viernes, 25 de febrero de 2011

UN GRANDE


este viernes, a 233 años de su natalicio
Se conmemora un nuevo aniversario del nacimiento del General José de San Martín
El prócer más importante de nuestro país nació en la localidad correntina de Yapeyú el 25 de febrero de 1778. Creador del Regimiento de Granaderos a Caballos y protagonista de la inigualable gesta del cruce de los Andes, liberó de la corona española a la Argentina, Chile y Perú.

Los argentinos celebramos este viernes un nuevo natalicio del más importante de sus próceres, el general José Francisco de San Martín, quien como patriota y militar garantizó la independencia de la Argentina, la de Chile y la del Perú, sin que en su extensa labor libertadora haya alzado jamás la espada para combatir a "sus paisanos", como escribió en una carta al enterarse del recrudecimiento de la guerra civil en 1829.

Sin la acción libertadora del Ejército de Los Andes, las Provincias Unidas del Río de la Plata no habrían podido garantizar la independencia del reino de España, que desde el territorio del Virreinato del Perú seguían hostigando al Estado que en mayo de 1810 había decidido proclamar su libertad.

San Martín nació en la localidad correntina de Yapeyú el 25 de febrero de 1778. Cuando partió a su definitivo exilio, en 1824, a los 45 años, ostentaba el grado de General de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Capitán General de Chile y Generalísimo del Perú, títulos que había ganado en los campos de batalla de Sudamérica.

A los siete años, la familia de San Martín había viajado a España, donde estudió y luego se incorporó al ejército de la corona.

Tras la invasión napoleónica en 1808, el joven oficial tuvo dos actuaciones destacadas: una en la batalla de Bailén y la otra en la de La Albuera. Por su labor, fue ascendido a teniente coronel.

A los 34 años, en 1812, regresó al país y el Directorio reconoció su grado militar y le pidió que organizara un destacamento, mandato que cumplió y que denominó Regimiento de Granaderos a Caballo, que hoy es la custodia del Presidente de la Argentina.

El bautismo de fuego de Granaderos se produjo el 3 de febrero de 1813 en la batalla de San Lorenzo, Santa Fe, donde puso en riesgo su vida para tratar de demostrar que era argentino, antes que ex oficial del ejército español.

Allí, un correntino recibió dos bayonetazos cuando San Martín estaba caído y debajo de su caballo. Por esa acción, el jefe de los Granaderos lo ascendió post morten, y desde entonces se lo recuerda como el Sargento Cabral, soldado heroico.

Al año siguiente, el Directorio de las Provincias lo nombró jefe del Ejército del Norte, donde reemplazó al general Manuel Belgrano.

Durante ese período es que San Martín llega a la convicción que por el camino del Alto Perú no se podía echar a los españoles de América. Había que pensar en otra vía.

Esa otra opción no era otra que el cruce de los Andes, tarea nunca intentada por nadie y con un sólo antecedente histórico: el del cartaginés Aníbal, quien cruzó los Alpes con sus elefantes y sorprendió a Roma.

La cadena de los Alpes fue un desafío menos importante, desde lo geográfico y climático, que el que debía enfrentar el Ejército organizado por San Martín.

Después de presentar el plan, el Directorio lo designó gobernador de Cuyo, con asiento en Mendoza, adonde llegó en 1814. A las 36 años, San Martín se paraba delante del mayor obstáculo geográfico jamás abordado para tratar de echar a los españoles del continente, la Cordillera de los Andes.

Desde la gobernación de Cuyo, San Martín desplegó la acción política para reunir a las milicias cuyanas, a los refugiados chilenos y pedir a los diputados reunidos en el Congreso de Tucumán que declararan la independencia, hecho que ocurrió el 9 de julio de 1816.

A la base de El Plumerillo llegaron militares como Juan Gregorio de las Heras, el chileno Bernardo de O"Higgins y otros destacados hombres de armas que se pusieron al servicio de lo que se conocería como el Ejército Libertador.

El 17 de enero de 1817, el Ejército de Los Andes comenzó el cruce de la cordillera por seis pasos distintos y sus soldados no terminaron su labor independentista sino hasta el 9 de diciembre de 1824, cuando las tropas americanistas vencieron a los realistas en la batalla de Ayacucho.

En su arenga a las tropas, entre los que había militares argentinos que habían llegado con San Martín al Perú, el mariscal Antonio José de Sucre dijo "íSoldados! De los esfuerzos de este día depende la libertad de la América del Sur. Otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia".

Esa "constancia" a la que aludió Sucre había comenzado en el extremo sur de América por el Libertador José de San Martín y, en el norte, por el otro gran patriota latinoamericano, Simón Bolívar.

San Martín se exilió en Francia con su hija Mercedes, jamás se prestó a ser parte de las luchas intestinas de la joven Argentina, acaso, porque, como nadie, había percibido que su tarea era preservar esta Patria de las acechanzas externas.

A 233 años de su nacimiento, los argentinos se lo reconocen.

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