lunes, 2 de agosto de 2010
DE UN PRESO POLÍTICO
¡Oye; soy un soldado de dos Guerras, Juré con Gloria Morir!(DE UN PRESO POLTICO DE BOUWER)
Soy 7; de 7 años; de 70 soldados muertos en prisión; como los 70 elegidos de Moisés, cargamos con todo.
A pocos días de una innoble, vil y abyecta condena; para quien quiera escuchar esto que mi razón, mi espíritu y mi catecúmena persona piensa; más allá de tal vez mi ciclotímica vida ¿Quién no?
Entendamos y asimilemos que la mansedumbre por si, es la actitud de aquel hombre que está en Paz consigo mismo; la humildad más bien habla del valor que debemos tener para afrontar nuestras propias sombras. Siempre debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y debilidades.
Aprendamos a asumir responsabilidades y a afrontar los conflictos que nos competen por razón de nuestras responsabilidades; tenemos que aprender a resistir frente a las desavenencias de aquellos que siempre protestan y que desean volver al pasado.
Dentro de nosotros anida el deseo de libertad. Pero al mismo tiempo sentimos miedo a la libertad, ya que para conseguirla tenemos que renunciar a la vieja seguridad, a la protección de nuestra madre o de instituciones maternales. Llegar a ser hombre significa asumir el riesgo de adentrarse en el desierto y de experimentar en el camino hambre y sed, sin tener la seguridad de que el camino conduce a la meta.
En el camino hacia la libertad, muchos desean volver al paraíso perdido. En este camino nos vemos confrontados con nuestras más profundas indigencias, con nuestra necesidad de atención y seguridad de protección de hogar. Pero este camino hacia la libertad pasa por el abandonar la seguridad y la dependencia. El camino ha puesto al descubierto los más profundos miedos que hay en nuestro interior. La duda, las tentaciones, la avaricia, la solidaridad sujeta al interés, la mezquindad con cristo ¿Es sólo mío?
Debemos asumir responsabilidades. Tenemos la tarea de conducir, no simplemente hacer lo que nos digan.
En cada grupo donde estamos, somos también un guía, aún estando sometidos a las órdenes de otros. Para esto es importante la “humildad”, para ser guía debemos estar en paz con nosotros mismos, para no arrojar nuestras sombras sobre los otros y evitar así toda clase de confusión.
El que quiere ser “guía” de otros tiene que limpiar continuamente la suciedad que en él van depositando las emociones negativas de los otros. No podemos dejarnos contaminar por esta suciedad; no podemos contagiarnos ni de las protestas, ni de la resignación.
Quien se embarque en la pedagogía de Dios y se deje conducir por él hacia la libertad, ese conseguirá ser hombre de verdad, capaz de conducir también a otros a la libertad y a la vida.
El auténtico guerrero lucha siempre por la vida, jamás lucha contra alguien, sino a favor de los hombres, para que ellos puedan vivir en paz. El verdadero guerrero se hace responsable de su vida. Toma distancia respecto a las expectativas de los demás, pero esto lo lleva al conflicto. Muchos evitamos los conflictos por las malas experiencias que hemos tenido de ellos, pero; para desarrollar nuestra identidad no podemos dejar los conflictos por el camino; acabaríamos llenos de resentimientos, y este resentimiento se descargaría en cualquier ocasión adversa.
El violento se hace violencia a si mismo; aquellos fueron violentos; dieron muerte a su alma.
El hombre auténtico –guerrero- no disimula sus debilidades, lucha incluso con las heridas abiertas, aún cuando lo acosen todavía más. Esta agonía es la lucha a muerte, la disposición a comprometerse en algo, aún cuando cueste la vida. El peligro más grave es cuando el hombre es herido emocionalmente.
El mandamiento principal del Guerrero es no actuar de manera violenta, ni por ira ciega, ni por deseo de venganza. Quien tiene que destruir a los demás por estar él interiormente destruido, ese no es un guerrero.
El Guerrero no es violento sino que lucha por la paz; valor, entrega, perseverancia, destreza y serenidad heroica.
El Guerrero combatiente se debe negar a permanecer en el papel de víctima.
En este valle de lágrimas, todos, tarde o temprano seremos gladiadores esperando la decisión del todopoderoso. “Una verdad a medias no es la mitad de la verdad, es una mentira” (Estrada, José)
“A mis compañeros de infortunio y a aquellos que me usaron para su protección, hoy los entiendo, esto es sólo para hombres-soldados”
San Benito Abad guíanos a la luz; presiento que pronto pasaremos de las sombras a la luz.
A.D.
(Preso político del Régimen)
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