viernes, 13 de agosto de 2010

EL TUERTO QUIERE A ALFONSÍN


¿POR QUÉ KIRCHNER QUIERE QUE ALFONSÍN SEA EL CANDIDATO RADICAL?

La posibilidad de un pacto Duhalde-Cobos sigue siendo una amenaza para la Casa Rosada.

Por Carlos Tortora (*)

Las últimas encuestas encargadas por la mesa chica de Olivos llevaron tranquilidad: el oficialismo marcha primero en intención de voto, con Néstor o Cristina como candidatos y, si las elecciones fueran hoy, llegaría a la segunda vuelta. La posibilidad de imponerse en primera vuelta con el 40% de los votos existe pero está lejana. Hoy por hoy, la hipótesis más probable es una segunda vuelta entre el kirchnerismo y la UCR. Pero a Kirchner no le es indiferente tener que enfrentar a Julio Cobos o a Ricardo Alfonsín.

El notable crecimiento de Alfonsín en las encuestas no preocuparía a Kirchner. Es más, la presidente acepto días atrás posar con él para los fotógrafos durante un acto oficial en Chascomús, un privilegio que no tuvo ningún otro dirigente opositor. Desde el multimedios oficial, la imagen del diputado bonaerense es tratada con esmero y sus declaraciones son difundidas. Por su parte, Alfonsín retribuye estas gentilezas. Anteayer se dedicó a contemporizar con la postura de Hermes Binner sobre las retenciones, sosteniendo: “El Gobierno nacional debe tener algún margen de libertad para modificar las retenciones sin consultar al Parlamento en caso de que se modifiquen las variables económicas”. En síntesis, todo indica que la embestida de aquél para asegurarse cuanto antes la candidatura presidencial de su partido no sólo no inquieta a los Kirchner sino que hasta parecen aceptarla.

Eligiendo al adversario

Esta actitud contemporizadora del matrimonio presidencial sería el reflejo de un firme propósito: evitar que Julio Cobos sea el candidato radical. Los sondeos confeccionados por la SIDE indicarían que, en una segunda vuelta, el vicepresidente sería un adversario mucho más difícil de vencer que Alfonsín. ¿Los motivos? Eduardo Duhalde tiene profundas vinculaciones con Cobos a través de Leopoldo Moreau y Enrique Nosiglia. Algo similar ocurre con Francisco de Narváez, un asiduo visitante del mendocino. En el ballotage, el peronismo federal podría movilizarse y hasta hacer campaña a favor de Cobos, que desde largo tiempo atrás viene hablando de un gobierno de coalición radical-peronista. En cambio los lazos entre el peronismo federal y Alfonsín son débiles y un acuerdo no parece probable. Además, no sería fácil convencer a los votantes peronistas de que deben apoyar a un Alfonsín. A lo anterior se le suma otra razón y es la mayor inserción de Cobos en el electorado independiente.

En otras palabras, los Kirchner estarían convencidos de que el bonaerense es el rival que más les conviene en segunda vuelta y les interesaría entonces que se imponga en la interna radical.

¿Y después qué?

Como es sabido, Kirchner no se resigna a aceptar las encuestas que, en forma unánime, dicen que perderá, casi contra cualquiera, la segunda vuelta. Para la batalla final el gobierno tendría previsto un giro de 180 grados en su actitud hacia Alfonsín. Los consultores oficiales creerían que una campaña sucia recordando la hiperinflación, la crisis energética, las sublevaciones militares y la entrega anticipada del poder que signaron la suerte del gobierno de Raúl Alfonsín tendrían un efecto demoledor sobre el electorado de más de 40 años de edad, que sufrió aquel trance. Se trataría entonces de una candidatura muy vulnerable a los ataques, aunque sea a través de la portación de apellido. En cambio Cobos resultaría un rival difícil de castigar, debido a su corta carrera política y su escaso compromiso con la historia radical.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Carlos Tortora por gentileza del Informador Público

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