lunes, 28 de febrero de 2011

TOQUE DE ATENCIÓN


LOS SUCESOS DEL MUNDO ÁRABE DEBERÍA SER UN LLAMADO DE ATENCIÓN PARA LOS GOBIERNOS AUTORITARIOS

Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl

Las sorpresivas revueltas populares en el mundo árabe, despertaron una ola de júbilo y a la vez de preocupación, no solo en el resto de las naciones árabes, sino también en el resto del mundo, particularmente en EE. UU., Israel y Europa.

Entre las primeras, de júbilo, Túnez, Egipto, Yemen, Libia, Bahréin, sociedades sometidas autoritariamente por muchas décadas,

Dictadores con muchísimos años en el poder, Túnez 21 años, Egipto 30 años, Libia 42 años, Yemen 32 años, con vida fastuosa semejante a la de los antiguos faraones y acumulación de enormes fortunas de miles de millones de dólares al frente de un pueblo empobrecido pese a las enormes riquezas de sus países.

La inmolación de un joven vendedor callejero tunecino fue el detonante que empezó a propagar en el Norte de África una demanda de mayor democracia. Desde ese país empezó a soplar un aire de libertad, desconocido o reprimido hasta la actualidad, exigiendo mayor libertad y justicia social.

En cambio en aquellas naciones árabes en la cual ese movimiento libertario aún no se había propagado, la preocupación de sus gobernantes es la de impedir que ese viento de libertad amenace la estabilidad de sus gobiernos.

Hay tres características particulares en este fenómeno insurreccional:

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Que fue prácticamente espontáneo y se propagó tan rápidamente de un país a otro gracias a la moderna tecnología de las comunicaciones, fundamentalmente de internet.
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Fue básicamente llevado a cabo por grupos de jóvenes, tanto cristianos como musulmanes, lo que hace presumir que hasta ahora, no tiene raíces religiosos.
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Que no fue originado por motivos antinorteamericanos o en contra de Israel.

La preocupación de EE.UU. y de Israel es que estas revoluciones no se radicalicen o caigan en manos de las diferentes corrientes extremistas musulmanas que amenacen la estabilidad de la región.

Europa por su parte si bien celebra y apoya este proceso de renovación, le preocupa la posibilidad de una inmigración masiva agravando este de por si, grave problema en la mayoría de sus países.

Pareciera que en los comienzos de este nuevo milenio, a consecuencia la globalización de nuestro mundo, los pueblos toman conciencia que son dueños de sus destinos y pueden cambiar el rumbo político dado por sus gobernantes.

Las revoluciones que están teniendo lugar en el Medio Oriente son un claro ejemplo de ello y permiten suponer que las demandas de cambios políticos y sociales podrían llevar a un mayor bienestar de la población.

Estos movimientos exigiendo una mayor y mejor democracia, pueden también extenderse a países fuera de Medio Oriente y de África.

Debería ser un factor a considerar por los gobiernos autoritarios de todo el mundo. Es casi una deducción lógica, que tanto en Cuba como en Venezuela, estos movimientos espontáneos son una posibilidad cierta.

El empobrecimiento de Venezuela y Cuba y su atraso en el desarrollo económico y social es una consecuencia directa del autoritarismo y personalismo de sus gobernantes.

Salvando la distancia, hace un par de años atrás, en una visita a varios de los países mencionados, entre ellos Libia, nuestra presidente se identificó con el dictador de ese país. Expresó en esa oportunidad que "Al igual que el líder de la nación libia, hemos sido militantes políticos desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes y con un sesgo fuertemente cuestionador del statu quo".

¿Será por ello que ante los cientos, tal vez miles de muertos de la violenta represión, verdadera masacre, que actualmente Khadafy está llevando a cabo contra su pueblo, sea precisamente para mantener su propio status quo?

¿Será por ello que no se escuchó una enérgica y firme condena de nuestro país a la sangrienta represión que se efectúa mediante mercenarios y bombardeando con la aviación a los manifestantes?

¿O será una torpeza más de nuestro inepto e incalificable Canciller Héctor Timerman?

Sabemos la preferencia y simpatía de Cristina por dictadores, tiranos (por supuesto de izquierda), revolucionarios, extremistas y terroristas.

Pero, nuevamente su postura está en contra del sentir de los argentinos y del mundo civilizado. Además por las tensiones y el profundo malestar existente en el país, debería pensar que lo ocurrido en Medio Oriente, podría también tener lugar en la Argentina.

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