lunes, 1 de septiembre de 2008

COCKTAIL KK

Campo, droga y Marsans: cocktail explosivo
Por Humberto Bonanata
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De los doscientos sesenta y cuatro días del comienzo del segundo kirchnerato, ninguno de ellos ha dado tranquilidad a la delegada presidencial quien, cuando abre los placards dejados por su marido, encuentra muertos de todo tipo, especialmente los muertos vivos que rodean al régimen y que –uno a uno con Alberto "Rasputín" Fernández abandonarán el barco de la impunidad.


La convocatoria de la Mesa de Enlace del campo en una marcha federal para el 9 de septiembre hacia el Congreso Nacional ratifica la unidad, pese a los propósitos de régimen de crear desuniones de todo tipo, ya nos marca un hito: ese 9 de septiembre cuando entreguen sus propuestas legislativas a sus representantes, volveremos a acompañarlos en su justa lucha que, por el voto "no positivo de San Cleto" que impidió un enfrentamiento en las calles de un pueblo ya dividido entre kirchneristas y antikirchneristas, perdieron todas las promesas oficialistas incorporadas en la media sanción que provino de Diputados. Ese "castigo oficial" retrotrajo los hechos al 11 de marzo y causó un daño irreparable a la economía argentina en su conjunto. Este cocktail implosivo se compone además con los ajustes de cuentas de los narcos mexicanos que reflejan que la Argentina desde principios de los noventa se ha convertido en un país productor de drogas ilícitas. Y el componente oficial del cocktail radica en la vinculación de los narcos y sus aportes dinerarios a la campaña de Cristina Kirchner. Cuando exista justicia completa el Superintendente de Servicios de Salud, Héctor Capaccioli deberá justificar su desvinculación con las droguerías cuestionadas. Como todo régimen soberbio hasta el último día que le toque ejercer el poder no desactivará al funcionario cuestionado –al menos por su incompetencia- sino que tratará de ocultar el sol con sus manos sucias, de dinero sucio. Y ya que hablamos de dinero sucio no podemos olvidar las audiencias que esta semana celebrarán los tribunales de Miami sobre las valijas voladoras de Antonini Wilson y que confirmará lo que ya todos saben: que ese dinero lavado en sus valijas también era para la campaña de la mujer de Kirchner. Frente a la excesiva popularidad del régimen –no decimos gobierno porque no hay gobierno- se dan el lujo de insistir con las falacias del I.N.D.E.K. hasta el paroxismo de hablar de deflación de precios de la canasta básica alimentaría respecto del mes anterior. Por eso apoltronan a Guillermo "pistola" Moreno, como otra demostración de la decadencia imparable del kirchnerato. Las congratulaciones del Secretario de Agricultura hacia su sabiduría sólo logran confirmar la confusión general, y en especial de los productores agropecuarios. Mientras el pibe "Massita" no comprende el por qué del pedido de los industriales sobre la imperiosa armadura de un plan antiinflacionario a la vez que reconoce la necesidad de transparentar el I.N.D.E.K., nuestros vecinos brasileños avanzan en la construcción del imperio de América del Sur en el siglo XXI. Los 900.000 milllones de dólares comprometidos por el B.I.D. para petroquímica, minería, política agropecuaria –U$S 28.000-, industria automotriz, calzado y textil sólo se compadecen con la realidad de aquellos países abiertos a la globalización y otros, como kirchnerlandia, sólo pueden recurrir a los mercados de créditos internacionales en la persona del dictador petrolero Hugo Chávez que nos cobra intereses usurarios (15%) en homenaje al abrazo San Martín y Bolívar. Cinismo y degradación en estado puro. Pero el presente no les otorga descansos demagógicos al régimen. Cuando Julio Alak, director oficial en la concursada Aerolíneas (da lástima decir Argentinas) no supo responderle al senador radical Gerardo Morales sobre el "fondo de contingencias" de 231 millones de euros en poder de la S.E.P.I. y su necesaria utilización para disminuir los gastos de mantenimiento ( $ 576 millones) de la empresa que todos pagamos en su agonía, demostró la configuración del vaciamiento que el próximo miércoles el oficialismo en el Senado de la Nación convalidará al aplicar su mayoría automática. Sin modificar ni una coma porque su revisión en Diputados blanquearía el delictuoso accionar de Ricardo Jaime y sus jefes supremos. Sólo resta esperar a que dejen de ser funcionarios y pierdan su impunidad: ahí les caerá la justicia. Si hablamos de política químicamente pura tanto el radicalismo como el peronismo quieren y requieren renovarse en la alternancia del post-kirchnerismo. Por un lado las presencias de Gerardo Morales, Ernesto Sanz y demás legisladores destacados consolida y promete una renovación. Promedian los cincuenta años y sólo les espera afianzamiento, maduración y concreción de políticas de alternancia al salvajismo con la grandeza de cobijar viejos radicales de cuna con Carrió y López Murphy que saben que solos no tienen destino. Y Alfonsín en su reposo de guerrero en lucha contra la enfermedad los convoca y les pide un deseo póstumo: volver a casa de sus padres. Por el lado del peronismo la cosa siempre es más compleja. Eduardo Duhalde, viejo golpista del 2001, hace de su venganza personal contra la traición de Kirchner un apotegma político: trata de unir lo que venga pero parte de una premisa negativa y por ende equivocada: une por el espanto, no por el amor a sus ideas. Toda renovación de lo malo es siempre bienvenida, salvo que la hagan los malos… Y Duhalde en nada cambia el caciquismos peronista. Sueña con una fórmula Macri-Solá para 2011 y en aglutinar en una gran frente "ambulancia" a los heridos por Kirchner para el 2009. No son pocos los gatos para llenar la bolsa. Mientras tanto la sociedad argentina sigue con bronca. Va al supermercado, paga una cochera, envía a un colegio privado a sus hijos y protege su salud ante hospitales públicos derruidos. Porque la clase media, cada vez más empobrecida, culturalmente pensante, continúa siendo el pilar social de nuestra esperanza de volver a recuperar la República que nos dejamos quitar, por acción o inacción. Que las fuerzas no decaigan en la decadencia del régimen. Nadie nos regalará nada. Todo depende de nosotros. Humberto Bonanata Buenos Aires, Agosto 31 de 2008 ------------------------------------------------------------------------ -Sospechas, dudas e internismo
Por Eugenio Paillet
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Dicen quienes mejor lo conocen que a Néstor Kirchner no le va a temblar la voz para salir a denunciar un complot, esta vez no sólo nacional sino internacional, para debilitar al gobierno de su mujer. Tal vez el recurso sea mantenerse en el prudente segundo plano que guarda hasta ahora desde la derrota con el campo, y embretar en cambio a Cristina Fernández, como ya ocurrió en ocasión de aquella malograda denuncia de una "operación basura" contra el gobierno de George Bush, cuando apareció la valija repleta de dólares del venezolano Antonini Wilson, para plantar el tema. Dado como pocos a las teorías conspirativas, Kirchner descree de la casualidad de lo que viene ocurriendo en los últimos días, tanto aquí como en el exterior. Ha metido todo en una misma bolsa y sospecha que el trabajo de dos pasantes del Banco Central de España con datos agoreros sobre el futuro de la economía, como las publicaciones de organismos y de la prensa especializada sobre las profundas dificultades que atraviesa la economía argentina y el fantasma de un default sobre el pago de intereses de la deuda que se cierne sobre el país en 2009, más la catarata de declaraciones críticas de empresarios nacionales hasta no hace mucho aliados del kirchnerismo, buscan reponer en la escena fantasmas y oscuros presagios. Para encumbrados funcionarios gubernamentales, no debería dejar de llamar la atención que, en casi una semana, al menos media docena de empresarios y hombres de negocios, a algunos de los cuales les reprochan con rencor y por lo bajo haber crecido al calor del gobierno instalado en 2003, hayan salido a criticar a Guillermo Moreno, a los números del INDEC y a hacer pronósticos quejumbrosos sobre el futuro de la economía y las reales o ficticias dificultades del país para afrontar el año que viene sus compromisos externos. En un despacho de importante ministerio guardan una lista escrita a lápiz que busca reforzar aquella idea conspirativa. Allí figuran Eduardo Eurnekian; el banquero Jorge Brito; el titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi; el inversionista Eduardo Costantini y los empresarios Cristiano Ratazzi y Julio Werthein. Es más: se sabe de muy buena fuente que Julio De Vido desgranó esas cuitas en una reunión con dos de los más importantes empresarios industriales del país, con fuertes inversiones en el exterior. ¿Conspiración o simples miradas de una realidad que sólo el gobierno parece querer no mirar? O, en todo caso: ¿el gobierno se ha mostrado efectivo en las últimas jornadas para contrarrestar con datos concretos esos malos presagios, o se ha manejado como un administrador temeroso que no conoce su propia realidad y no tiene pronósticos a futuro para garantizar que nunca va a pasar lo que advierten esos actores locales y externos? Voces críticas dentro del propio gobierno --que repone en la escena de la administración la dura interna por espacios de poder y por el manejo en general de la economía-- han hecho hincapié en la existencia de esas falencias o esas fallas de procedimiento del gobierno. Algunos de ellos --sobre quienes volveremos, para revelar datos frescos acerca de la vuelta del internismo-- reprochan el manejo un tanto juvenil de la primera plana económica del gobierno en la semana que pasó. No es una buena señal, dicen, que en un puñado de días hayan sido integrantes de ese elenco, como Sergio Massa, Carlos Fernández, Martín Redrado, y hasta se podría agregar a la propia presidenta, quienes hayan salido a jurar que la Argentina honrará todos sus compromisos externos. ¿Por qué un gobierno tan seguro de cumplir con los pagos de la deuda de 2009, en un contexto de cerrazón absoluta del mercado de crédito internacional, debería machacar una y otra vez sobre esas garantías? Dime de qué alardeas y te diré de qué careces, parece caer como anillo al dedo el viejo refrán a esas repeticiones que escucharon una y otra vez los asistentes a la reunión del Consejo de las Américas. Conclusión de empresarios y hombres de negocios que merodearon los pasillos de esa convención: la Argentina ha agigantado las dudas, y no las ha achicado, respecto de su real capacidad de hacer frente a los vencimientos por 21.000 millones de dólares que le caen entre finales de este año y todo 2009. "Lo único que hemos hecho es alarmar todavía más a mercados e inversores externos", se escuchó reprochar a un integrante del elenco que critica el movimiento de aquellos funcionarios. A ninguno le escapa que la cruda realidad del gobierno de Cristina es que, hoy por hoy, el único crédito externo a la mano, y a tasas usurarias, es el que ofrece el amigo Hugo Chávez. Veamos el regreso de fuertes internas por espacios de poder o por diferencias en el manejo de la política económica que se ha instalado una vez más en el gobierno, entre los que se consideran kirchneristas puros y el resto. Antes de ir al detalle, conviene recoger alguna premonición escuchada a quienes siguen de cerca el crecimiento de estas pujas. Prometen esas voces que aquellas épicas batallas bajo cuerda que protagonizaban De Vido y Alberto Fernández pueden convertirse en simple juego de niños al lado de lo que pronostican que se viene. Ya no se trata de los viejos halcones y palomas que encarnaban el ministro de Planificación y el ex jefe de Gabinete. Ahora, la pelea es entre "jóvenes" y "viejos". O, si se quiere, entre una corriente "joven" que busca instalarse y aquella "corriente vieja" que encarnan quienes están en el gobierno desde el arranque de la gestión de Kirchner. En el primer grupo se anotan Massa, Redrado, Carlos Fernández, Hernán Lorenzino y Mercedes Marcó del Pont, entre otros. Es el mismo grupo que trascendió hace diez días a la consideración pública como el que busca manejar las riendas de la economía bajo el ala de Cristina Fernández, aunque sin la tutela de Kirchner. Entre los "viejos" se encuentran De Vido, Ricardo Jaime, Guillermo Moreno, Daniel Cameron y José Graneros, titular de la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico, de fortísima pelea por estas horas con Aníbal Fernández, por citar los más célebres. Es decir, la tropa de incondicionales absolutos que, como suele reflejar en privado uno de ellos, "morirá al lado de Néstor". En el medio, sin terminar de jugar para uno y otro bando, hay algunos ministros que tienen cierto vuelo propio, como el titular de Interior, Florencio Randazzo. Este juega, con todo, más del lado de los "jóvenes" que del devidismo, aunque en el fondo acredite un profundo rechazo por Massa, a quien reprocha, como tantos otros en el gobierno, haber llegado a la función con aires de "adecentador". De Randazzo se dirá finamente que tampoco quiere quedar pegado con el ultrakirchnerismo y que, en todo caso, se considera un incondicional del matrimonio de Olivos. En definitiva, siempre hará lo que ellos le manden. Aníbal Fernández es un caso aparte, que no se embandera sino con su propia figura, tratando de sobrevivir. Cerca de De Vido suelen cruzarlo feo cuando dicen que es un hombre de cuidado. "Nunca hay que confiar demasiado en aquel que le muerde la mano al que le dio de comer", lo chicanean por su antigua pertenencia sin fisuras al matrimonio Duhalde, del que no dudó en despegarse para subirse al carro triunfante de Kirchner. Su última embestida contra Graneros, a quien le quitó el manejo del control sobre los precursores químicos en el marco de los esfuerzos del gobierno por despegarse de las sospechas de que la campaña de Cristina también se financió con fondos del narcotráfico, lo ha puesto --dicen en la pingüinera-- en la mira del ex presidente. El resto de los ministros y secretarios del gabinete no tiene ninguna injerencia en esos entramados y mira el partido, por lo general, desde la tribuna. Varios de ellos se quejan en privado de no tener desde hace meses un encuentro a solas con la presidenta para plantear temas de su área. Dos casos especiales son los secretarios Legal y Técnico, Carlos Zannini, y General de la Presidencia, Oscar Parrilli, que no son ni "jóvenes" ni "viejos": son aliados incondicionales del matrimonio de Olivos y tanto ayudarían como traicionarían a un grupo o a otro si les fuera mandado por sus jefes. El siguiente dato, obtenido de una fuente inmejorable del Ministerio de Planificación, sirve para pintar el cuadro de la interna que se vive entre unos y otros: "A esos pen... hay que dejarlos que se quemen solos; a nosotros ya nos van a volver a buscar", se escuchó decir a De Vido entre colaboradores, a propósito de la preferencia que por momentos Cristina pareciera tener por el grupo del que se ha rodeado. La sola idea de que los jóvenes pretenden algún grado de autonomía en el manejo de la economía de la larga mano de Néstor Kirchner es, para los "viejos", todo un signo de alta traición. Por la misma banda, se rumorea que Massa está desencantado con el escaso éxito logrado en su política reivindicadora de mejores aires en la administración. No ha cumplido ni una sola de sus promesas iniciales, que pasaban por adecentar el INDEC, desprenderse de Moreno, de Pepe Albistur y de Romina Picolotti. En sus alrededores, se asegura que se ha puesto un plazo de 60 días para lograr alguno de esos y otros objetivos. De lo contrario, regresará a Tigre para reasumir la intendencia. Desde el plano político partidario, Kirchner sigue juntando voluntades dentro del partido para evitar que Eduardo Duhalde le pueda armar una lista opositora en las internas del peronismo, en noviembre. O, peor todavía, para las cruciales legislativas de 2009. Para ello se sentará a conversar con todos los actores, y hasta con aquellos que durante el conflicto con el campo consideró traidores e "irrecuperables", como Felipe Solá, Juan Schiaretti o el pampeano Rubén Marín, a quien va a recibir mañana en Olivos. En otro plano, una luz de alarma se encendió en la Casa Rosada con el caso de Aerolíneas Argentinas, después de que Miguel Angel Pichetto le advirtió a la presidenta que no todo está tan abrochado en el bloque y que algunos senadores, aunque más no sea para sacudirse la modorra, plantean alguna modificación al proyecto que llegó con media sanción de Diputados. Las quejas que escucha Pichetto en el bloque son del tipo: "¿Cuándo los senadores podremos modificar algo y no siempre rubricar lo que nos viene de Diputados?". Si hay modificaciones, nadie dice que la ley no saldrá, pero debería volver en revisión a la Cámara Baja, y ese solo paso es un desgaste innecesario que, a estas alturas, la presidenta, curada de espanto con lo sucedido con las retenciones, no quiere atravesar ni en sus peores pesadillas. Fuente: La Nueva Provincia (Bahía Blanca) -----------------------------------------------------------------------
Ya se fueron 8 meses (2/3) del año: Crónica de los 3 fracasos de Sergio Massa y otras agonías

Ya no quedan columnistas que 'rescaten' a los Kirchner y su equipo. La realidad ejecutó una destrucción implacable. Y, además, los condenó a continuar sentados en sus poltronas. Sin siquiera gozar del descanso que brinda el fracaso asumido. La situación provocó algunas reflexiones de Claudio Chiaruttini en su programa dominical Sin Saco y Sin Corbata: POR CLAUDIO M. CHIARUTTINI | 31/08/2008 | 09:56 Cristina de Kirchner y Sergio Massa.CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). Ya pasó un mes desde que Alberto Fernández renunció a su cargo como Jefe de Gabinete y Sergio Massa lo reemplazó. Desde entonces, el gobierno ha intentado lanzar señales al mercado de que la normalidad ha vuelto a la Casa Rosada. Los esfuerzos han sido notables, en especial, esta semana. Sin embargo, la realidad muestra que sólo se trata de una 'normalidad' aparente que nadie cree y que no convence. Nadie puede ignorar el esfuerzo político y comunicacional del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para que la Presidenta de la Nación vuelva a recuperar la confianza de la opinión pública y de los operadores económicos y financieros. Pero, las propias contradicciones que existen dentro de la gestión gubernamental, han hecho fracasar la mayoría de los anuncios que se lanzaron desde diferentes despachos oficiales y voceros autorizados. Por ejemplo, para frenar la caída de los bonos se anunció un supuesto plan para salir del default. Pero en el encuentro de la Cámara Argentina de Comercio, Sergio Massa negó que la Casa Rosada esté analizando terminar con una de las principales barreras para obtener financiamiento de los mercados internacionales a tasas bajas. A cambio de pinchar el supuesto plan, el Jefe de Gabinete sostuvo que seguirían los aumentos de tarifas –algo que todos sabían- y confirmó que la Argentina cumplirá con los pagos de la deuda externa, aunque no explicó si el gobierno tiene un plan de financiación o si seguiremos pidiendo dinero a Hugo Chávez al 16% anual. Sin embargo, las dos tenues señales se derrumbaron cuando el joven Jefe de Gabinete negó cualquier negociación con el Club de Paris, explicó que se analiza aumentar el Presupuesto en $33.600 millones por un Decreto de Necesidad y Urgencia y puso en dudas que se vayan a derogar los superpoderes, tal como sí lo habían asegurado cerca de la Presidenta de la Nación. No satisfechos con la tarea realizada por Sergio Massa para desalentar a los operadores económicos y financieros, el gobierno resolvió reaccionar en forma salvaje con un informe menor del Banco Central de España. Incluso, se llegó a inventar una conferencia de prensa donde no hubo periodistas para que se conociera la reacción de Cristina Fernández de Kirchner. ¿No conocen la historia? Se las cuento. Enojada con la recomendación española, la Presidenta resolvió criticar el trabajo en un acto que se realizó en la planta de Peugeot-Citroen. Pero como sus palabras no tuvieron suficientes repercusiones en las agencias de noticias y en los portales de Internet, se grabaron declaraciones en el despacho presidencial y se las pasaron a los medios acreditados en la Casa Rosada. ¿¡Increíble,no!? Por suerte, el gobierno resolvió no criticar a los premios Nobel reunidos en Chicago, que felicitaron a Brasil y fustigaron a la Argentina; se hizo el distraído cuando el presidente del Banco Central, Martín Redrado, reclamó la necesidad de atacar a la inflación, y prefirió no reaccionar cuando voceros del gobierno de los Estados Unidos indicaron que no encuentran señales claras sobre el rumbo económico argentino. Tampoco reaccionó al gobierno ante la creciente protesta de los empresarios por los problemas que muestra la economía. En una semana, > Osvaldo Baños, de Peugeot Citroën; > Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio, > el financista Eduardo Constantini, > el banquero ultra oficialista Jorge Britos, y < el titular de FIAT, Cristiano Ratazzi, fustigaron la falta de competitividad del peso o, en forma velada o directa, al secretario de Comercio, Guillermo Lassie Moreno y su forma ridícula de medir la inflación. De esta forma, el primer mes en el cargo de Jefe de Gabinete, Sergio Massa, se desarrolló con tres temas eje que jaquearon sus intentos de levantar la imagen que tiene el gobierno nacional: > inflación, > la deuda externa y > el rol que juega Lassie Moreno. Justamente, estos tres temas son también tres derrotas del joven intendente de Tigre dado que trató de sacar de su cargo al Secretario de Comercio Interior y fracasó; intentó que le pusieran el Indec bajo su control y fracasó y buscó calmar a los mercados sobre la situación de la deuda externa y también fracasó. Los intentos truncos de Sergio Massa confirman que el Jefe de Gabinete tiene escasa o nula llegada a los operadores económicos, algo que ya se está verificando también con Lassie Moreno que, durante la semana recibió un verdadero cachetazo del sector financiero cuando, al solicitar información sobre tasas de interés, le enviaron coquetas cartas recomendando ver la página web del Banco Central, donde están todos los datos reclamados. Tampoco le fue bien al Banco Central en su licitación para recomprar deuda. Por un lado, la mayoría de las ofertas fueron rechazadas por que los precios fueron mayores a los existentes en el mercado. Por otro, los valores de los papeles de deuda no incluidos en la lista de recompra volvieron a bajar. Así, se confirma que es una pulseada engañosa, en donde la confianza se compra, como el amor de las putas. Además, ¿cómo recuperar la confianza externa cuando se anuncia que la Argentina pedirá entre US$800 millones y US$1.800 millones a la Corporación Andina de Fomento, un organismo al que acabamos de ingresar y que fue despreciado durante décadas por la economía y la diplomacia argentina? Casi, casi, parece un manotazo de ahogado.... Tampoco permiten recomponer la confianza de los operadores económicos y financieros saber que es récord histórico la presión fiscal y que cerca del gobierno están pensando en nuevos impuestos, tasas y gabelas o saber que el Estado cobra impuestos sobre rentas que no existen o que la rentabilidad de las empresas está por debajo de los niveles previos a la devaluación. Recuperar la confianza de los operadores económicos y financieros requiere de un trabajo lento y constante, donde las contradicciones derriban de un plumazo el esfuerzo previo. La Presidenta sostuvo que "los argentinos están cansados de los reclamos" pero habría que ver por qué el gobierno se esfuerza por ignorar los reclamos de la opinión pública, de empresarios y banqueros, de gremialistas. El gobierno dice que calma al gremialismo con la semi derogación de la tablita de Machinea, pero Hugo Moyano dice que no alcanza; el gobierno dice que satisface los reclamos del campo, pero el campo dice que los problemas no se solucionaron y llaman a una movilización al Congreso el 9 de septiembre. Si el gobierno quiere que los reclamos sean menores, entonces, es hora de comenzar a ser coherentes y lanzar señales claras. ¿Cómo se puede entender que Néstor Kirchner, cada vez que se reúne con una pieza del entramado de poder del Partido Justicialista les dice "si algo falla, me llaman y yo lo arreglo" o "si tienen un problema, llámenme"? Otra vez a coloca a su esposa y Presidenta en un rango menor, secundario; lanzando señales de que es inoperante, ineficaz. Néstor Kirchner cree que por que no hace declaraciones públicas, no se conocen sus palabras en la intimidad del poder. Pero mientras el gobierno habla en el desierto, la acción política ha sido implacable. La semana pasada aseguramos que la Casa Rosada consideraba que había logrado recuperar 70% de su entramado de poder, en tanto que otro 30% había quedado librado a su suerte, por eso comenzaron a operar sobre la oposición para evitar que no aparezcan figuras o estructuras que lo enfrenten. Que quede claro: la ola de ataques contra Mauricio Macri tienen la mano oculta del kichnerismo porteño, no por el poder que tenga en la ciudad, sino por los hilos que pueden mover en los medios de comunicación para ampliar conflictos menores y algunos que, por ineficiencia del equipo de gobierno del ex empresario, se les escapan de las manos. ¿No le parece casual que, en una semana, se haya atacado a Mauricio Macri por el tema de las becas, por la futura licitación de la recolección de residuos, por la incorporación de estudiantes de medicina privados en los hospitales públicos o por censurar carteles publicitarios? La reacción del gobierno de Mauricio Macri ha sido lenta, imprecisa, escasa de poder para neutralizar ataques que ponen en duda su figura como presidenciable para el 2011, lo que es aprovechado por una oposición porteña que no existe, que no tiene referente y que no tiene ninguna figura que pueda hacerle sombra en estos momentos. Por eso fue tomado como un golpe a Alberto Fernández que el kirchnerismo informe que podría candidatear a Jorge Telermann para las elecciones porteñas del 2009, cuando fue rechazado y dilapidado hace casi un año cuando sostenía a Daniel Filmus. La Casa Rosada también operó, en forma exitosa, tal como lo hace desde hace 45 días, contra Julio Cleto Cobos, con el fin de evitar que logre cerrar algún tipo de acuerdo con la Unión Cívica Radical. Así, hoy, el Vicepresidente de la Nación parece demasiado condicionado para volver a sus fuentes radicales, no tiene espacio cerca de Elisa Carrió y no tiene fuerza dentro de las agrupaciones de izquierda, centro izquierda o centro derecha. Sin embargo, Eduardo Duhalde lo menciona en forma repetida en sus charlas privadas. Pero Eduardo Duhalde parece, a su vez, cercado por las maniobras del gobierno. Su intento por hacer pie en la capital federal fue torpedeado desde la Casa Rosada y desde el macrismo, lo que causó que el ex Presidente de la Nación lanzara un desafío para cualquier hombre del Partido Justicialista: "en 2011 no va a ganar un peronista". La reacción fue inmediata respuesta, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, lo acusó de ser parte de un pasado de fracasos que, aunque parezca mentira, incluye al propio Florencio Randazzo. Eduardo Duhalde también fue boicoteado desde el socialismo donde su intento de tejer algún tipo de alianza con Hermes Binner fue prolijamente desarmado desde Santa Fe, con lo cual, en menos de tres meses, implica que el gobernador socialista ha rechazado cualquier intento de alianza con Elisa Carrió, los radicales K y el cobismo, gran parte del campo y, ahora, el duhaldismo. ¿Así intenta llegar a Presidente de la Nación en el 2011 o ser poder en el 2009 el socialismo santafesino? Parece difícil. Es interesante, pero pasados casi dos meses desde que terminó el conflicto con el campo, nadie en la oposición ha logrado capitalizar la derrota de la Casa Rosada, ni nadie en el peronismo ha obtenido resultados al quedarse con pedazos del kirchnerismo culposo. Por eso, en un exceso de confianza, Cristina Fernández de Kirchner dijo que "la oposición se va en palabras". Es cierto, la oposición no logra construir poder, no logra imponer un candidato, no permite que aparezca una figura que reemplace al matrimonio Kirchner. Sin embargo, el gobierno también se va en palabras y no logra recuperar la confianza de los operadores económicos y financieros, de los empresas y los banqueros. El gobierno, emite señales, pero no son las señales que reclama el mercado financiero, los analistas internacionales, los sectores productivos. Hoy, el gobierno es sólo palabras, sólo marketing político, sólo acción política. La gestión, no aparece y la recuperación puede ser una sensación política, pero no económica. Cristina Fernández de Kirchner puede hacer 100 actos en el conurbano bonaerense con intendentes impresentables o dar a conocer sospechosas encuestas de imagen. La gestión, cuando vamos a llegar a los 9 meses de gobierno, no aparece y la ausencia de credibilidad de la opinión pública, de los operadores económicos y financieros y de los gremialistas es una realidad contundente que se habrá sentir en las elecciones del año que viene.

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