lunes, 28 de febrero de 2011

LA LUCHA


LA LUCHA POR LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL NO TERMINÓ

Scioli, con más posibilidades que CFK para ganar en primera vuelta

Por Guillermo Cherashny

Daniel Scioli lleva adelante el seguimiento permanente de una serie de encuestas. Según trascendió en fuentes platenses, sus especulaciones se centralizan en un número mágico: el 30%. Éste sería hoy el techo de la intención de voto a CFK para las elecciones de octubre. Obviamente, esta cifra puede modificarse en menos si la inflación sigue haciendo estragos entre la población o en más si la misma disminuye, lo cual es improbable. Aunque en forma reservada, el equipo de Scioli sigue haciendo cálculos para su candidatura presidencial en función justamente de que los números de Cristina no son, en realidad, lo que aparentan las encuestas ordenadas por el kirchnerismo. Es que, si el ex motonauta fuera el candidato, podría llegar a unificarse el peronismo. Esto es, Sergio Massa o Francisco De Narváez podrían ocupar la candidatura a gobernador y aliarse con Mauricio Macri para que éste acepte disputar su reelección en la Ciudad.

Un cambio de actitud

Pero es evidente que este escenario de máxima para Scioli por ahora es sólo un proyecto. La realidad cotidiana del gobernador es soportar el asedio del trío compuesto por León Arslanián, Nilda Garré y Horacio Verbitsky. La estrategia seguida por este grupo consistió en utilizar la famosa aproximación indirecta del inglés Lidell Hart. Esto es, el ataque a los distintos aliados del gobernador antes de embestir frontalmente contra él. Así consiguieron expulsar del gobierno a Joaquín “Chango” Da Rocha, el ex Procurador General del Tesoro, que militó siempre en el peronismo renovador y que quedó en la mira de Verbitsky. Éste, en su campaña de descalificación, aplicó una vez más los manuales de inteligencia que estudió durante en proceso militar, en su carrera como doble agente, es decir, como personal civil de inteligencia de la Fuerza Aérea. En este caso, la fuente del “Perro” -como se lo conoce en la jerga política- fue la fiscal Mónica Cuñarro, ex esposa de Da Rocha, cuyo matrimonio terminó en un divorcio conflictivo. A Da Rocha se lo acusó entonces de jugarse por la candidatura de Scioli presidente. A este episodio le siguieron después otros ataques indirectos, como el anuncio intempestivo de Cristina acerca del envío de 6000 gendarmes al conurbano, una especie de intervención federal, de la cual Scioli se habría anoticiado por los medios. Pero el ultrakirchnerismo empezó a golpear frontalmente a partir del acto de la semana pasada en la Legislatura, que fue organizado por el CELS, con la presencia de Verbitsky, Martín Sabbatella, Roberto Baradel y Fernando “Chino Navarro”, con el objeto de cuestionar la política de seguridad bonaerense. A partir de allí, el sciolismo habría tomado nota de que el cristinismo tiene serias dudas de alcanzar el 40% que le permitiría ganar en primera vuelta. Por esto, necesita la colectora de Sabbatella y tal vez una segunda con Massa-Bruera. El disparatado conflicto con los Estados Unidos por el avión de la USAF es otra señal de a qué extremos está dispuesto a recurrir el cristinismo en su ofensiva final. Acorralado, el gobernador está intentando resistir a partir de ponerse firme en su política de seguridad.

No es fácil -por muchas razones- que esta firmeza se convierta en ruptura. Pero lo cierto es que hoy Scioli se está adentrando en un territorio desconocido que se ubica entre la rebelión y el acatamiento

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