jueves, 4 de noviembre de 2010
MALMODELO
UN MAL MODELO
Por Jorge Omar Alonso
Como escribió la columnista de Clarín Susana Viau, la capilla ardiente fue una ceremonia singular en su descortesía.
A ningún dirigente opositor le fue permitido acercarse a presentar condolencias.
Y finalizaba su artículo diagnosticando que esa actitud posiblemente sea la impronta de los tiempos que vienen.
Sin embargo nada de esto es extraño en el universo del gobierno.
Los Kirchner no se han destacado nunca por el ejercicio de la tolerancia y los buenos modales, ante quienes para ellos representan al “enemigo”.
Muchos analistas se preguntan inútilmente si cambiará este modo de hacer política, ahora que se ha ausentado el gran transgresor. Quien durante tantos años demostró un desdén casi enfermizo por las instituciones.
Kirchner ha dejado su impronta marcada en cada uno de quienes, a partir de ahora deben proseguir en el ejercicio del gobierno.
Nada ha de cambiar.
Más aún, el “modelo” se ha de profundizar.
Tomar el camino en contrario, de la concertación, del consenso, equivale para el régimen a debilidad.
En tiempos difíciles se hace necesaria la unión de toda la dirigencia política, incluidos gobernantes.
Es innegable que la ausencia del líder que lo abarcaba todo, ha dejado un vacio en el gobierno lo que hace presumir cierta debilidad.
Para conjugar esta situación se hace necesario convocar a todo el arco político, en pos de conjugar políticas que saquen al país de un innecesario riesgo.
Y no significa debilidad llegar a una concertación con la oposición.
Los enfrentamientos de opiniones solo se pueden resolver a través de la comprensión y la tolerancia recíprocas.
No ha de ser así como este Estado polémico, agonista, regido por procedimientos que prevén todas formas de conflictos, ha de encarar la solución de probables crisis.
Ya lo afirmó la Presidente en ocasión de la despedida a su esposo en Rio Gallegos: “No vamos a cambiar justo ahora”.
Esto equivale a reforzar su liderazgo acentuando las características intolerantes y excluyentes, en esa actitud cerril tal como se ha manejado el régimen en estos siete años de gestión.
Ha sido así su concepción de la política practicada de conformidad al concepto de “amigo-enemigo”, política orientada a agregar y beneficiar a los amigos y a disgregar los enemigos.
Pero también el kirchnerismo ha sabido desarrollar lo que puede llamarse Estado neopatrimonial.
Toda su gestión de gobierno presenta las características de tal concepto: describe un modo de dominio ejercido por el “príncipe”, “en virtud de un derecho personal absoluto” (Weber)
Vale decir en este tipo de situación el ámbito político se torna patrimonio del gobernante, el personal administrativo queda en deuda con él y el proceso de decisiones queda sometido a su poder discrecional.
Este es el modelo aplicado en estos últimos siete años del más puro y absoluto kirchnerismo.
Modelo de intolerancia, revanchismo, odios varios y de división de la sociedad.-
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