sábado, 14 de febrero de 2009

RASTRILLO


La Nueva Provincia . 14-Feb-09 - Opinión

La bonanza de precios internacionales no podía durar siempre. Algún día, el valor de la soja y de los cereales y de todas las demás ventajas comparativas con que la naturaleza homenajea a los argentinos revertiría a sus topes históricos y cedería en dramático reflujo, dejándonos igual de boquiabiertos que cuando se disparaban, al parecer, hacia el horizonte infinito. Ese día ha llegado. Y todo lo que el gobierno presumía poder costear gracias a aquellos rindes suculentos, debe costearlo ahora quitándoselo a los ciudadanos.
Con el último ajuste de tarifas ha empezado a hacerlo. Las boletas a domicilio que homologan su cobranza nos llegan engordadas de tantos nuevos dígitos y ceros, que un frío nos corre por la espina dorsal. Los tratamientos de shock tienen ese efecto.
Contestar a la pregunta de por qué el kirchnerismo no intentó una terapia gradual y dosificada en los últimos tres años, equivaldría a contestar por qué los gobernantes corruptos son imprevisores mientras mejor les va.

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