lunes, 16 de agosto de 2010
DONDE ESTABAS....................
¿Dónde estabas cuando se llevaron a Patti?
Castigo a un político incorrecto.
Por Andrea Palomas-Alarcón para el Informador Público
La sociedad se desangra por la inseguridad.
Mientras los políticos cuentan porotos para saber si llegan, si vuelven, si pasan la primera vuelta, la sociedad se desangra. La matan frente a su familia cuando entra el auto.
Una conversación de sordos gritando: el ciudadano común no entiende por qué a los homicidas les dan una pulserita y los políticos refutan que el ciudadano quiere criminalizar la pobreza.
El miedo del hombre común intenta perforar con razones, la coraza de deslealtad intelectual. La deslealtad intelectual se defiende con humoradas; es una sensación.
El miedo común del ciudadano común choca contra el miedo épico del político: que el ciudadano común le dicte la agenda. Que se ponga los pantalones largos y le diga “gracias, Diputado (Gobernador, Presidente...) estamos reestructurando, no lo necesitamos más...ahora mandamos nosotros”.
Por eso el político clava las cuatro patas en la tierra y resiste el vendaval de sentido común. “No se puede criminalizar el hambre” murmura con los dientes apretados, con la misma obstinación que diría “no me van a cambiar”.
Cuando el esgrima dialéctico no alcanza, la deslealtad intelectual patea la pelota fuera de la cancha: “no es un tema ideológico”, concluye con mala fe.
¡Sí, es ideológico!
Los que no sufrieron la Facultad de Derecho de la UBA durante los noventa (y antes también) no pueden saber hasta dónde es ideológico. No pueden conocer el cargamento ideológico que se parapeta detrás de la negativa a reprimir el delito.
No pueden conocer cómo destrataban (y destratan) con un rictus despectivo al “populacho” que iba a las marchas de Blumberg. “No entienden nada...no se puede dejar en manos de indoctos la Justicia. No se puede criminalizar la pobreza. No se puede meter preso al ladrón de gallinas y liberar al de cuello blanco”.
Yo tenía un profesor, el Dr. Marcelo Sancinetti, que nos enseñaba la reincidencia al revés. Su teoría era que al reincidente había que darle una pena cada vez menor, no mayor como hace ahora esta sociedad tosca en la que vivimos.
El reincidente está demostrando su incapacidad para ajustarse a la norma; era para él una forma de atenuante. Una especie de “capitis diminutio” (incapacidad atenuada, la llamaba) que le impedía actuar como a un ciudadano normal y, por lo tanto, había que tenerle miramientos.
No es broma, ha escrito docenas de libros que son publicados por varias editoriales del país y del extranjero; es un doctrinario muy reconocido.
Este profesor no es la excepción, es la regla. El abolicionismo penal domina las Facultades de Derecho del país.
El problema de fondo es más que ideológico, es filosófico, es definir qué es democracia. Si democracia es otorgar patente de corso cada cuatro años o que el votante elija los lineamientos de las políticas de Estado y designe vigiladores que las cumplan.
El ciudadano común no entiende que para ganar la guerra contra el delito tiene que doblarle el brazo a la política.
No tengo una respuesta para ese ciudadano común, tengo una exasperada gran pregunta: Ciudadano, ¿dónde estabas cuando se llevaron a Patti? ¿Qué canal estabas mirando?
Porque cuando le inventaron esa causa que hoy lo tiene medio muerto, sos vos el que fuiste preso y seguís tras las rejas de tu casa sin entender absolutamente nada. ¿No te diste cuenta de que era un tiro por elevación contra los que reclaman seguridad? ¿No te diste cuenta que el problema era con vos y no con Patti?
¿Cómo es posible que un cadete a los veinte años secuestró, torturó y nadie lo haya recordado hasta que, treinta años después, sacó cuatrocientos mil votos? Sin embargo, el que hoy te roba el auto y te mata, mañana está en la calle otra vez.
Vos no fuiste a defender a Patti. Fuera de algunos vecinos de Escobar nadie fue a defenderlo. Es más, hoy, en nombre de la Constitución y la Justicia, lo someten a torturas y lo condenan a muerte, y todavía nadie dice nada.
Ciudadano, ¿con qué derecho pedís Justicia y Seguridad si no saliste a defender al policía que te sirvió bien? ¿Con la misma boquita con que decís “te quiero” a tu familia y te despedís para siempre?
Si consentís esta injusticia, ¿querés que la Justicia a vos sí te defienda?
¿Qué te hace distinto de Patti, si para los políticos sos tan represor como él? Los políticos te tienen bronca porque les pedís seguridad, porque no te dejás guiar por su elevado saber y entender, ni te dejás matar en silencio. Si pudieran prescindir de todos los que reclamamos seguridad, nos mandarían a prisión junto con Patti. Afortunadamente somos muchos.
Leo en un cable de Telam que los jueces Larrandart y Sagretti ordenaron que el subcomisario Luis Abelardo Patti deje la clínica Fleni donde se hallaba internado y vaya a la cárcel común en Devoto. Rechazaron argumentos “virulentos” de su defensor, el Dr. Alfredo Bisorti respecto del trato indigno al que es sometido.
Patti sufrió un ACV durante una operación programada; está ciego, paralítico y tiene medio cuerpo inmóvil.
Dra. Andrea Palomas-Alarcón
Bme. Mitre 1314 p. 6 "C" Cdad. de Buenos Aires
Tel/fax 4381-6252
andreanett@sinectis.com.ar
Recomiendo buscar en Internet para saber quien fue el Juez Jorge Vicente Quiroga, asesinado cobardemente por la espalda con dos disparos de armas de fuego cuando salía de su domicilio por dos sicarios del ERP que luego del atentado reivindicaron como propio el miserable hecho. EMSR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario