SCIOLI ...UN POBRE TIPO SIN VERGUENZA NI AGALLAS
Testigo mudo de las mentiras
Pobre Scioli, tan sumiso, tan sometido. Pobre Scioli, tan intrascendente, tan obsecuente.
Pobre Scioli. Testigo mudo de las mentiras, vaguedades y falsedades vomitadas por el patagón en la tragicómica conferencia de prensa c el ebrada días atrás, el gobernador viene padeciendo mansamente las humillaciones que tanto el sureño como la ocupante de la Jaula Rosada le infringen día tras día.
Sentado en todo acto al lado d el hombre que destruyó el país, Scioli es la imagen d el hombre vencido, agobiado, desolado, impotente, cómplice silencioso de la insensata gestión d el dúo gobernante. Algún día, el ex motonauta deberá rendir cuentas de su inoperante conducta, de su proceder anodino.
Un país devastado, saqueado, arrasado, al borde d el precipicio, necesita de gobernantes decididos, de verdaderos pilotos de tormentas capaces de resistir el temporal. Una patria doliente y quebrada precisa de hombres con convicciones firmes, dispuestos a plantarse virilmente ante los abusos de las máximas autoridades. El pobre Scioli no es el indicado. Lo ha demostrado con creces. Le falta temple, coraje, agallas para llevar a cabo esa misión. La Gobernación le queda grande, demasiado grande... Sólo es un obediente e incondicional empleado de los Kirchner.
Rodeado de los más conspicuo alcahuetes d el patagón (donde el montonero Kunk el , en esa oportunidad, se encontraba sentado atrás d el sureño con su descarada y procaz sonrisa, dando una perfecta imagen d el obsecuente más servil), el ex campeón de motonáutica, con su rostro inexpresivo y su alma entregada, debió soportar el monólogo mentiroso y cínico de su jefe sin chistar.
Scioli abandonó a la gente de campo, dejándola en el más brutal desamparo. Optó, en cambio, por el alineamiento incondicional, por la sumisión innoble. Optó por la tropa adiestrada, por el grupo tenebroso d el patagón compuesto por personajes de la más vil calaña.
Pobre Scioli, no poder caminar por las calles --como tantos otros dirigentes-- por miedo al escrache, al insulto, a la agresión, por no tener la conciencia en paz, por haber decepcionado a la gente que lo votó.
Pero cuando este tiempo de tinieblas se acabe; cuando esta era de odio absurdo, de venganza implacable y división inútil finalice; cuando la banda enquistada en el poder ya no decida más sobre nuestro destino (muchos de sus miembros huirán d el país, por miedo a caer en prisión); cuando la historia juzgue la oprobiosa conducta de los dirigentes de esta época de dolor y de incertidumbre, entonces llegará el tiempo en que nuestros hijos, al referirse al actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, sobre el pap el que cumplió en estas horas aciagas, lo recordarán sólo con tres palabras: Scioli, un pobre hombre.
Dr. Julio C. Borda
jcfborda@hotmail.com
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