UNA VERDAD A MEDIAS...ES UNA MENTIRA
La expresión oral es una verdadera virtud que tiene la presidente (no nos consta si tiene otras). Tiene facilidad y fluidez para hablar, excelente sintaxis gramatical, buena vocalización y modulación de la voz.
No obstante en muchas ocasiones en sus numerosos discursos, actividad por los cuales pareciera tiene especial predilección, el contenido de lo que expresa es confuso, ininteligible y en muchas veces parcial y expresamente falaz.
Hace unos días en la ceremonia para la inauguración del monumento recordatorio a los muertos por el bombardeo de la Casa de Gobierno el 16 de junio de 1955, la presidente asumió un papel compungido y dolorido, como una actriz de cine, seguramente tratando de emular a Evita, y pronunció un breve discurso relatando una sola cara del trágico hecho. Expuso el lado, que por supuesto ideológicamente le convenía.
El bombardeo sobre la Casa de Gobierno tenía como objetivo derrocar al dictador. El régimen había entrado en una profunda declinación por graves problemas económicos y políticos y ponía en evidencia su ineficacia y mediocridad (ref.1). La oposición ganaba las calles y Perón aumentaba paralelamente la represión. Existía un clima de enorme violencia tanto en los hechos como verbal (ref.2). La ciudadanía estaba absolutamente polarizada.
“...el gobierno estaba empañado por el autoritarismo, la represión, el desdén por el adversario, la falsificación de la vida democrática, las incitaciones al odio y a la violencia, que se habían acentuado desde noviembre del año anterior cuando Perón inició su inexplicable ataque contra la Iglesia. Se habían inferido demasiados agravios, difícilmente perdonables.”(ref.3)
El prolongado conflicto con la Iglesia fue el principio del ocaso del régimen. Los templos se transformaron en tribunas de crítica moral y política en donde se congregaban inclusive anticlericales.
El antiperonismo desafió al régimen el día de la festividad de Corpus Christi, desfilando, pese a la prohibición oficial, por las calles de Buenos Aires. Al día siguiente Perón acusó a los católicos de haber quemado una bandera argentina. El clima era de odio y una exacerbada virulencia y violencia.
El 16 de junio aeronaves de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea con el apoyo terrestre de la Infantería de Marina y organizaciones de “Comandos Civiles” bombardearon la Casa de Gobierno con el objetivo de matar al tirano.
Solo mentes maliciosas o por lo menos malintencionadas pueden pensar que el objetivo era bombardear civiles en la Plaza de Mayo. El hecho que algunas bombas no hayan caído donde debieron, constituyó una terrible fatalidad y una enorme y verdadera tragedia.
Siempre la muerte es una tragedia y más aún si se trata de personas inocentes ajenas al conflicto en si. Pero no deben quedar dudas sobre los fines del bombardeo. Los jóvenes pilotos de las aeronaves se estaban jugando la vida, la familia, la carrera y su propio futuro. El fallido intento pese a no haber logrado su objetivo, fue el comienzo del movimiento revolucionario cívico militar que puso fin a la oprobiosa dictadura tres meses después.
Es necesario situarse en el momento histórico y las circunstancias de esa época (ref.4).
Contar los hechos como los relató la presidente constituye una verdad a medias... en consecuencia una verdadera mentira.
No debería extrañarnos, tanto la princesa real y su consorte vivieron mintiéndonos desde hace ya cinco años. Pensamos que así va ser difícil aunar a todos los argentinos como frecuentemente lo declama (pero no lo cumple en los hechos).
Es sencillamente un engaño más.
28-Jun-08
Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl. com.ar
miércoles, 25 de junio de 2008
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