lunes, 8 de noviembre de 2010
IDUS DE OCTUBRE
DESPUÉS DE LOS “IDUS” DE OCTUBRE
Por el Lic. Claudio Valdez
En el antiguo calendario romano “idus” señalaba también la fecha del 15 de octubre. Para La Argentina este mes resulta históricamente significativo por algunos acontecimientos que signaron su destino político: en 1812 José de San Martín, jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo, exigió la definición republicana que dio inicio al Segundo Triunvirato y a nuevos principios que finalmente fueron plasmados en la Constitución Nacional Argentina. El 17 de octubre de 1945 el coronel Juan Domingo Perón, mediante masivo apoyo popular manifestado en exteriorización callejera se postuló para presidente de la nación, previa solicitud de su “retiro militar” al Comando en Jefe del Ejército que exigía su exclusión política.
Así se inició un período en que “el justicialismo” por casi treinta años incidió en el gobierno del país con intervención directa o indirecta de su fundador. Posteriormente a la muerte de “aquel conductor” el régimen político electoral resultó desquiciado por conflictividad, terrorismo, ataques subversivos, inoperancia administrativa e incapacidad dirigencial y concluyó en un nuevo gobierno “de facto”. Recuperado el orden constitucional a partir del año 1983, los intereses alineados por el justicialismo lograron mantenerse en las preferencias populares llegando alternativamente a constituirse en primera minoría y en mayoría gobernante.
El 27 de octubre de 2010, hallándose en ejercicio del poder “un falseado justicialismo” que a pesar de dolos y fraudes resultó avalado por la “Justicia Electoral” y la “Corte Suprema de Justicia de la Nación”, falleció el pervertido jefe de una facción que arrogándose la continuidad del “movimiento popular” estafaba con reiteración la voluntad ciudadana desde hacía más de siete años. Nestor Kirchner dejaba de existir y con esta novedad el destino de la patria reinició otro período tan incierto como muchos de su penoso pasado, pero con renovadas posibilidades de recuperación institucional, seguridad jurídica, concreto desarrollo económico, honesta inclusión social, expansión laboral cierta, verdadera superación de la pobreza, bien común sin exclusiones para todos sus ciudadanos y, quizás, posible pacificación entre adversarios por pasiones ideológicas.
Es cierto que “Cristina”, esposa, socia y férrea colaboradora del dirigente muerto todavía tiene por delante un nuevo año para desempeñarse como Presidente de la Nación, pero la ausencia del “genio” de su consorte admite algunas expectativas más optimistas para el necesario mejor futuro. Por supuesto no es prudente omitir que las fuerzas centrípetas del “sistema” que ellos supieron conformar orientará el accionar hacia la preservación de los despropósitos logrados pero, como solían señalar los ancestrales griegos, “la justicia pródiga en castigos” propiciará la suerte merecida por nuestra sociedad y develará las incertidumbres en los meses venideros.
Por lo pronto, desde el mismo funeral fueron observables como malos indicios: el bloqueo a la asistencia de adversarios políticos que el oficialismo considera como “enemigos”, la aceptación diferencial para quienes se identificaran como militantes, contraculturales y alcahuetes en desmedro de los simples ciudadanos; además de las preferencias prodigadas a presidentes y embajadores “filomarxistas” caracterizados por ser promotores de conflictos regionales e internacionales.
La “puesta en escena” de renovadas agrupaciones de “estúpidos imberbes”, coreando consignas ante el sarcófago del muerto que nadie pudo ver, promete mayor intolerancia y revanchismo por lo que el panorama se manifiesta nefasto.
En conclusión, resultó aprovechada “la muerte de otro dirigente” con finalidades de propaganda política. Sus interesados seguidores pretenden hacer creer a desprevenidos e ingenuos que “la pérdida” debe ser reemplazada por quienes puedan mantener y “profundizar el modelo” que desde hace años viene perjudicando a la ciudadanía, lo que les permitiría continuar beneficiándose en detrimento del bien común y del destino de la nación.
Por la misma causa se intensifica la demagogia difundiendo con insistencia pretendidas realizaciones oficiales, se acapara el empleo de medios masivos de comunicación y se amenaza con sutiles recursos o mediante llana brutalidad a quienes no se avengan a la dictadura de sus disposiciones. Se quiere ignorar que los gobernantes que transgreden las libertades de sus gobernados finalmente pierden la legitimidad y además, aquella sabia observación que previene “la violencia engendra violencia”.
Nada de esto es extraño en nuestro país, salvo que el régimen político “representativo republicano federal” no debería padecer estas “regresiones arcaicas” indicadoras de involución social, política y económica provocadas por malos dirigentes y festejadas por peores gobernados.
Si como opinó algún analista, la política de nuestro país “se reacomoda en la continuidad” queda en claro que seguimos perdiendo el tiempo, oportunidades y bienestar. El poeta y político argentino José Hernández supo así expresarlo:
Procuren de no perder
Ni el tiempo ni la vergüenza.
Como todo hombre que piensa,
Procedan siempre con juicio;
Y sepan que ningún vicio
Acaba donde comienza.
( Martín Fierro. verso 7042)
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