jueves, 4 de noviembre de 2010
DE MUERTES Y LEGADOS
Por el Dr. Gustavo Aramburu
La totalidad del oficialismo, el canal oficial y una importante cantidad de medios adictos se empeñan en exhibir a Kirchner como una suerte de nuevo CHE, de alguien que se inmolo en su lucha a favor de la justicia, contra los poderosos y las mafias. Con esta idea de transfondo, este dolor para una importante cantidad de gente, lejos esta de aplacar el rencor y el resentimiento frente a quienes no coincidían con el en vida, el criterio de adversario devenido en enemigo va in crescendo.
El kirchnerismo tiene claramente dos caminos disímiles, uno se inscribe en retornar el camino de la política clásica, el otro esta inspirado en la épica setentistas. Una prefiere la conversación de la política, el consenso y la otra opta por la violencia tácita de los hechos consumados. En estas formas se inscriben Carlos Zannini,Oscar Parrilli, y el diputado Carlos Kunkel, a estos, Kirchner los consideraba consejero indispensables y esto ha sido heredado por Cristina.
Para estos consejeros, lo que esta en marcha es un proceso revolucionario, que tiene un mártir, debe avanzarse profundizándose el modelo haciendo caso omiso a cualquier disenso el mismo resulta reaccionario y diríamos retardatario.
La escenografía del sepelio dio muestras del fundamentalismo, la humillación a la que fue sometida la oposición que concurrió como un gesto humano e institucional a brindar sus condolencias fue un retroceso de cuarenta años en nuestra cultura cívica.
La humillación, hay que recordarlo, es uno de los recursos de los que se ha valido el kirchnerismo para hacer sentir a los otros su rigor.
Miles de personas, entre ellos muchos jóvenes, muchas espontáneas y otras tantas movilizadas, desfilaron por la Casa de Gobierno; también es cierto que gran parte de la ciudadanía no alteró el ritmo normal de su vida cotidiana. Una enorme mayoría social optó por cumplir con los menesteres de todos los días: respetó sus horas de trabajo, fue al banco, consultó con su médico, departió con amigos en un café, hizo las compras necesarias y no cambió el decurso natural de la vida.
Días difíciles nos esperan si se persiste en la idea de que en la sociedad argentina hay réprobos y elegidos, si el maniqueísmo y el talibanismo triunfan.
Con todo respeto a los que sufrieron la perdida de su líder, confieso que como legado prefiero el que dejara otro ex Presidente en su discurso al cumplirse 25 años de la democracia “ la intolerancia, la violencia, el maniqueísmo, la compartimentación de la sociedad, la concepción del orden como imposición y del conflicto como perturbación antinatural del orden, la indisponibilidad para el diálogo, la negociación, el acuerdo o el compromiso, han sido maneras de ser y de pensar que echaron raíces a lo largo de generaciones en nuestra historia. Y que por cierto, constituyen todavía hoy una de las principales rémoras y déficit con las que carga nuestra democracia”.
Quizás por eso, una marea heterogénea de gente lo acompaño respetuosamente, ningún adversario por mas enconado, por mas injusto que haya sido con el, fue materia de escarnio ni humillación, ese es el mejor legado el de la definitiva unión de los Argentinos.
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