
¿EL KIRCHNERISMO PREPARA UNA EMBESTIDA CONTRA LA CÚPULA DE LA CGT?
Siempre en crisis, la alianza CFK-Moyano parece indisoluble
Por Guillermo Cherashny
Analistas políticos muy informados especulan sobre una posible ruptura política entre Cristina Fernández y Hugo Moyano. Esto incluye la posibilidad de que la justicia adicta al gobierno ordene la detención del líder camionero y de Gerónimo Venegas por la llamada causa de la mafia de los medicamentos. Una manera sumamente escandalosa de sacarse de encima los continuos aprietes del jefe de la CGT. En notas anteriores señalamos que la denominada “cultura del apriete” fue instalada originalmente por Néstor Kirchner y que luego Moyano adoptó el mismo método para ganar más afiliados en detrimento de otros gremios, mientras Kirchner ganaba adeptos políticos. La alianza indestructible entre los dos les garantizó a los dos gobiernos kirchneristas la tranquilidad social. Claro está que un ciclo económico de crecimiento de ocho años -con solo uno recesivo- fue la verdadera causa de que se pudiera gobernar sin paros generales.
Interminable pulseada
Los enfrentamientos entre Kirchner y Moyano empezaron a principios del 2010, cuando el líder camionero empezó a avanzar hacia posiciones políticas y además a bloquear en demasía plantas fabriles con el fin de obtener más y más afiliados. Moyano mencionó además el “capitalismo de amigos”, lo que molestó al santacruceño. Todo esto el camionero lo compensaba con ataques al grupo Clarín, multimedio que lo empezó a investigar después del asesinato del tesorero del gremio Abel Beroiz en Rosario.
La escalada sindical alcanzó un pico el 17 de octubre pasado. Moyano llenó River y se preguntó por qué un obrero no puede ser presidente, lo que fue retrucado por CFK. La cadena de desencuentros continuó hasta que dos meses atrás alcanzó un pico máximo de tensión cuando apareció el exhorto del ministerio público suizo pidiendo que se investigue a los Moyano por supuesto lavado de dinero. La acción, según los sindicalistas, habría sido motorizada por el gobierno y entonces Moyano dispuso un paro general del transporte que finalmente desechó cuando la justicia local durmió el exhorto suizo y se tranquilizaron las cosas.
Cuando Moyano anunció el acto del 29 de abril en la 9 de julio pasado deslizó que quería imponer el vice de Cristina o el vice de Scioli y un tercio de los lugares en las listas de diputados y senadores. Pero CFK replicó no yendo al acto -seguramente prefirió ver la boda real- y optó por enviar a la 9 de julio a casi todo el gabinete. En el acto Moyano repitió sus exigencias y el gobierno reaccionó con frialdad. La presidente convocó finalmente el lunes pasado a la Casa Rosada a la plana mayor de la CGT para hablar del pacto social.
Como un capítulo más de una pulseada interminable, ahora circula la versión de que, después de octubre, CFK impulsaría una revuelta de caciques sindicales para voltear a Moyano y designar en su reemplazo a Gerardo Martínez, líder de los obreros de la construcción. Otras fuentes indican lo contrario, que el gobierno necesita a Moyano para el 2015 y que lo más probable es que el matrimonio por conveniencia dure hasta el final del kirchnerismo.



















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