacado en no reconocer errores. El gobierno anunció y no gestionó. El gobierno dividió y no gobernó. El gobierno invocó plazas antiguas, recitó discursos agresivos, y no solucionó ninguno de los problemas que generó.

Argentina hace años que ha dejado de ser una República representativa y federal. El actual gobierno ha fusionado los tres poderes constitucionales, pilares de la República, en un solo poder omnímodo: el Poder Ejecutivo.

El Ejecutivo manipuló al Poder judicial (que lo permitió), y convirtió al Congreso en un poder formal, obediente a los dictados del Ejecutivo (que lo permitió). Y sometió a las provincias a la Caja Rosada.

La resolución 125 desconoce que las retenciones son un impuesto aduanero, razón por la cual atenta contra la Constitución Nacional, artículos 4, 9, 17, 29, 75 y 99. Y la CN, que la Presidente juró cumplir y hacer cumplir cuando asumió el cargo, está para acatarla, cuando conviene y cuando no conviene, también. Después de 103 días de desatinos, h

a sucedido el milagro. El tema de las retenciones se va a tratar en el Congreso. Era hora.

La CN es sabia; se inicia con “Declaraciones, derechos y garantías” que constituyen el alma y la razón de ser de la nación, y dedica su segunda parte a “Autoridades de la Nación”.

“Autoridades de la Nación”, “Gobierno FEDERAL”, comienza por el Poder Legislativo. Recién después de dictaminar sobre las funciones de las dos cámaras y después de legislar sobre los deberes y derechos del Congreso, la CN pasa a la “Naturaleza y duración” del Poder Ejecutivo.

Primero el Legislativo, luego el Ejecutivo. Es lógico. El Legislativo es plural; abarca, representa todas las opiniones, de todos los ciudadanos. El Ejecutivo es *unipersonal, representa a la mayoría, o como en el caso actual, a la primera mayoría. Aunque al asumir la presidencia de la Nación, el, o la presidente, debe gobernar para TODOS los Argentinos, partidarios y opositores. (*Unipersonal quiere decir UNO, nunca dos).

A partir del 25/05/03, el Congreso de la Nación dio la sensación de no existir. Acató ordenes, votó como se le ordenaba, y teniendo mayoría en las dos cámaras, nada pudo hacer la oposición. Hoy, pareciera que ese museo de cera (estilo Mme. Tussaud) empieza a cobrar vida.

Aparecen diputados y senadores de los que sólo se conocía el nombre, a veces ni eso, que nunca habían hablado ante los medios, que no existían, por lo menos ante la opinión pública. Con ciudadana alegría, da ganas de gritar como cuando encontraron a los chicos uruguayos perdidos en la cordillera; “¡VIVEN!” (22/12/1972). Y es bueno para la República que así sea.

Según la CN, los diputados representan a los ciudadanos y los senadores representan a las provincias. Dicen que tanto diputados como senadores del oficialismo, en el caso de las retenciones, enfrentan un dilema: apoyar al gobierno o apoyar a sus votantes. El dilema no existe: los legisladores se deben al pueblo que los votó.

Si especulan entre el interés (cualquiera sea) y el deber, no merecen ser nuestros representantes. Si realmente son nuestros representantes, en un tiempo y en un país donde los valores parece que no existen y si existen se les ha puesto precio, apelamos a legisladores con valores y sin precio. Apelamos a legisladores que voten a conciencia, sea cual fuere el voto; siempre pensando en el bien común.

Si el Congreso en pleno asume su real importancia dentro del esquema del gobierno, si se asume como el Poder que es, capaz de ponerle freno al Ejecutivo, recuperamos en gran parte a la República. El Ejecutivo tiene tiempos acotados de acuerdo a la CN; los legisladores, no. Pueden ser reelectos una y otra vez. Los ciudadanos ejercitemos la memoria.

Los legisladores deben entender que las rutas nacionales, esas que unen a todo el país, parten del Congreso y no de la Casa Rosada. El monolito del “Km. 0” (José Fioravanti, 2/10/1935) está situado en la Plaza Lorea, no en la Plaza de Mayo. Las rutas nacen en el Congreso, porque el Congreso es el centro de la Nación, el corazón plural de la Nación.

Nosotros, los ciudadanos, también debemos comprender la importancia del Congreso. Magnificamos las elecciones presidenciales y menoscabamos un poco las legislativas. Nos olvidamos que son los legisladores que elegimos, aquellos que han de defender nuestros intereses frente a la voracidad del Ejecutivo, del actual y de cualquier otro.

Nosotros, los ciudadanos, debemos comprender que sólo diputados y senadores, que nos representen con honestidad, pueden ponerle freno a un Ejecutivo con demasiadas prerrogativas frente a nuestras libertades individuales. Votemos legisladores a conciencia, y en defensa propia. De nosotros depende.

El “Km. 0” de la Nación, el “Km. 0” de la República, nace en Congreso. Ahora que parece que han salido de su estado de hibernación, esperemos que nuestros representantes y los representantes de las provincias, nos representen y las representen, haciendo honor a sus cargos y a la Constitución que juraron cumplir. La Patria y el Pueblo, esperan.

P.D.: ¡Qué bueno es saber que existe un plan B!

Gracias Julio César Cleto Cobos, Vicepresidente de la Nación, en ejercicio pleno de las funciones para las que fue elegido.

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