jueves, 5 de agosto de 2010
PUTIMONIOS A LA CARTA
- ¡Siguienteee!
- Buenos días, queríamos pedir un turno para casarnos.
- ¿Nombres?
- Antonio y Juan Jiménez.
- ¿Jiménez? ¿Son familiares?
- Si, somos hermanos.
- ¿Hermanos? No pueden casarse.
- ¿Por qué no? ¿No están dando licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo?
- Si, a miles. Pero no a hermanos. ¡Eso es incesto! No me importa que sean ustedes homosexuales, pero sí que sean hermanos.
- ¿Homosexuales? No, nosotros no somos homosexuales.
- ¿No son gays? ¿Entonces por qué quieren casarse?
- Por los beneficios fiscales que reporta, por supuesto. Y además nos queremos. Por otro lado, no tenemos más pretendientes.
- Pero estamos dando licencias de matrimonio a parejas de gays y lesbianas a las que les ha sido denegada una protección equitativa ante la ley. Si ustedes no son gays, pueden casarse con una mujer.
- Un momento. Un gay tiene el mismo derecho a casarse con una mujer que yo. Pero sólo porque yo no soy gay no significa que me quiera casar con una mujer. Yo me quiero casar con Juan ¿Es que nos va a discriminar porque no seamos gays?
- De acuerdo, de acuerdo, aquí tiene su turno. ¡Siguienteee!
- Hola. Estamos aquí porque queremos casarnos.
- ¿Nombres?
- Abelardo Pérez, Mauricio Singue, Marta Posco y Matilde Venticuolo.
- ¿Y quién se quiere casar con quién?
- Todos nos queremos casar con todos.
- ¡Pero si son cuatro!
- Correcto. Verá, es que somos bisexuales. Yo amo a Abelardo y a Marta y Matilde y Mauricio me quiere a mi y a Marta, Marta me quiere a mi y a Matilde y Matilde quiere a Abelardo y a Marta. Casarnos todos juntos es la única manera que tenemos para expresar nuestras preferencias sexuales en el matrimonio.
- Lo siento, sólo estamos dando licencias a parejas de gays y lesbianas.
- ¿O sea que están discriminando a los bisexuales?
- No, lo que ocurre es que la idea tradicional es que el matrimonio es para parejas.
- ¿Desde cuando están ustedes siguiendo la tradición?
- Bueno, en algún sitio tiene que estar el límite...
- ¿Quién lo dice? No hay razón para limitar el matrimonio a las parejas.
Cuantos más amor, mejor. Además, ¡exigimos nuestros derechos! La Constitución garantiza la misma protección para todos bajo la ley. ¡Denos nuestra turno para casarnos!
- De acuerdo, de acuerdo, aquí la tiene. ¡Siguienteee!
- Hola, quería una licencia de matrimonio.
- ¿A qué nombres, por favor?
- Facundo Sarasa.
- ¿Y el otro?
- Sólo soy yo. Me quiero casar conmigo.
- ¿Casarte contigo? ¿Qué quieres decir?
- Bueno, mi psiquiatra dice que tengo doble personalidad, de modo que quiero que se casen mis dos Yos. Quizá entonces me rebajen los impuestos al hacer la declaración conjunta.
- Señor, qué día llevo...
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