miércoles, 9 de diciembre de 2009

EN MANOS DE NADIE


Castellanos - 09-Dic-09 - Opinión

Editorial
En manos de nadie

Sin dudas la noticia más relevante de ayer fue la trágica aparición de la familia Pomar, desaparecida hace más de tres semanas. Tiempo en que se movilizaron miles de efectivos policiales, se consumieron cientos de horas de vuelo de helicópteros, se tejieron historias, se hicieron avistajes en los puntos más disímiles del país, para - finalmente - encontrarlos veinticuatro días después, muertos a menos de 30 Km del peaje en que una cámara los registrara por última vez.

El tiempo dio para todo, menos para lo esencial. Nadie se explica por qué no se revisó por tierra el tramo final que había hasta el punto de destino. Recuerda un poco al cuento del borracho que buscaba una llave bajo un farol y cuando le preguntaron si se le había caído allí contestó: - No, por allá, pero no hay luz -. Nadie sabe qué era lo que se esperaba. ¿Una abducción extraterrestre, quizás? ¿O un agujero negro como el que hizo desaparecer a la familia de Entre Ríos muchísimo tiempo atrás?.

El gobernador Scioli, personalmente, dio las directivas para aclarar el asunto. Sólo lo logró el olor de los cadáveres putrefactos. Nadie vio aves carroñeras ni nada en todo ese tiempo en qué, sin resultados positivos, no se encontró otra salida que criminalizar a la familia desaparecida. Así comenzaron versiones sobre la compra de un arma, de desavenencias conyugales y teorías que mezclarían a los desgraciados con el narcotráfico o la mafia de los medicamentos. Cuando hay preguntas sin respuestas lo más fácil es inventar.

Lo grave es que si a la familia Pomar sólo se la logró encontrar por su estado de descomposición, qué se puede esperar en otros planos. En el de la "seguridad", por ejemplo, que Scioli también tiene en su mano, y del que Stornelli es Ministro. Cuatro mujeres asesinadas en veinte días también se lo preguntan.

Es patético como en este país, que al menos ahora han dejado de llamar serio, el satélite de la AFIP puede detectar los campos de soja pero no los desarmaderos clandestinos donde terminan los autos de las mujeres asesinadas; o el sobrevuelo de los helicópteros policiales puede obviar el rastrillaje terrestre.

Es triste el fin de esta familia, y totalmente increíble el trato que han dado al caso la policía y los funcionarios. Lo que se quiere hacer pasar como un error menor está demostrando ineptitud para el cargo que ocupan.

La seguridad, ya sea vial o de las personas, no se arregla poniendo caras compungidas ante los muertos, declamando que son las cámaras las que no liberan las leyes para que se pueda actuar. La seguridad es parte de un trabajo continuo, pero para el que se necesita criterio, conocimientos y decisiones.

Erró Daniel Scioli renunciando a su banca. No se puede decir que allá habría hecho menos daño que desde la gobernación pero, al menos inter pares, hubiera pasado desapercibido con tantos competidores.

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