jueves, 18 de septiembre de 2008

KOLAPSO DE LA ESTUPIDEZ

La inflación, colapso inevitable de la estupidez

Autor: Carlos Berro Madero

“El papel moneda tiene valor solamente en la medida que la gente suspende su incredulidad de que sea realmente moneda. Si se desvanece la confianza, hay una huida hacia los que se volverá más frenética a menos que las autoridades puedan hallar una forma de restaurar la fe en la misma. En forma completamente literal, la inflación es siempre una cuestión de demasiado dinero que persigue demasiadas pocas cosas.”

Robert Moss





Evidentemente estamos gobernados por gente que ignora que la estupidez consiste en ignorar los principios que guían la razón de ser de esta realidad.

Al mismo tiempo, quienes estamos comenzando a sufrir el flagelo de una carrera loca que parece no detenerse, no deberíamos entretenemos en conjugar ecuaciones para ver si nos aqueja tal o cual cifra porcentual de inflación, olvidando que es un índice que, como el termómetro para la fiebre, seguirá agrandando su presencia mientras no se tomen medidas enérgicas para combatirla.

La realidad es que estamos en los albores de un verdadero colapso: el que provoca la imbecilidad de un gobierno que no comprende que a un chancho puede que se lo agarre en un corral, pero será bastante más difícil si se lo intenta a campo traviesa.

Por otro lado, los argentinos, que somos tan amigos de las tertulias de café y de las soluciones que nunca tendrán lugar, estamos viviendo este colapso como quien se halla en la butaca de un cine donde proyectaran un “thriller” cuyo final discutimos acaloradamente, MIENTRAS LA PANTALLA SE NOS METE EN LA SALA Y NOS PONE A PARIR, como dicen los españoles.

Debemos comprender que nos hallamos al borde de un precipicio, y que la cuestión no es estar “bastante embarazados” ó “un poco menos”: el niño está en nuestro vientre y tenemos que decidir qué haremos con él desde ahora.

Es sabido que cuando todos comienzan a basar su conducta económica en las expectativas de una elevada inflación, el proceso en sí mismo se acelera fuera de control. Ya lo hemos vivido.

¿Será posible que la estupidez se haya apoderado también del archivo de la memoria colectiva?

Tendríamos que tener presente hoy más que nunca, que cuando muere la moneda ocurre algo trágico: mueren los hábitos de honestidad, la autodisciplina, el trabajo productivo, la preocupación por los demás. Si pretendiéramos seguir viviendo de acuerdo con estos principios, nos veríamos brutalmente arrinconados contra la pared por una nueva clase de especuladores que saben distinguir cómo aprovecharlo.

Esto es lo que está ocurriendo en este momento y se acelerará con el correr de los días.

NO HAY ASUNTO MÁS GRAVE A ATACAR EN ESTE MOMENTO QUE LA INFLACIÓN. No hay valijas de Uberti o Antonini Wilson, ni narco mexicano vinculado con Forza, ni montonero agazapado recitando el “manual del loro” que pueda preceder en orden de importancia a este verdadero flagelo.

Mientras la “infección” aumenta, Néstor, Cristina y sus adlateres pretenden seguir hablando de la lista de candidatos a diputados...¡ para el 2009! O si deben ocuparse de Evo Morales y su guerra civil; o inaugurando talleres de corte y confección. Con ello demuestran una vez más que lo que les está ocurriendo no es mala suerte: es el fruto de su incapacidad. Estamos en manos de ignorantes que tocan sus partituras en guitarras totalmente desafinadas.

Según ellos, el triunfo o la derrota se miden por la cantidad de diputados ó senadores que terminan “comprándonos” Aerolíneas Argentinas al precio de una pérdida anual de trescientos millones de dólares y graduando una ley previsional para jubilados que jamás podrán cobrar nada de lo que ella diga, habida cuenta del saqueo que ha comenzado con la Caja que resguarda los fondos previsionales.

¿Habráse visto un ejemplo más acabado de estupidez?

Porque la verdad es que los Kirchner están irremisiblemente locos si creen que podrán zafar del huracán arrollador que los ha puesto contra un muro. Dentro de muy poco tiempo, éste se derrumbará, y ellos quizá deban terminar fugados en algún país que los acoja.

Nos viene a la memoria a propósito de estas cuestiones, una frase pronunciada por La Rochefoucauld en la corte de Luis XVI en vísperas de la Revolución Francesa: “la toma de decisiones en nuestra nación- decía-, se ha degradado hasta el punto en que LAS PROMESAS SE HICIERON EN LA EXTENSIÓN EN QUE LOS HOMBRES ESPERABAN, Y SE MANTUVIERON EN LA EXTENSIÓN QUE ELLOS TEMÍAN.”

Ojalá despertemos de este ensueño de creer que nuestro problema es solamente una cuestión política, porque la economía hace rato que está desbordada por los errores cometidos en su nombre.

Debemos convocarnos para salir adelante con una conducta que revalorice los principios morales que parecerían haberse enmohecido en las cercanías de “bailando por un sueño”, “chiche investiga”, “intrusos” y toda la basura cultural que nos está tapando los oídos y reblandeciéndonos el cerebro.

Esta vez tenemos que salir para no volver a caer nunca más en la credulidad de que con una clase dirigente corrupta y conductas personales dudosas, podremos ir adelante. El resultado de las políticas de ciencia ficción con que hemos intentado “acomodarnos”, NO VAN MÁS.

La patria, nuestra ética personal y un mínimo sentido de supervivencia al menos, deben guiar nuestros próximos pasos.

carlosberro@arnet.com.ar

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