lunes, 16 de agosto de 2010

EL OCASO DE LOS KIRCHNER


EL OCASO DE LOS KIRCHNER: EL BIEN QUE HICIERON MAL Y EL MAL QUE HICIERON BIEN


Por Ernesto Poblet

A un personaje francés que no amaba al Cardenal Richelieu se le ocurrió una lápida para su tumba "todo el bien que hizo lo hizo muy mal y todo el mal lo hizo muy bien.". Sin embargo, aquel recordado estadista supo llevar su Francia hacia la grandeza, protegió las artes y las ciencias junto a la libertad religiosa y fundó la colosal Academia Francesa, suficiente para su inmortalidad.

En el balance de los Kirchner -hasta el presente de su gestión- se puede apreciar lo que se trasunta escasamente han hecho bien y lo que han hecho mal en abundancia.

Se habla de la "gobernabilidad" emprendida por Kirchner después de los fallidos intentos de De la Rúa y Duhalde con sus ministros. Impuestazo y anarquía en el primero, devaluación-pesificación asimétrica en el segundo.

Saliendo de la acefalía aparece Kirchner tras comicios más que viciados haciéndose cargo del poder. Se le imputan a su favor tres méritos: 1. Recuperación de las atribuciones presidenciales presuntamente perdidas por De la Rúa en un espacio televisivo de Marcelo Tinelli y la piqueterización anárquica de la población. 2. Cambio de la Corte Suprema de Justicia mediante un juicio político algo cuestionable y 3. Presunto arreglo de la deuda externa y rocambolesco "desendeudamiento" ante el FMI.

LA GOBERNABILIDAD

Con singulares bríos y monsergas diarias la emprendió el santacruceño en su cruzada por acumular poder. Venía de ensayos gubernamentales en su provincia tras un historial de muy escasos escrúpulos.

Experimentó en echar un Procurador del Tesoro inamovible por la Constitución y supo cajonear la fulminante sanción de la Corte Suprema de la Nación -sin inmutarse- y hasta intentó sobornar con un millón de dólares al afectado. Comprobó reiteradamente que las maniobras dolosas permanecían en la impunidad mientras se detentara una porción o el máximo del poder. El misterio de los cientos de miles de millones de dólares esfumados de Santa Cruz -y del país- no se develaría jamás con sólo alegar que se habían gastado en etéreas obras públicas.

Los argentinos -cansados de las anarquías- compraron alegres el dulce curro de la "gobernabilidad" con el nuevo presidente férreo. El Congreso le fue cediendo no muy gradualmente la suma del poder público. Llegó un momento en que todos los gobernadores, legisladores, jueces, intendentes, periodistas, sindicalistas, sacerdotes y hasta diplomáticos extranjeros debían posicionarse como "amigos" incondicionales del poder o la otra alternativa: sufriendo una incómoda y digna independencia de criterio. He aquí el núcleo significativo de la meritoria "gobernabilidad" del régimen ganancial-presidencial.

EL "ARREGLO" DE LA DEUDA EXTERNA

El bochornoso discurso de Dubai repercutió en el mundo entero y sembró absurdas simpatías dentro del país. Con la vieja técnica propagandística que inaugurara Benito Mussolini la tribuna del pequeño país miliunanochesco sirvió para enterrar en el odio y el desprecio a los meros habitantes de la Argentina ante el mundo. Ofreció pagar el 8% de la deuda a los bonistas extranjeros mediante un afrentoso "lo toma o lo deja.", utilizando la clásica grosería que caracterizó siempre los actos de Néstor Kirchner.

El resultado lo tenemos a la vista. Un inmenso tendal de hold out pulula por los pasillos del mundo buscando a los descarados argentinos. Nos agreden aquellos que nos individualizan en los bares de Roma, de Tokio, etc., reprochando la avivada del orador de Dubai que los colgó con una sustanciosa deuda, además de mofarse por haber confiado en nuestro país. Pronto habrá que responder con seriedad esa chantada internacional y no serán los Kirchner los serios garantes del desaguisado.

Decidió el implacable detentador de la suma del poder público llamar "desendeudamiento" a uno de los casos de más grave estafa a la nación. Mantuvo la maniobra como exitosa propaganda goebbelliana. Los fondos antidatados que "devolvió" a los asombrados burócratas del FMI -en nombre de un anacrónico e infantil antiimperialismo- los fue a buscar después entre las sospechosas alforjas de su compinche Hugo Chávez a una tasa de interés tres o cuatro veces mayor. La usura no lo conmueve si la pagan otros. Sabe muy bien hacer este mal el millonario y especulador adquirente de inmuebles de la provincia de Santa Cruz.

LA CORTE SUPREMA

La historia habrá de revisar los procedimientos y la seriedad del juicio político sustanciado contra determinados miembros de la Corte Suprema acusada de sustentar una "mayoría automática". Se exhibió permanente y desenfrenada presión de Kirchner con el ánimo de lograr un supremo tribunal adicto, muy apropiado a su temperamento y antecedentes, además de profesar ostensiblemente una alevosa inquina contra Menem, el antecesor a quien tanto aduló en su momento .

A su vez el propio Kirchner se encontró en la necesidad de designar nuevas personalidades idóneas -al menos en la Corte- observando una opinión pública demasiado preocupada en razón del desprolijo despido de los anteriores miembros. Sea cual fuere el laudo de la historia, es más que evidente la canalización de la era Kirchner hacia una justicia escasamente independiente.

La maniobra de la reforma del Consejo de la Magistratura -elaborada con la participación dinámica de la senadora Cristina Kirchner- sumió en el pánico a los magistrados de la justicia. Ya es un lugar común en la Argentina hablar de la imposibilidad de juzgar a funcionarios del poder -o conexos al poder como Bonafini, D´Elía, los Moyano y tantos otros- cuando fácilmente recordamos, con anterioridad a Kirchner, numerosos casos en que el propio presidente de la nación perdía juicios de calumnias e injurias, incluso con sentencia firme.

Aún en el caso de adjudicarle a los Kirchner como un mérito de la gestión el "cambio" de la Suprema Corte , el presunto bien lo hicieron muy mal ante la consecuencia de la falta de justicia y seguridad jurídica más que evidente en la generalidad de los tribunales y juzgados a lo largo y ancho del territorio nacional.

EL COLAPSO DE LA ENERGÍA Y EL AGRO

Talvez el reproche más grave a levantar contra la administración de los Kirchner sería su catastrófica política energética y agraria. Es extraño. Habiendo designado titulares de reconocidos méritos en su especialidad para las Secretarías de Energía y Agricultura, el particular manejo de estas áreas los sobrellevaron personajes cercanos al círculo áulico de ambos presidentes Kirchner. Los reconocidamente idóneos Cameron y Urquiza prácticamente no participaron en las delicadas gestiones de crisis de sus respectivos despachos.

El problema energético se generó por influjo torpe y caprichoso de ambos presidentes y las bravatas del arquitecto De Vido, sin descontar las groseras actitudes de los sectores sindicales. Los Kirchner iniciaron su gestión gozando de energía barata y abundante.

Treinta años de reservas les otorgaban a los argentinos una formidable cobertura contra los vaivenes de los precios internacionales del petróleo y el gas. La falta de inversiones provenientes de las clásicas intervenciones del fisco -en su voracidad tributaria y presbicia tarifaria- deprimieron las exploraciones y sumieron la producción en una inexplicable desatención y maltrato.
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Se recuerdan aún las insólitas monsergas de Néstor Kirchner acusando a los productores por la presunta ausencia de inversiones. Como si a las empresas del ramo no les gustara efectuar sus negocios de riesgo dentro de un ambiente de seguridad jurídica y sólidas reglas de juego. Pero los Kirchner prefirieron jugar a los mapas "estratégicos" con personajes como Chávez y Evo Morales, a costos y precios salvajemente superiores a los de las empresas radicadas en el país.

Después de los fiascos e incumplimientos del venezolano y el boliviano, sumergieron al país en aventuras de importaciones y emprendimientos extremadamente caros, de dudosa moralidad y, para mayor escarnio, en inversiones atolondradas y político-filantrópicas como las del Ecuador en la construcción de paquidérmicas centrales hidroeléctricas. Una República Argentina sin obtener inversiones para sus necesidades, se da el lujo de invertir sus propios fondos -con extremo riesgo incluído- en países bananeros de alto peligro institucional. Quinientos millones de dólares para el presidente Correa, vicioso confiscador de empresas privadas e inmaduro y anacrónico estatizador de estilo sovietizante. A este personaje se le confían los ahorros de nuestros contribuyentes. Para estas pérfidas aventuras crearon ese engendro argentino llamado Enarsa.

Capítulo aparte merece la burrada de gravar con retenciones confiscatorias la producción del agro. Demostró allí el matrimonio su torpeza, ingratitud e ignorancia.

Con heroísmo peligroso comenzaron a exportar la soja transgénica al mundo nuestros agricultores en el año 1996. En 2003 se redituaron sumas fabulosas al país por efecto de esas exportaciones. En ese mismo año asumió el gobierno Kirchner con tanta suerte que -ni corto ni perezoso- atribuyó la inesperada bonanza a su propagandizado gobierno. No podemos negar a los Kirchner un reconocido talento para hacer el mal con la exquisita eficacia del estilo Goebbells.

EL MAL BIEN HECHO Y EL BIEN MAL HECHO

Las reestatizaciones y la fundación de ENARSA se cuentan entre las muy malas cosas hechas con diligencia, esmero y rapidez por el matrimonio gobernante. No hace falta entrar en detalles. Los negociados Skansaka, las valijas en Madrid y las de Antonini Wilson, el juzgamiento de los asesinos de Sayago y tantos otros episodios vituperables "transitoriamente" permanecen en la impunidad con vocación de prescripciones. La carrera del tiempo lo definirá. La caída de la resolución 125 avizora ciertos inesperados apresuramientos.

La política en torno a los derechos humanos -no obstante la bondad de sus fines- se ha caracterizado por una discriminación "inhumana". Las leyes penales han pasado a revistar distorsionadas de sus principios esenciales y orientadas hacia persecuciones ideológicas. Los presos políticos del régimen -esencialmente los casos de Patti y Smart- determinan la falta de escrúpulos para encarcelar seres humanos mediante la presión o complicidad de los jueces aquiescentes al poder de los Kirchner y los facciosos sentimientos de éstos. Néstor Kirchner no ha disimulado expresiones como: "Lo quiero preso... los quiero de rodillas... tendrá que probar su inocencia...".

LOS POBRES COMO MERCANCÍA

La pobreza aumenta y en la misma proporción las villas miseria. Las mentiras de INDEC llenan las anécdotas del humor sarcástico de los argentinos. La realidad nos muestra cómo los funcionarios y militantes K no pueden acercarse a sus pagos. Los matones y piqueteros próximos al régimen sólo se desplazan en barras precavidas y munidos de capucha y garrote.

Es usual entre los demagogos cultivar la chabacanería y la hipocrecía. Se manifiestan como filántropos de "los que menos tienen.". Pero actúan como adoradores del resentimiento trágico de los seres humanos sumidos en la ignorancia y la falta de recursos. Jamás les alcanzarán soluciones eficientes para sacarlos del pozo.

Se aprovechan de esa situación de los pobres para mantenerlos a su servicio personal en sus eventos políticos y en sus eventuales apoyos electorales. Practican una religión falsa de la sensibilidad por los pobres. Obtienen de ellos un lucro inmundo a través de dádivas que suele pagar el Estado y saben movilizarlos por un sándwich de milanesa y una gaseosa.

No se inmutan cuando se les recuerda que las tarifas subvencionadas del gas y la electricidad obligan a los pobres a consumir gas de garrafas. Una normal tarifa del gas provocaría inversiones en cañerías y expandirían el mercado del tendido de conductos para gas natural y este barato combustible llegaría fácil a todos los menesterosos. Eso lo sabe muy bien el ingeniero Cameron, pero el que manda es Néstor Kirchner y no quiere perderse el sucio negocio de los subsidios. Obsérvese como al mal lo hacen muy bien. Engañan a los pobres subvencionando a los ricos. Se las ingenian para que los pobres los voten pues los indujeron a creer que mantener artificialmente bajas las tarifas es una política popular y progresista. No quieren actualizar las tarifas por miedo a la inflación que provocaron a través del gasto público exacerbado.

Cuan distinto y exitoso hubiese sido un mensaje del Kirchner de Dubai anunciando al mundo un programa de inversiones de capitales acompañado de la más sólida seguridad jurídica, reglas de juego estables, intangibilidad tributaria y garantías de procesos arbitrales en las mejores plazas del orbe. Con esas políticas resulta fácil pagar cualquier dimensión de deuda en el ámbito internacional y no caer en las llamaradas arrasadoras de la inflación. Pero nada de eso se le ocurrió al aldeano prestamista dedicado a comprar edificios y terrenos en la lejana Río Gallegos y la lujosa Calafate.

El autor es abogado, periodista e historiador

epoblet@fibertel.com.ar

Gentileza en exclusiva para NOTIAR

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